El islandés Árni Thórarinsson, un nórdico poco conocido en España


Siempre me ha despertado curiosidad Islandia, un país con un paisaje impresionante, un clima de lo más difícil, una historia singular y unas gentes que, con todos los respetos, me parecen muy distintos a nosotros. No es que lo distinto tenga una carga peyorativa, que conste, simplemente señalo que cuando tuve la ocasión de conocer a ciudadanos islandeses me parecieron ellos y algunas de sus costumbres, no diré raros porque suena algo despectivo, pero me resultaron extrañísimos.

No conocía nada de Islandia, ni de sus habitantes, solamente manejaba un dato que conocí de boca de mi profesor de lengua española, el señor Marina, en aquel lejanísimo segundo curso de bachillerato que nos contó un día, en el que se dolía de la poca afición de la lectura de los españoles, que la nación que más leía – no recuerdo si dijo en Europa o en el mundo – era Islandia. No puedo confirmar la veracidad de la afirmación que acepté en aquellos momentos con la fe del carbonero, pero confieso que cuando conocí en Mallorca a unos islandeses. que eran los primeros con los que tenía contacto, pensé que sus costumbres sociales, sexuales y lúdicas no parecía que tuvieran mucho que ver con unos individuos que según el señor Marina, pertenecían a la nación más “leída” de Europa o de este mundo.

Pero a pesar del contacto humano que tuve con ellos, si soy sincero, más con las islandesas que con los islandeses, los seguí teniendo englobados en ese nebuloso concepto de lo escandinavo que teníamos por aquel entonces la mayoría de los españoles. No es que ahora los conozcamos mucho mejor, pero el tiempo, las nuevas tecnologías, la televisión y la resolución islandesa de la crisis económica del 2008, nos ha acercado algo más a la vieja Iceland, la tierra de hielo… y de los volcanes.

Personalmente, el responsable del poco conocimiento que tengo sobre los islandeses y su sociedad fue Arnaldur Indridason, que a través de sus novelas negras me puso al corriente de muchísimos datos que ignoraba de esa sociedad y despertó mi interés por ese país en la que viven alrededor de 350.000 habitantes, con unas costumbres e idiosincrasia que me siguen pareciendo curiosas.

Pero antes del maestro Indridason ya existía la novela negra en Islandia, debía haber un gran interés por el género porque existe o existía una asociación, "La Sociedad Islandesa del Crimen" que agrupaba a una serie de escritores de novela negra que incluso escribieron conjuntamente una novela, “El misterio de Reikiavik” en el año 2000. Quede claro que la sola existencia de esa asociación de escritores justifica mi afirmación de que los islandeses son muy diferentes a nosotros.

Pero dejando de lado las curiosas, para nosotros los meridionales, costumbres de los ciudadanos islandeses voy a ver si me centro en el tema que hoy quería tratar. Tengo en mi casa sobre tres mil libros que llevo un tiempo intentando ordenar -creía que eran sobre dos mil quinientos, pero con lo del orden parece que ha crecido su número - lo que me resulta difícil porque cuando el espacio falta, el sistema, por mucho que uno se empeñe, falla, o al menos esa es mi experiencia.

Total que examinando el contenido una estantería que tengo en el distribuidor del piso de arriba de mi casa que tiene más de tres metros y medio de altura y algo más de tres metros de anchura, en la que la falta de espacio me obligó a colocar en alguno de sus once estantes dos filas de libros, lo que hace que no sepa exactamente qué es lo que hay en la fila que no está a la vista; como les decía, trasteando con los libros y los estantes, me encontré con una novela “El tiempo de la bruja” de  Arni Thorarinsson que desde ese momento tenía reservada para comentar aquí y que con lo de mi libro y la presentación se me había quedado atrás.

Así que brevemente, porque se me ha ido la mano en las explicaciones preliminares, hoy comentaré, insisto que sucintamente, algo de la obra del islandés Thorarinsson, un periodista y escritor que nació en el año 1950, diplomado en literatura comparada por la Universidad de East Anglia, que escribió, entre otras cosas, una serie negra, protagonizada por Einar, un periodista ex alcohólico que parece ser la contrafigura del autor. La serie que comenzó a publicar en el año 1998 está compuesta, al menos hasta la fecha, por nueve novelas, la mayoría de ellas traducidas al francés y de las que en nuestro país sólo se han publicado dos: La ya nombrada “El tiempo de la bruja” y “El domador de insectos”.

Arni Thorarinsson es uno de los pioneros del género negro en Islandia y un admirador de España, que conoce bien porque vivió varios años en Barcelona, ciudad en el que escribió cinco de sus novelas. La crítica francesa lo engloba en un grupo el “Polar nordique” en el que están otros autores islandeses del género, al que pertenece también Arnaldur Indridason. Sus obras se han vendido en catorce países, lo señalo por el poco éxito que extrañamente obtuvo en España a pesar de ser uno de los autores de mayor éxito dentro del género.

No les voy a hablar del conjunto de la obra de Arni, porque no la conozco, así que mis comentarios tienen que ver con la primera novela que se publicó en nuestro país. En esa obra “El tiempo de la bruja” Thorarinsson nos describe una pequeña sociedad corrupta, cuya vida se ve complicada por la presencia de las drogas y una complicada red local de intereses políticos y económicos. Su protagonista Einar, periodista exiliado en una pequeña localidad del norte de Islandia y alcohólico “en descanso” tal y como él mismo se define, sigue la pista de dos muertes producidas en extrañas circunstancias y un suicidio. La investigación se complica, en primer lugar por la conducta del investigador, que tiene serios problemas con su editor que pretende poner orden en su trabajo, mientras Einar se resiste a ello, porque opina que pretende dirigir su tarea desde Reikiavik.

A pesar de sus problemas con el alcohol y sus desencuentros con el editor Einar es un hombre tranquilo, irónico y con sentido del humor. Los libros están narrados en primera persona y nos permiten conocer la opinión que tiene el autor, a través de la de su protagonista del que ya he dicho que parece ser el alter ego del autor, sobre la Islandia anterior a la crisis económica; una sociedad narcisista y orgullosa de sí misma, caminando alegre y despreocupadamente hacia el desastre. “El tiempo de la bruja” es un relato negro, muy nórdico y sobre todo muy islandés pleno de ironía y de suspense, que denuncia la existencia de una sociedad hipócrita y corrupta en la que la venganza, la codicia y la enajenación coexisten en mayor medida de lo que pudiéramos suponer.

A mí me gustó, le he hecho una relectura exprés y creo que les va a convencer y por eso les aconsejo su lectura. Ojo con los complicadísimos nombres islandeses no se vayan a liar. Los personajes están bien conseguidos, tanto Einar el periodista, como Jóa, la fotógrafa, Asbjörn, el encargado de la oficina del periódico en Akureyri, población en la que suceden los hechos o Trausti Löve el editor con el que se pelea Einar, acompañan bien al protagonista y contribuyen a enriquecer el relato, la trama está muy bien construida y el escenario resulta atrayente por lo diferente.

Hasta aquí hemos llegado, espero que, si Dios quiere y a ustedes les da paciencia, volvamos a encontrarnos por aquí el próximo miércoles. Creo que después de la presentación de mi libro podré volver a publicar los lunes, miércoles y viernes con normalidad. Cuídense mucho.

Un abrazo.

Como probablemente sepan acaban de publicarme una novela negra que se titula "Al madero no le gusta la ropa vieja", cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario, y sus protagonistas dos guardiaciviles que  investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!

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