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Mostrando entradas de abril, 2020

Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad

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Ayer los del gobierno social comunista nos colocaron la milonga de lo del Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad, un nombre rebuscado y que suena bonito como dije, pero que no tiene un pase. No es un plan porque no fija el qué, ni el cómo, ni el cuándo, en todo caso y siendo muy generosos podríamos conceder que es una declaración de intenciones, que parece escrita con la idea que las cosas no queden muy claras  y que en nada compromete al gobierno en cuestión de fechas ni territorios, supongo que achacarán la falta de claridad y concreción a que la pandemia es un fenómeno dinámico y con esas cosas tan cambiantes no hay manera de prever nada. No puedo menos que preguntarme si los meteorólogos tienen una bola de cristal milagrosa porque si de lo que estamos hablando es de fenómenos dinámicos, la meteorología brega con bastante éxito con una fenomenología de las más inestables que yo conozca y no los he oído quejarse de ello.  El excusarse por el dinamismo de la pa

Pedro Sánchez juega a la ruleta rusa con la desescalada

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El lunes Pedro Sánchez anunciaba que iba a proponer un Decreto de Estado de Alarma “rebajada”, es de suponer después de escucharlo este martes que se refería a adoptar una serie de medidas para la desescalada que, lo que son las cosas de la utilización de la semántica para vestir al santo, hoy se llama “Plan para la Transición hacia una Nueva Normalidad”, un nombre más largo que un día de confinamiento sin Internet ni televisión y es que a este gobierno le encantan los títulos rimbombantes y son más cursis que una perdiz con ligas. En ese plan para la transición hacia una nueva normalidad el gobierno ha decidido, como no podía ser de otra manera, que la desescalada sea gradual, asimétrica y coordinada, que está muy bien porque es lo lógico. La han organizado en cuatro fases, lo que crea  dudas sobre su duración, porque una fase ¿Cuánto dura? una semana, un mes, un año, parece que no saben qué es lo que va a pasar, ni cuánto tiempo exactamente pueden durar cada una de esas  f

El virus ideológico mata la humanidad de la izquierda

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Las lagrimas son el lenguaje mudo del dolor No hay otra explicación, además del coronavirus que nos ha matado a bastantes más de los 23.000 muertos oficiales, otro virus infecta las mentes de muchos de los componentes de la izquierda española, que se muestra incapaz de reconocer la tragedia humana que supone el pavoroso número de muertos y enfermos que estamos sufriendo los españoles. Han decidido cerrar sus almas a la compasión, no sienten el menor dolor porque para ellos, por encima de la humanidad, de la sensibilidad, está la defensa partidista de este gobierno que incapaz de combatir con eficacia a la epidemia, ha decidido ponerse a la defensiva, ocultar el número de fallecimientos desde hace tiempo y ahora embarrar las cifras de contagiados, porque las estadísticas les perjudican y por eso ellos y sus partidarios tratan a los muertos y a los enfermos como unas cifras molestas que hay que procurar ocultar tras las cortinas de humo que lanza la agitación y propaga

O todos moros o todos cristianos

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Marlaska teme a los musulmanes Cuesta trabajo admitir que la miseria moral de la que hace gala este gobierno crece a cada día que pasa, resulta increíble pero es así. No hay nada que no sean capaces de pisotear en aras de mantenerse en el machito, están convencidos que nada les va a perjudicar electoralmente porque sus votantes han adquirido la inmunidad del rebaño que les permite ignorar la verdad. La zurda está vacunada para resistir a cualquier cuestión que contradiga lo que afirman “los suyos”. Hace unos días en la redes sociales muchos ciudadanos se quejaban de que la Policía había irrumpido en una iglesia y había ordenado detener una misa, acogiéndose a las normas que impone el Decreto del Estado de Alarma,  había juristas que explicaban los límites del decreto que, de acuerdo a su experta opinión, desautorizaban la actuación policial, mientras otros  expresaban su descontento porque les constaba que la policía había permitido actos religiosos públicos a ciudadanos musu

Rectificar es de sabios...

