Premios Goya

Nunca se sabe cuándo o dónde va a saltar la liebre, ayer durante la entrega de los Premios Goya, que celebraban su XXV edición, saltó y lo hizo a través de un magnífico discurso del presidente saliente de la academia del cine español. Un discurso de poco más de seis minutos, en los que Alex de la Iglesia dio una auténtica lección de amor por la libertad, puso en valor el papel social de nuestro cine y sentó las bases de una nueva visión para gestionar el mercado cinematográfico. Desde siempre los creadores han sido gente sospechosa para el Poder (con mayúscula, si señor). Los creadores siempre se han caracterizado por ser individualistas, seres libres, incluso libérrimos y poco dados a ser gregarios; por tanto gente molesta y peligrosa. Ganado duro y rebelde, poco amante de riendas y bocados. En ese sentido, también desde siempre, el poder ha intentado silenciar su voz, unas veces persiguiéndolos a muerte y otras comprando con el oro de todos, su voluntad. Pero los que tienen inscrit...