1984: La magistral novela contra el totalitarismo de George Orwell


 

Cronológicamente la obra de Orwell que hoy traigo hasta ustedes llega con retraso. Tras comentar “Miserias de la guerra” y “Todos los hombres del rey” me pareció que después de escribir sobre dos novelas con una indudable carga política, publicar un comentario sobre “1984” iba a “saturar” el ambiente, así que lo dejé aparcado para mejor ocasión y hoy creo que tras este puente que espero haya servido para que descansen y se relajen, puedo escribir un comentario sobre esta novela y su autor, un convencido hombre de izquierdas que abominó de los totalitarismos en general, del comunismo en particular y, sobre todas las cosas, de Stalin.

George Orwell o Eric Blair, que así se llamaba realmente nuestro autor, nació en Bengala el 25 de junio de 1903, lugar en el que su padre estaba destinado como funcionario  británico responsable del comercio del opio. Siendo todavía muy niño viajó a Inglaterra en compañía de su madre y sus hermanas. Fuera del ámbito familiar la primera experiencia que marcó la trayectoria de Eric fue su estancia en el colegio de St. Cyprian´s, vívidamente evocado en una espléndida crónica que tituló "Así fueron aquellas alegrías".

Consiguió una beca en Eton, al terminar sus estudios por distintas cuestiones familiares y personales no ingresó en la Universidad y se presentó a unas pruebas para ser policía. Entre 1922 y 1927 Eric Blair - todavía no era George Orwell - fue policía en Birmania, lugar en el que vivió una serie de experiencias que hicieron nacer en el joven una postura muy crítica ante al imperialismo británico.

Tras abandonar Birmania, Eric experimenta un brusco giro en su trayectoria vital. Su incipiente radicalismo político, su vocación literaria, junto a una inequívoca mala conciencia, hacen que entre 1928 y 1931 viva en condiciones paupérrimas tanto en Paris como en Londres. En 1935 su visita a una zona minera en declive, que reflejará en “El camino de Wigan Pier” es determinante para su radicalización política y su profesión de fe socialista. En 1936, tras el alzamiento militar contra la República española decide marchar a España. La intención inicial de Orwell fue incorporarse a las Brigadas Internacionales, controladas por el Partido Comunista, pero los comunistas ingleses le niegan el ingreso en esa unidad.

Decide entonces unirse a los militantes del Partido Laborista Independiente unos troskistas que se incorporaron a la División Lenin del POUM. Llega a finales de 1936, se incorpora al frente en enero de 1937, permanece allí ininterrumpidamente durante varios meses, hasta que es herido. Vuelve a Barcelona, donde, tras su convalecencia, conoce el secuestro de Andrés Nin, la muerte de su compañero Bob Smilie y la persecución contra el POUM, consiguiendo con dificultades salir del país y salvar así su vida. La represión y las calumnias estalinistas que sufrió en España le marcaron profundamente.

Pero también le marcó el descubrir las mentirosas versiones procomunistas que la prensa británica había dado de todos los acontecimientos que él había vivido. Su respuesta fue escribir “Homenaje a Cataluña”, un rotundo canto a la revolución española y una de las cumbres de la literatura política del siglo veinte.

En 1943 inicia la redacción de una obra, “Animal farm” que en España conocemos como "Rebelión en la granja" que supondrá su consagración literaria. En su relato el punto de vista del autor es evidente, se sitúa junto con la gente común (los animales de la granja) y su derecho a una vida mejor y a rechazar cualquier dictadura, ya sea totalitaria o benévola.  Gravemente enfermo y aislado en la isla de Jura, Orwell emprende en 1947 la redacción de su última obra: la novela “1984”. Esta obra se contempla como el último eslabón de una trilogía en la que estarían también “Homenaje a Cataluña” y “Rebelión en la granja”, una trilogía que se formó en todo caso en la mente del autor y que podría titularse “La revolución traicionada”. Cierto es que Orwell jamás habló de esa trilogía, pero “1984” es una reflexión repetida y más elaborada de los temas omnipresentes en su obra, es decir el uso de la propaganda política, el rechazo a los sistemas totalitarios y a la deformación de la Historia.

George Orwell, murió el 22 de enero de 1950, a los 46 años, víctima de una tuberculosis crónica. Su corta vida explica y envuelve muchas de las paradojas que ofrece su obra y explica gran parte de su riqueza y algunos de sus matices más desconcertantes. Los libros de Orwell deben entenderse en el marco de una crítica social conectada con sus experiencias directas.

“1984” es la obra maestra de la literatura anti totalitaria, se ha hablado de la obra como de un libro profético, nada más lejos de la realidad, Orwell quería escribir una sátira, nada tiene que profetizar porque ha vivido en sus carnes, las purgas estalinistas, los campos de concentración nazis y rusos, la falsificación de la historia por el régimen estalinista que hacía desaparecer a los “traidores” de las fotografías oficiales y las enciclopedias, etc.

Orwell lo que escribe es una antiutopía. Si Tomás Moro nos presentaba en su “Utopía” un lugar inexistente pero libre de influencias negativas, Orwell nos presenta un lugar inexistente repleto de experiencias negativas. En realidad creo que deberíamos hablar de una distopía, del no lugar de la utopía, pasamos a la presentación de una sociedad futura de características muy negativas que son las responsables de la alienación de los hombres.

Para muchos intelectuales de izquierdas "1984" fue una obra propia de la guerra fría, es una narración libre, virulentamente antiestalinista, entusiasta de la libertad y de la igualdad. Quienes sentían la atracción de las dictaduras progresistas reaccionaron airadamente ante esta novela que es una brutal reducción al absurdo del proyecto del totalitarismo. Orwell, como socialista, no quiere hacer distinciones entre Hitler y Stalin, que para él representan lo mismo, gobiernos que no tienen nada que ver con la izquierda. Para su autor, la novela es una advertencia contra el totalitarismo.

Orwell se ha convertido en el paradigma del escritor anti totalitario y, por tanto, en uno de los escritores más significativos del siglo veinte. Ello hace que se haya ganado las antipatías de todos aquellos que aceptaban acríticamente los cantos de sirena de la ignominia fascista o estalinista. La personalidad literaria y vital de Eric Blair-George Orwell presenta una curiosa mezcla de excentricidad personal y apego a las costumbres y tradiciones de la gente común; de un espíritu crítico y radical que convive con una gran mesura, de una extraña amalgama de ideales atrevidos y de pragmatismo, que combina una capacidad para la generalización con un amor por el detalle, en el que conviven la reflexión y la emoción.

No creo que tenga que recomendarla, es una obra que hay que conocer, pero si alguno de mis lectores no ha tenido la oportunidad de hacerlo, léanla con atención, no se van  a arrepentir. Hasta aquí hemos llegado, espero que el próximo sábado volvamos a encontrarnos por aquí. Cuídense mucho.

Un abrazo.

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