El fulgor y la sangre de Ignacio Aldecoa


 

Hoy quisiera hablarles de una novela que me impresionó muchísimo cuando la leí por primera vez, me refiero a “El fulgor y la sangre”, un estremecedor relato del novelista Ignacio Aldecoa, un creador que pese a su temprana muerte, dejó tras de sí una obra de gran calidad, con temas difíciles de tratar, sobre todo en aquellos tiempos y con un estilo cuidado y un uso del idioma que le caracterizó siempre. Esta va a ser mi recomendación de hoy, aunque quizás ofrezca una dificultad para aquellos que quieran acceder a su contenido. Muy probablemente “El fulgor y la sangre” se encuentre descatalogada, pero espero que este problema no les detenga, si se sienten interesados y no conocen a Aldecoa, intenten pedir prestado un ejemplar de la obra o cómprenla en una librería de viejo.

Ignacio Aldecoa nació en Vitoria en el año 1925 y falleció tempranamente en Madrid en el año 1969. Fue uno de los mejores narradores de su época. De hecho puede decirse sin temor que fue un narrador excepcional y uno de los escritores más importantes de la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX. El paso del tiempo no ha hecho más que confirmar su gran calidad y no ha dejado de obtener un refrendo cada vez más amplio de la crítica y el público. Aldecoa, pese a su breve vida, fue uno de los mejores autores de cuentos de la literatura española contemporánea, recuperado por la crítica y el público treinta años después de su prematuro fallecimiento.

En ese género que desgraciadamente en España no tiene una gran acogida, en la difícil tarea del relato corto fue haciéndose dueño de un estilo excepcional como demuestran títulos como “Vísperas del silencio”, “El corazón y otros frutos amargos” o “Caballo de pica”, si nos referimos al género del cuento o relato corto.

Pero si hablamos de novelas, Ignacio Aldecoa dejó tras de sí unas magníficas novelas, como esta que hoy comentamos que publicó en el año1954, “Con el viento solano” y las inolvidables “Gran Sol” y “Parte de una historia”, esta última considerada la crítica como su mejor novela. Ignacio Aldecoa se movía en el realismo social, para aquellos escritores que cultivaban este género, la crítica acuñó la denominación de "Novelistas del medio siglo". Los miembros de ese grupo mantenían lazos de amistad entre ellos, generalmente eran militantes o al menos simpatizantes de partidos de izquierdas y algunos se dieron a conocer en la Revista Española.

Pocas veces, como en el caso de Aldecoa, la vida de un escritor fue tan consecuente con su obra. La muerte de Aldecoa significó la ruptura de un proyecto además de la desaparición de uno de los narradores más honestos del país. Aldecoa, tan vitalista, tan lleno de vida, tan ejemplar en su modo de asumir la difícil aventura de ser escritor en aquella España, declaró en 1954: “La literatura es una actitud ante la vida, no un medio de vivir”. Su memoria que con el tiempo cobra medida y peso no ha menguado desde su muerte, tal como algunos pensaban u otros temían.

Aldecoa es el mejor cuentista que la literatura española ha producido en el siglo XX. Escribió muchos cuentos y de los buenos,  perdonen que me repita pero soy un declarado admirador de ese género. En los ocho libros que publicó, levantó un mundo pleno de la atenta observación de la vida española de su tiempo, de solidaridad con los perdedores, con quienes padecen la historia y de desprecio por quienes la ejecutan.

En una entrevista Aldecoa señaló que la preocupación por lo social es la base fundamental de sus obras, pero que pretendía también que tuvieran calidad literaria, hálito poético. Y añadía: “Supongo que soy un escritor social, porque tengo preocupaciones de carácter social, y aunque no las tuviera también lo sería, porque toda la literatura es social.” Sostenía Aldecoa que “Hay un realidad española... que está casi inédita en nuestra novela” y a esa realidad no tocada, al menos por aquel entonces, se dedicaba el trabajo literario de nuestro autor. Pero su temprana muerte impidió a Aldecoa sacar adelante la novela “Los pozos”, con la que  cerraba su trilogía de la España que pretendía describir.

“El fulgor y la sangre” es como ya he dicho una magnífica novela, con un lenguaje que a veces nos sorprende por poco utilizado en la actualidad, un lenguaje rotundo, preciso y cuidado que pone a nuestro alcance un castellano que pocas veces tenemos la ocasión de disfrutar. Ignacio Aldecoa con una técnica que han seguido con posterioridad muchos escritores, la utilización de un ámbito espacial pequeño, en el caso concreto de esta novela una casa cuartel de la guardia civil en la que viven un número de personas escaso y que a lo largo de un día viven la angustia de no saber exactamente quien de los cuatro guardias que están de patrulla ha resultado muerto.

Esta combinación de un microcosmos que se torna en angustioso y el espacio temporal perfectamente acotado hace que la emoción y el suspense crezcan exponencialmente. Esta es una técnica que han utilizado frecuentemente otros grandes novelistas por poner un ejemplo Ken Follet sin ir más lejos.

Aldecoa nos describe una jornada en una casa cuartel de la Guardia Civil, sita en un antiguo castillo, alejada del pueblo y en la que habitan un cabo soltero y cinco matrimonios con sus hijos. Dos parejas están de servicio en el exterior y se recibe una confusa noticia, uno de los componentes de esas dos parejas ha resultado muerto, sin que se sepa nada más.

La noticia la reciben los guardias que quedan en el cuartel a cargo de la guardia, que no pueden abandonar, ni tienen medios que le permitan la comunicación con el exterior, pero van a tener que comunicar la mala noticia a las mujeres que esperan la vuelta de sus maridos.

El libro está dividido en siete partes: Mediodía, Dos de la tarde, Tres de la tarde, Cuatro y media de la tarde, Seis de la tarde, Siete de la tarde y finaliza con Crepúsculo. El suceso de la muerte del guardia sirve de pretexto a Ignacio para dar un repaso a la sociedad española de aquellos tiempos, sobre todo naturalmente a la realidad social de los menos favorecidos, un repaso al modo de vida y a la psicología de las clases trabajadoras. Para ello utiliza el presente de esas mujeres humildes que viven una vida dura, en un entorno más duro todavía, utilizando ese presente y combinándolo con su pasado que se nos describe con un realismo digno de un aguafuerte la sociedad española.

Una novela que nos va a acercar a una realidad que muchos ignoran y otros olvidamos, con un lenguaje digno de señalar, con un trabajo en la creación de los personajes, sobre todo los femeninos, muy notable. Una novela que atrapa al lector que comienza a compartir la angustia de esa desgracia que no se saben bien a quien ha alcanzado. Los animo a leerla no les va a defraudar.

Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos veamos por aquí el próximo sábado. Cuídense mucho.

Un abrazo.

Como probablemente sepan ustedes he publicado una novela negra "Al madero no le gusta la ropa vieja" cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!

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