¿Feliz año 2024?
Quedan apenas unas horas para que liquidemos el 2023 y asistamos a la llegada del nuevo año. Tal y como se han encargado de contarnos insistentemente en las redes sociales finiquitamos el año en curso en domingo, por lo que hoy a las 24,00 horas terminaremos el día, la semana, el mes y naturalmente el año. No es que ese hecho cambie nada, pero ahí dejo el dato, harto de leerlo una y otra vez en las RR.SS.
El 2023 que dejamos atrás, para
que vamos a engañarnos, no ha sido un buen año. En nuestro país la inflación, la
subida de precios de la cesta de la compra, de la energía, de los carburantes,
de la vivienda y de muchísimas cosas más se han encargado de hacernos muy
difícil la vida a lo largo de sus trescientos sesenta y cinco días. A eso habrá
que sumar la situación política que resulta a cada día que pasa más preocupante
si cabe y dejemos el asunto ahí.
Y si miramos más allá de nuestras
fronteras, por desgracia hemos sufrido una cantidad de desastres naturales muy
preocupantes. Y si la naturaleza ha dado el do de pecho, la
humanidad, el hombre, se ha encargado de crear un escenario absolutamente
horroroso: Guerras, hambrunas, emigraciones forzadas, epidemias… Para que
seguir
Claro que quién no se consuela es
porque no quiere o eso al menos reza el dicho. Así que no sé yo si acordarme,
como hice en el año 2019, de don Miguel de Cervantes que ponía en la boca de D.
Quijote aquello tan esperanzador de: “… Todas estas borrascas que nos
suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo y han de sucedernos
bien las cosas; porque no es posible que el mal ni el bien sean durables, y de
aquí se sigue que, habiendo durado mucho el mal, el bien está ya cerca.”
Y es que eso del optimismo tiene
muy buena prensa, todos preferimos esperar que las cosas cambien, aunque nadie
tenga muy claro cómo puede suceder eso, pero en estas fechas parece que hasta
los más ateos crean en los milagros o eso al menos parece, por lo que uno lee o
escucha.
Para ser honesto y sin ninguna
intención de estropearle a nadie la noche y su celebración tendré que recordar
que un pesimista no es más que un optimista bien informado. Así que las cosas
de cara al año 2024 que está a punto de nacer, pintan mal tirando a muy mal y
no es que sea pesimista, es que la realidad nos dice eso; aunque ese convencimiento
no esté reñido con desear de todo corazón que el año nuevo nos resulte a todos
venturoso y feliz. Al fin y al cabo, todos o casi todos estaremos de acuerdo en
que la esperanza es lo último que se pierde.
Lo que no he leído en las redes
sociales, insisto en que el optimismo tiene muy buena prensa y el realismo
resulta abominable para la gran mayoría. será por
eso que no he visto ni oído a nadie acordarse de un refrán, que fervorosamente
espero que no se cumpla, y que anuncia: Año bisiesto, año siniestro.
La situación no parece
que resulte demasiado propicia para nadie, vamos de cabeza hacia el 2024 y las cosas
no van bien. Habrá que agarrarse a las últimas briznas de esperanza que
nos queden y hacer frente a lo que viene con buen ánimo, que al fin y al cabo
somos muchos los que creemos en los milagros y por tanto podemos esperar al año
nuevo con el deseo que nos resulte amable y generoso.
Que nadie se equivoque, quede claro que prefiero que acierteen el vaticinio D. Miguel de Cervantes, ya saben aquello de que habiendo durado
mucho el mal, el bien está ya cerca y que efectivamente la mala racha que nos persigue
termine de una santa vez y que el puñetero refranero español se equivoque rotundamente.
Así que en el uso de toda la fe y
de la esperanza que me queda, de corazón os deseo a todos un feliz año 2024.
Que así sea
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