Erle Stanley Gardner el inventor de lo que hoy se conoce como “thriller legal”


 

Hoy les voy a hablar de Erle Stanley Gardner y antes de que un purista me lo afee, decir que es muy cierto que es un autor que en puridad no puede considerarse como negro, pero en mi defensa alegaré dos cuestiones que creo justifican mi elección de hoy. Por una parte creo que todos o casi todos habremos encontrado en algunas colecciones de novela negra, editadas por personas con mucha más autoridad en el tema que yo, en las que aparecen alguna obra de Stanley Gardner o de Agatha Christie y nadie se ha rasgado las vestiduras por ello. Por otra parte está aquí porque le voy a aplicar el adjetivo de negrocriminal, que creo es un concepto mucho más amplio y flexible que el de novela negra y que eso legitima su presencia en esta página.

No sé si el neologismo se le ocurrió a mi amigo Paco Camarasa, pero sí sé que fue al primero al que se lo escuché y a él me acojo para introducir a Stanley Gardner entre los autores de esta serie que sobre autores negros intento escribir con fortuna desigual. Realmente lo que hizo el padre de Perry Mason en su momento fue inventar un tipo de relato que hoy se conoce como thriller legal. ¿Y qué es un thriller legal?, pues explicado a vuela pluma, se entienden como tales aquellas novelas de intriga, considerada esta en un sentido amplio, que están protagonizados por jueces, fiscales, abogados defensores haya o no haya juicio a lo largo del relato.

Señalar que Erle Stanley Gardner sí tuvo una relación tangencial con el harboiled, que así se conocía al género negro en aquellos tiempos en los USA, porque en sus inicios escribió una serie de narraciones que se publicaron en revistas tan negras como Black Mask y otras en las que compartía espacio con autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler. Pero realmente el interés del autor no estaba en el crimen y su persecución, él había puesto ya el foco en los juicios penales y en el desarrollo de la estrategia a seguir en un juicio y a ello se dedicó, cosechando con su invento un éxito descomunal.

Erle Stanley Gardner nació en Malden (Massachusetts) el 17 de julio de 1891 y falleció el 11 de marzo de 1970 en su rancho sito en Temecula (California), fue abogado y escritor. Es muy conocido por ser el creador del personaje ficticio de Perry Mason, aunque creara otros protagonistas como el fiscal Doug Selvy, Bertha Cool o Donald Lam por poner un ejemplo. Publicó novelas policíacas bajo su propio nombre y también usando los seudónimos A.A. Fair, Kyle Corning, Charles M. Green, Carleton Kendrake, Charles J. Kenny, Les Tillray y Robert Parr.

Nos encontramos ante un autor extraordinariamente prolífico, escribió más de setecientas narraciones, de ellas ciento veintisiete novelas, ochenta y dos de las cuáles protagonizó su protagonista estrella el abogado penalista Perry Mason, nueve fueron protagonizadas por el fiscal Doug Selby y a ellas hay que sumar veintinueve novelas de Cool&Lamb, la agencia de detectives que creó bajo el seudónimo de A.A. Fair.

Lo cierto es que Stanley Gardner no se consideraba un escritor, opinión que suscribía de manera unánime la crítica, realmente él y otros autores que obtuvieron entonces un gran éxito de ventas, pero fueron criticados ferozmente por la crítica, no pretendían hacer literatura, escribían pero la finalidad buscada era la de entretener,  su obra iba dirigida exclusivamente al entretenimiento de los lectores, sin que las cuestiones relacionadas con el lenguaje o el estilo les preocuparan demasiado.

Leer las novelas protagonizadas por Perry Mason te quitaba un problema, no sabrías quién sería el culpable hasta la última página, pero tenías garantizado saber quién no lo era. Los clientes del abogado Mason fueron siempre inocentes, aunque creo que en una de las novelas no fuera así. En las novelas de Mason los argumentos son entretenidos, los diálogos  rápidos, escritos con un lenguaje simple y ágil y los finales ingeniosos y bien argumentados. No hay elementos complicados en su estructura, todo está construido para que el lector lea rápidamente, sin problemas ni digresiones, las aventuras de Perry Mason, bien acompañado por su fiel secretaria Della Street y Paul Drake el investigador privado que le ayuda en la búsqueda y acopio de pruebas y datos.

Como tantos otros autores de sus tiempos fue atacado por la crítica que lo tildaba de ser "la fábrica de ficción” y "el Henry Ford de los novelistas detectivescos" por la rapidez con la que escribía sus textos; pero estaba claro que ni él ni muchos de los autores de novela negra buscaban crear una joya literaria cuando escribían un relato. Sabían que se dedicaban al negocio del entretenimiento y procuraban hacerlo de la manera más sencilla y eficaz posible.

Si las novelas de Perry Mason obtenían unas ventas altísimas, de hecho es el autor más vendido del siglo XX en los USA, cuando la fuerza de su personaje traspasó el papel y pasó de los libros al cine y la televisión, el éxito se hizo todavía mayor y hay que hacer constar que durante treinta y cinco años el mercado literario estuvo abierto a los éxitos de Stanley Gardner. El actor Raymond Burr interpretó a Perry Mason en la televisión y como sea que su padre literario no se esforzó lo más mínimo en hacer una descripción física de su protagonista, esta es la imagen que todos relacionamos con el penalista de ficción.

No sé dónde leí la anécdota de cómo escogió el nombre de su protagonista. Resulta que Erle Stanley Gardner en su infancia era lector de la revista Youth's Companion, que se publicaba en Boston, Massachusetts, por la Perry Mason Company, cuando tuvo que darle nombre a su abogado recordó el nombre de la compañía que publicaba su revista infantil favorita. 

No les he explicado demasiado cómo funcionan las novelas de Perry Mason, porque estoy convencido que mejor que yo lo habrá hecho la serie de televisión sobre sus casos. Es un autor al que aprecio a título personal porque tuvo mucho que ver con mis lecturas de los quince años y esas cosas no se olvidan. Léanlo les va a gustar, no vayan a tragarse todas sus novelas como hice yo en mis tiempos, pero les aseguro que les va a entretener, lo que teniendo en cuenta las presentes circunstancias que nos toca vivir me parece importante. Por mi parte tengo en la pila de libros que voy a leer a "El caso del gatito imprudente" uno de los casos de Perry Mason, en cuanto acabe con la lectura de "Yo el jurado", comenzaré con la relectura del relato y lo haré con ganas.

Hasta aquí hemos llegado, espero que, si Dios quiere, nos volvamos a encontrar por aquí el próximo lunes. Entretanto cuídense mucho y les deseo que tengan las mejores lecturas.

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