"La soledad de los números primos" de Paolo Giordano, un relato sobre la incomunicación.


 

Hoy traigo aquí un novela que me impresionó muchísimo cuando la leí allá por el año 2009, se trata de “La soledad de los números primos” del italiano Paolo Giordano. Un autor que me sorprendió por su madurez y profundidad pese a que esta novela era la primera que escribía y él tenía apenas veintiséis años. Después, si soy sincero, lo perdí de vista pese a que Anagrama ha publicado en nuestro país sus novelas “El cuerpo humano” (2013); “Como de la familia” (2016) y “Conquistar el cielo” (2019).

Con la publicación de su primera novela “La soledad de los números primos” Paolo Giordano consiguió vender en Italia más de un millón de ejemplares de su relato, además de conseguir una serie de prestigiosos premios literarios, como el Campiello que premia la mejor primera obra, el Fiesole de narrativa para escritores menores de 40 años y el Strega, convirtiéndose en el escritor más joven que lo ha obtenido.

Nacido en Turín en el año 1982, decidió sentarse a escribir para poner un poco de orden en su vida y acabó encontrándose con “La soledad de los números primos»”, una de las revelaciones literarias del año 2008 que se ha traducido a más de una veintena de idiomas.

Tal y como decía en una entrevista “La física explora el mundo exterior, pero la escritura busca y profundiza en el interior de las personas”. Y de la física vayamos a la aritmética, que es una parte de la ciencia matemática que podríamos definir como la sintaxis de los números. Todos sabemos que existen unos números que sólo son divisibles por sí mismo y por la unidad, se llaman números primos. Pero entre esos números primos existen los que son llamados por los matemáticos números primos gemelos. ¿Cuáles son los primos gemelos?, pues aquellos números primos que estando prácticamente juntos en la serie aritmética, estarán siempre separados por un número par. Números, por poner un ejemplo como el 11 y el 13 o el 41 y el 43. Esta va a ser la definición que cuadre mejor a los protagonistas de su relato; pues así será su vida afectiva.

Tanto Mattia como Alice, los protagonistas de la novela van a vivir prácticamente juntos, pero la vida y su especial psicología van a impedir que esa proximidad e incluso la atracción que sienten el uno por el otro llegue a buen fin. La vida va a ser ese número par que los va a mantener muy próximos pero incapaces de vivir juntos. Es este un relato que bucea profundamente en la especial psicología de esos dos personajes, pero también en la de todos nosotros. Giordano lleva a cabo, según mi modesto parecer un estudio minucioso de la personalidad de los dos protagonistas, pero ese estudio trasciende a la generalidad de los humanos, muchos de nosotros nos veremos representados en algún detalle de la narración.

Una novela que nos explica la dureza de la infancia y de la adolescencia de esos dos números primos gemelos, marcados por dos acontecimientos dolorosísimos acontecidos en la más tierna de sus respectivas infancias. Después cruelmente la vida  los acercará pero esos traumas van a evitar que puedan permanecer unidos. El relato retrata a dos personas gravemente heridas en su niñez, a cuenta de unas experiencias que van a marcarlos para siempre, experiencias de una vida que, como niños, no son capaces de entender y mucho menos de asumir.

Giordano, nos va a explicar esos traumas, por un lado Alice se queda coja en un accidente en la montaña, mientras que Mattia se acusa a sí mismo de la desaparición de su hermana que sufre de un retraso mental, y el autor a través de un lento recorrido por el tiempo, que apenas logra hacer palidecer algo esas cicatrices de sus personajes, provoca nuestra empatía de una manera inconsciente. Como el propio autor afirma la soledad está en la médula de lo que somos; nacemos, morimos y.… tal vez amamos en soledad, eso es lo que se desprende del relato. 

Esta novela destruye esa idea buenista que a veces los adultos tenemos sobre la infancia. La infancia no es siempre una edad mágica, Giordano reivindica la importancia del dolor en la vida de los niños y pone de relieve que la profundidad de ese dolor no es menor porque la sufra un niño, aunque lo sufran de manera distinta que los adultos. El relato nos dibuja las experiencias negativas que concretamente han vivido Mattia y Alice, pero también nos presenta experiencias que hemos vivido muchos de nosotros.

Todos podemos compartir la experiencia que se nos relata, en mayor o menor medida, porque todos o casi todos estamos o hemos estado condenados a cierto grado de aislamiento; a sentirnos individuos ininteligibles, incapaces de vencer la distancia insalvable que nos separa del tú. Todos hemos intentado tender puentes, que resultaron inútiles, todos hemos deseado abrir puertas que permanecieron cerradas ante nosotros; todos hemos sufrido daño al hacerlo y en algún lugar de nuestra psique tenemos cicatrices que así lo demuestran, todos o casi todos hemos sufrido las consecuencias de esa soledad no deseada y de nuestra incapacidad para vencerla que poco o mucho nos han marcado para siempre.

Una excelente reflexión sobre el alma humana y el espinoso camino que, a veces, suponen la infancia y la adolescencia. Un camino que hemos transitado con mayor o menor éxito pero que muchas veces nos ha enfrentado a experiencias dolorosas. Giordano afirma y creo que no le falta razón que, y me van a permitir que le cite: “Creo que todos tenemos un agujero negro en torno al cual gravita toda la personalidad. Y que está relacionado con la infancia. Toda la vida giramos en torno a ese agujero y repetimos las mismas situaciones. Como mis personajes.” El autor se empeña en desnudar unas experiencias difíciles y dolorosas y nos va a presentar a los protagonistas en distintos estadios de su desarrollo; primero será su infancia y el momento en el que sufrieron esos traumas que los van a incapacitar para relacionarse con los demás.

Después los vamos a ver en el momento de la adolescencia y la difícil relación de aquellos que, marcados como diferentes, deben convivir en el obligado contacto al que obliga la asistencia a una clase. El sufrimiento de aquellos que siendo distintos a la mayoría son castigados por esa cualidad o defecto, vaya uno a saber. La novela proseguirá en otro salto cuando los dos protagonistas, adultos ya, comiencen a vivir su vida laboral. 

Dura y descarnada es la experiencia que nos relata de esa chica, Alice, coja y anoréxica y de Mattia un joven que tiende a la autodestrucción y que de hecho se autolesiona con una frecuencia preocupante. Pero curiosamente el autor consigue que nos sintamos reflejados, no en esas características que bordean lo patológico, pero sí en la dificultad que conlleva evitar vivir en soledad.

La novela me parece un estudio literario sobre la soledad y la incomunicación. Un relato que nos habla de las dificultades que sentimos en ocasiones para vivir en sociedad, ya sea esa sociedad la familiar, la escolar o la laboral. Cierto es que el autor nos sitúa ante casos límite, pero los problemas de los protagonistas son problemas comunes a muchos de nosotros.

A mí me ha gustado e incluso impresionado, estuve a punto de dejarla en los primeros capítulos, pues me pareció demasiado amarga, pero les aseguro que la obra merece ser leída. Estoy convencido que les va a gustar, estoy seguro de que va a tocar alguna fibra sensible de todos y cada uno de sus lectores.

Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere nos veamos otra vez por aquí el próximo jueves. Hasta entonces cuídense mucho.

Un abrazo.

Como probablemente sepan ustedes he publicado una novela negra "Al madero no le gusta la ropa vieja" cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!

Clique aquí

 


 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Albert Rivera y su irrelevancia política

"La velocidad de la Luz". Javier Cercas escribe sobre la capacidad del hombre para hacer el mal

El Día de la Madre