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¿Rebrotes o el comienzo de la segunda oleada?


Desde el inicio de la epidemia hemos sufrido un problema que es el que ha generado el desastre que hemos vivido y que, como nos descuidemos, volveremos a vivir. Lo describía en este blog el día 10 de marzo; me quejaba entonces y lo hago ahora con muchos más motivos, de que en cuanto el coronavirus comenzó a demostrar el peligro que suponía para la salud pública española, el Gobierno con su Presidente al frente habían hecho un esfuerzo brutal para esquivar la responsabilidad que les tocaba.

Pedro Sánchez nombró a Carmen Calvo presidenta de una Comisión para que se hiciera cargo de la lucha contra el virus y desapareció, lo mismo sucedió con la flamante presidenta de esa comisión salvífica que decidió que Salvador Illa fuera el que diera la cara, que para eso era el ministro de Sanidad. 

Illa no tenía ni idea de cómo poner en marcha el asunto, pero tonto no era, así que siguiendo el ejemplo de Sánchez y Calvo decidió traspasar las responsabilidades del Ministerio de Sanidad a las consejerías de las Comunidades Autónomas. Recuerdo perfectamente que había gente, que no se enteraba de la misa la media que aplaudió la idea, parecía que lo mejor para combatir el virus era que hubiera diecisiete modelos distintos de lucha contra la epidemia. No tengo que contarles lo que pasó,  se montó un follón de mil pares de diablos con unas consejerías incapaces de comprar el material sanitario que Illa no había adquirido a pesar de las advertencias de Europa.

Y todo eso sucedía en un país en el que la Ley dice que el único organismo competente para dirigir la lucha contra una epidemia es el Ministerio de Sanidad, pero a pesar de ello se decidió trasladar la responsabilidad a las Autonomías. Cuando el desastre era evidente, el Gobierno tuvo que poner en marcha la declaración del Estado de Alarma y asumir la creación de la Autoridad Única que dirigía el inefable ministro de Sanidad y con ello aceptar la responsabilidad de la lucha contra el coronavirus.

Fue un desastre, de tal manera que como el gobierno era incapaz de comprar test, Epi, s, mascarillas, etc., compartió esa responsabilidad con las comunidades autónomas, que hicieron lo que pudieron para abastecerse en un mercado dificilísimo, al que no había acudido en el mes de enero el Gobierno, tal y como le advirtieron desde Europa y la OMS.

Vino lo que vino, somos el país del mundo que peor gestionó  la crisis sanitaria, lo dicen los estudios de universidades muy prestigiosas y lo dijo en su momento el Parlamento Europeo, vivimos el confinamiento más largo y duro que nadie vivió, lo que nos llevó a la ruina económica. Por fin el número de fallecidos e infectados comenzó a bajar y llegó el deseado momento de la desescalada, camino de la nueva normalidad y poco a poco pareció que las cosas, al menos en lo sanitario, iban a mejor.

De inmediato el gobierno que ya no pudo estirar más lo del Estado de Alarma, que le había proporcionado una libertad de acción que utilizó para combatir el covid-19, pero también para cuestiones que nada tenían que ver con la epidemia y mucho menos con la salud pública -una conducta que debiera haber movido a la Justicia a actuar de oficio para poner coto a semejante irregularidad constitucional - decidió que lo mejor era quitarse el muerto de encima y se dispuso a traspasar nuevamente la responsabilidad de la lucha contra el virus, que todavía está aquí, a las Comunidades Autónomas y las consecuencias de esa medida desgraciadamente la tenemos a la vista.

Sabíamos que se producirían rebrotes, nos lo decía el sentido común y la experiencia de otros países, gracias a esas experiencias el gobierno conoce el método para combatirlos con éxito, pero en España no podemos poner en marcha las medidas que venzan a esos brotes, porque seguimos sin tener capacidad para hacer test masivos, que es una de las medidas fundamentales para controlar al virus.

Y los rebrotes empiezan a preocupar seriamente, Pedro Sánchez ha advertido que puede declarar el Estado de Alarma en algunos territorios, pero la sanidad pública sigue estando en manos de las autoridades autonómicas y debiera estar en manos del Gobierno de España a través del ministerio de Sanidad, porque es el Estado el que tiene en sus manos las herramientas que no tienen las Comunidades, además la epidemia no ha desaparecido y si hay epidemia la ley dice que el responsable es el gobierno central.

He señalado los que a mi parecer son los dos problemas fundamentales que nos han impedido luchar con ventaja contra el virus, el primero la incapacidad del Gobierno para hacerse cargo de su responsabilidad que le llevó a actuar tarde y mal, porque para los social comunistas era más importante el 8 M que la salud de los españoles y esa decisión ha colocado sobre sus conciencias cerca de 50.000 muertos, que para más INRI se niegan a admitir.

Y el segundo problema fundamental es que nunca, ni entonces, ni ahora, el Gobierno ha sido capaz de llevar a cabo test masivos, primero no los tenía, luego no pudo comprarlos, los que trajo no funcionaban y al final han decidido, por boca de Fernando Simón, que tampoco son tan importantes y no es que sean importantes, es que son fundamentales. 

Veamos como debieran ser las cosas. En el Segriá se produce un rebrote de la epidemia y la cosa se complica hasta el punto que las autoridades deciden confinar el territorio. Es una buena medida, pero de inmediato en esa comarca hubiera que haber puesto en marcha una campaña para llevar a cabo test hasta las estatuas de los parques y eso permitiría a las autoridades confinar a los infectados y sus familias y dejar a los sanos que acudieran a sus quehaceres, con las medidas de profilaxis social que estimaran pertinentes. Así de sencillo, así de fácil, es lo que han hecho la inmensa mayoría de naciones y les ha ido bien.

No nos dejemos engañar, comprendo que la inmensa maquinaria mediática del gobierno llena de cortinas de humo el escenario de nuestras vidas, pero no cedan, no dejen que gentes que han demostrado que son unos incapaces, sigan decidiendo sobre nuestra salud, porque me parece que vamos a pasar de los rebrotes a la segunda oleada sin solución de continuidad y entonces saldrá a dar la cara Fernando Simón o si ya hubiera perdido toda su credibilidad, el que haya elegido el gobierno en ese momento para que nos engañe y nos contará que la segunda oleada ha sido inevitable y encima nos explicará lo bien que lo han hecho Pedro Sánchez y la colección de ineptos que teóricamente deben protegernos del virus y la culpa será de las CC.AA y de los ciudadanos.

El virus nos dio una tregua, tregua que el gobierno no ha aprovechado para remediar los fallos que la realidad puso en evidencia, ni reservas estratégicas de material de protección, ni implementación de las camas UCIS que tanto necesitamos, ni compras de respiradores, ni campañas de testado masivo… nada de nada.

Eso sí, estamos muy ocupados y preocupados por la Emergencia Climática y la Violencia de Género, cuestiones cuya solución me parece, podríamos aplazar hasta conseguir que estuviéramos a salvo del virus.

Es una pena, pero me parece que no tenemos remedio.

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