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…Eso dicen algunos últimamente, cuando pretenden defender los bandazos y las contradicciones de este gobierno. A mí lo de que rectificar es de sabios, siempre me ha parecido una afirmación un tanto aventurada, dirigida en todo caso a aplaudir la capacidad para la rectificación. Es cierto que quien reconoce los errores propios tiene que hacer un ejercicio de autocrítica y de humildad que en ocasiones merece el elogio; pero como todo en este mundo las rectificaciones y su mérito tienen un límite.  Una cosa es que uno se vea obligado a reconocer que ocasionalmente ha cometido  un error y otra muy distinta es que haya quien se pase la vida rectificando porque su capacidad para cometer errores es casi infinita. Por mucho que se rectifique no creo que haya nadie en sus cabales que sostenga que esa cadena de correcciones merezcan elogio alguno. Amigos míos el que se pasa la vida reconociendo errores no es un sabio, muy probablemente sea un perfecto imbécil. Eso es lo que pensé cu

Cuidado, Pedro Sánchez no sabe lo que hace

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Los años del hambre Mientras el gobierno impulsado por su necesidad de crear noticias “positivas” nos tiene a todos entretenidos con el desconfinamiento de los niños y la desescalada del encierro de los mayores, la realidad, que es muy tozuda, desmiente frontalmente ese clima de moderado optimismo que se pretende inocular en las conciencias de los españoles. Las cifras no son todo los buenas que cabría esperar, más de tres mil nuevos infectados al día, sigue siendo una cifra muy mala, pero Pedro Sánchez presionado por sus  errores siente la necesidad de darnos algo que nos consuele. Los expertos están en desacuerdo con las medidas que propone el gobierno que está jugando a la ruleta rusa con nuestra salud. Nadie sabe lo que va a pasar, lo dicen los epidemiólogos, porque falta información y esa información sólo la puede dar el testado masivo de la población, que por mucho que mienta el gobierno, no se está haciendo; ni siquiera ha comenzado el estudio de seroprevalencia

Los socialistas sólo acertaban cuando rectificaban, ahora ni eso.

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En el lenguaje gestual taparse la boca significa que se está mintiendo Este martes el gobierno rectificó dos veces en cinco horas la decisión que había tomado en Consejo de Ministros que establecía las medidas para que los menores de 14 años salieran a la calle. No sé a quién se le ocurrió la idea de que lo mejor para los niños es que acompañaran a uno de sus progenitores cuando éstos fueran a comprar a Mercadona, a la farmacia o a los bancos. Se le ocurriera al genio que se le ocurriera, lo grave es que el Consejo de Ministros aprobó el disparate. Resulta incomprensible que en ese Consejo con overbooking de ministros y vicepresidentes no hubiera alguien con dos dedos de frente que se opusiera a tal medida. ¿En manos de quién estamos? Tenemos todo un vicepresidente a cargo de las residencias geriátricas y el desastre es de tal magnitud que algunos de esos establecimientos recordaban a un campo de exterminio de la segunda Guerra Mundial y nadie se da por aludido.

Para qué queremos a estos sindicatos

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Manifestarse resulta fácil, combatir el virus es otra cosa La crisis está sacando lo mejor de nosotros, repite incansable el gobierno y se olvida interesadamente que también saca lo peor de lo que los ciudadanos llevamos en nuestro particular almario. Para muestra bien vale un botón, en la Comunidad de Madrid los 2/3 de los liberados sindicales de la sanidad madrileña se han negado a incorporarse a su puesto de trabajo. Ya sucedió en Andalucía, la Consejería de Sanidad mandó un escrito a los sindicatos solicitando que los liberados sindicales del sector se incorporaran a su puesto de trabajo y desde los sindicatos se contestó que no veían que hubiera una situación de urgencia que justificara tal medida. Dos noticias que seguramente no han tenido la repercusión mediática que merecen porque se supone que los sindicatos son organizaciones de la izquierda progresista y la prensa amiga cuida mucho de no dar noticias negativas sobre cualquier cuestión que pueda molestar a

Presidente tengo una noticia muy mala y otra peor ¿Cuál quiere escuchar primero?

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Pedro Sánchez está sudando la gota gorda Cuando me desperté el Presidente ya no estaba allí. Me encontraba en un jardín sentado en un banco, Pedro Sánchez se me acercó, tenía muy mala cara y las canas que le habían teñido para su comparecencia televisada resultaban muy visibles. Me saludó, se sentó y me dijo que estaba desesperado, peleaba por mantener su imagen y nada salía bien. Bajó el tono y me dijo que estaba empezando a pensar que la amistad y cercanía de Iván Redondo y Pablo Iglesias tenían algo que ver con sus fracasos en la comunicación.  Todavía no me explico, dijo, cómo pudo suceder que en el Congreso de los Diputados, presuma en vivo y en directo de lo que dice un informe de la Universidad de Oxford  sobre mi actuación en la lucha contra la pandemia y resulte que al parecer, un becario no se lo leyó completo o no tenía demasiado dominio del inglés y me colocó en el discurso una cita sacada de contexto de un informe que me ponía a mí y a mi gobiern