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A Pedro Sánchez le toca blanquear


Si por casualidad prefieren ustedes escuchar el texto del post de hoy en lugar de leerlo, lo pueden hacer en el enlace que pongo a su disposición. Ya me dirán lo que les parece y les ruego que perdonen los errores. 

Parece que la imputación del Delegado del Gobierno en Madrid y las abundantes querellas que se están presentando contra el Gobierno y también contra Fernando Simón han puesto de los nervios a Sánchez. Al narciso socialista le tuvo que impresionar la advertencia de la diputada de Vox, Macarena Olona, dirigida al ministro del Interior, cuando le dijo aquello de que “usted va a caer por  sus subordinados”, probablemente porque la advertencia tenga visos de realidad Pedro Sánchez ha decidido hacer caso del refrán que reza “del enemigo el consejo” y teniendo presente que toda la defensa de este gobierno está basada en que ellos se limitaron a hacer lo que les dijeron los técnicos, ha puesto en marcha una operación para blanquear las responsabilidades de Fernando Simón y Salvador Illa.

Le conviene tenerlos de su lado, ahora que las cosas se pueden poner muy incómodas en el ámbito judicial, no sé yo si Pedro Sánchez tendrá en su poder los documentos que acrediten que efectivamente una comisión de sabios, cuya identidad se ha mantenido en secreto quizás porque no exista, le fue indicando lo que tenía que hacer. Tal y como se están poniendo las cosas le va a costar muchísimo trabajo encontrar a esos sabios dispuestos a firmar ahora lo que a Sánchez le convenga y, llámenme desconfiado, pero me parece que aquél comité fantasma estaba formado simplemente por Salvador Illa, Fernando Simón y poquita gente más.

Como sea que el gobierno en estos días, se ha visto obligado a ponerse a blanquear como posesos el lío de Grande Marlaska con la Guardia Civil y el follón de los podemitas con lo de los terroristas del FRAP, a los que hay que transformar en democráticos luchadores antifranquistas a cuenta del padre de Pablo Iglesias que militó en el citado grupo criminal, Pedro Sánchez pensaría que ya no iba de unas cuantas toneladas más de pintura blanca y el pasado domingo dio el pistoletazo de salida a la operación de cariño y blanqueo a espuertas para con Salvador Illa y Fernando Simón, a los que aduló hasta la náusea y ya metido en materia, aprovechó para insultar a sus críticos.

Comprendo al presidente, sabe que le conviene tenerlos complacidos, porque cuando un subordinado va a declarar ante un magistrado más vale tenerlo contento. Pero por mucha melaza que utilizara en el discurso en el que afirmaba que “He conocido al doctor Simón en las horas más extremas, en los días más oscuros de esta crisis y siempre le he visto igual, entregado a su trabajo y al bien común” hay cosas que no se solucionan utilizando un discurso melifluo e impostado, más falso que un billete de tres euros.

Por mucho que se empeñe Pedro Sánchez en alabarlo y de paso ignorar sus clamorosos errores, la realidad se impone y el doctor Simón ha defendido a lo largo de estos tres meses que el Gobierno (qué seguía el consejo de los científicos) modificara hasta en ocho ocasiones los criterios a la hora de contabilizar los contagiados y fallecidos, lo que supone un disparate científico, que demuestra que ese gobierno, regido por la opinión de sus expertos, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y eso Simón, experto epidemiólogo donde los haya, lo sabía también y a sabiendas del dislate que eso suponía lo defendió a capa y espada.

Y qué decir de Salvador Illa, que ha fallado más que una escopeta de feria en casi todo y si hablamos de la compra de material sanitario ya para qué les cuento. La negativa a identificar al “intermediario de confianza” que compró los test que no servían, la concesión de contratos a empresas de las que se desconocía hasta la dirección, la opacidad de las concesiones y el fracaso de la calidad de lo comprado que, para muestra bien vale un botón, podemos resumirlo en la operación en la que Ingesa, un organismo dependiente del Ministerio de Sanidad adquiría el 26 de marzo, 1.000 “respiradores” BPAP30 Pro Bilevel CPAP, al módico precio de 1.010 euros la unidad y de los que sólo unas decenas sirvieron para las UCIS, porque al igual que la mayoría de los adquiridos hasta el 9 de abril eran de transporte, no aptos para enfermos Covid-19 graves, por ser imprecisos y sufrir subidas de presión inesperadas. Pese a todos sus defectos  los respiradores nos costaron 52,6 millones de euros, que alguien supongo debería devolver a las arcas públicas.

Creo que la gestión de Illa ha sido desastrosa, pero a la fuerza ahorcan y Sánchez no quiere gente molesta con él, que esas cosas se pagan, pero por mucho que diga que “No nos podemos distraer por el griterío y figuras como Simón y Illa (sic) nos hacen mejores como sociedad. Necesitaremos muchos comportamientos como los suyos para acometer la reconstrucción económica y social”, si eso es lo mejor que tiene en su equipo, por mucho que se enfade, eso lo define a él como un gobernante inepto y fracasado.

Pero la campaña ya se ha puesto en marcha y si el Presidente nos llamaba ignorantes a los que criticamos la gestión de Simón, hoy he podido leer artículos, que al dictado de La Moncloa, se alinean con el desesperado intento de Sánchez por bailarles el agua a los dos fracasados, en los que se calificaba a los críticos como “bufones digitales y adivinadores del pasado” o “expertos de la nada”.

No me preocupa que me tomen por ignorante o me acusen de ser un bufón digital o adivinador del pasado, no ofende quien quiere sino quien puede, pero me parece desastrosa la incapacidad de autocrítica de este gobierno y sus palmeros que con más de 40.000 muertos a sus espaldas andan presumiendo por ahí, que con el confinamiento salvaron vidas.

Está bien que teman la acción de la Justicia, eso quiere decir  que se sienten culpables y que todavía no han podido liquidar la independencia judicial, aunque estén en la labor. Llegará la hora en la que tengan que hacer frente a sus responsabilidades que son muchas y espero que de nada les sirva el falaz blanqueo mediático.





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