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Mostrando entradas de marzo, 2013

No soy de nadie, pero apoyo al PP

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Con estos nos jugamos los cuartos Ayer escribía sobre el cambio habido entre las gentes que votaron en las últimas elecciones al Partido Popular y los dividía en dos grupos. Señalaba la existencia de un grupo importante que ante lo que estaba sucediendo habían abjurado del sentido de su voto y estaban frontalmente en contra del gobierno de Mariano Rajoy y de otro grupo, el núcleo de los más fieles, que a pesar de la situación y de la actuación del gobierno mantenían su apoyo y que necesitaban, según mi particular criterio, que Mariano Rajoy adoptará una serie de medidas para mantener su fidelidad al proyecto del PP. Las reacciones fueron variadas, hubo gente que se identificó con el primer grupo y dijo aquello de “me engañaron y no los pienso volver a votar jamás”, los que afirmaron exactamente  lo contrario y también hubo gente que no votó ni votará al PP en la vida que aprovechó el artículo y se apuntó a la fiesta, para llevar el agua a su particular molino ideológ

Los nuestros ya no son tan nuestros

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Ellos deben decidir... Cunde poco a poco el desánimo en un colectivo, al que llamaré la derecha sociológica española, aunque sepa que muchos individuos a los que encuadro dentro del grupo no responden al mismo perfil ideológico. Para que nos entendamos, cuando me refiero a la “derecha sociológica” hablo de aquellos ciudadanos que en las pasadas elecciones generales, que tan lejanas parecen, votaron al PP.  En ese colectivo destaca un grupo muy importante cuyos componentes tenían puesta su fe, una fe radical, la fe del carbonero, en los poderes taumatúrgicos de Mariano Rajoy que parece iban a solucionar lo del paro, el aminoramiento del déficit, la falta de liquidez bancaria, la desconfianza de los inversores  o de los mercados si lo prefieren, el mosqueo de la UE y todo lo demás, en menos tiempo que el que tarda en persignarse un cura loco o  para los que lo religioso no termina de convencer, en menos tiempo que necesita Benjamín Sinclair Johnson, Ben Johnson para los

Ada Colau, los escraches y la inversión internacional

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Hay quien trabaja para que se invierta en España Suerte tiene esta sociedad contando con mujeres como Ada Colau, que siendo como es profundamente democrática, solidaria, pacífica y pacifista, partidaria del diálogo y del consenso, es capaz de sacrificar sus principios para hacer frente a la marea de la derechona y se aplica a diario, con íntima repugnancia moral, a meterle las cabras en el corral y ajustarle las cuentas a la vil canalla de los diputados peperos que como todo el mundo conoce son el enemigo a batir, aunque para ello tenga que emplear las armas del insulto, la amenaza y la coacción, con lo que eso hiere y molesta a la fina sensibilidad de la pobre Ada. Y gracias a este activo - ¡coño! iba a decir moral - ustedes perdonen, quería decir ético, ético, progresista y solidario para ser preciso. Como les decía gracias a la Colau vamos a poder defendernos del ataque de los inversores extranjeros, unos monstruos   que han sido capaces de invertir desaforadamente