Una canallada más del narciso socialista


Comprendo que algún lector pueda pensar que el título del presente escrito resulta irrespetuoso, pero aunque no acostumbro a ponerme el parche antes que la herida, hoy con su permiso haré una excepción. 

Entiendo que Pedro Sánchez no merece respeto alguno porque el pasado lunes demostró con su ausencia en el funeral que se celebró en la Almudena en honor de todos los fallecidos durante la epidemia, que no respeta el cargo que ostenta, Presidente del Gobierno del Reino de España, en el que debe representar a todos los españoles, a los de un color y también a los del otro y si llevado por su soberbia no es capaz de presentar sus respetos a las víctimas del coronavirus - sean 27.000, 43.000 o 50.000 que ya sería hora de que alguien nos dijera oficialmente los fallecimientos que hemos sufrido - debiera recordar aquello tan viejo y tan cierto de  “respeta y te respetarán”.

No conozco personalmente a Pedro Sánchez, por lo tanto doy por supuesto que debe estar en posesión de algunas virtudes, que de antemano les confieso soy incapaz de percibir, pero en un plano puramente teórico debo reconocer la existencia de esa posibilidad. No sé pues que virtudes puedan adornar ese carácter bronco, frío, soberbio, incapaz de empatizar con el dolor ajeno que le horroriza, pero desde luego estoy convencido que ni la humildad ni el valor personal se cuentan entre ellas. 

Cada vez que se ha encontrado ante una situación difícil, en la que hubiera ciudadanos por medio, ha evitado hacerle frente; durante la pandemia no visitó ningún hospital, mucho menos se acercó a una morgue o acudió a consolar a los parientes de los fallecidos, miedo al contagio y a la reacción de los ciudadanos y sanitarios, supongo que a partes iguales, le impidieron llevar a cabo unas acciones que son de manual en situaciones parecidas.

No creo que haya excusa que puedan esgrimir sus seguidores, porque lo cierto es que no fue al funeral por esa soberbia que tiñe todo lo que hace y además porque es un gallina. Parece ser que sus asesores le recomendaron no asistir para evitar los abucheos y naturalmente un abucheo público es algo que Pedro Sánchez no puede soportar. 

En este mundo traidor en el que la virtud del valor escasea mucho más de lo que ustedes puedan suponer, hay gente que goza de valor personal y otros que no, así de sencillo; sé de lo que hablo, por desgracia tuve la oportunidad de asistir al terrible momento en el que alguien, por sorpresa, descubría que era un cobarde y les aseguro que es una experiencia durísima para el interesado y muy desagradable para el espectador.

Por poner un ejemplo, cuando sucedió lo del 11 M, Aznar asistió a pie firme al funeral por las víctimas de los atentados, a pesar de saber que iba a pasar por unos momentos muy duros y estuvo cumpliendo con su deber soportando los abucheos y los insultos que lo tildaban de asesino. Hay gente que entiende que el cumplimiento de sus obligaciones está por encima de consideraciones personales, como es el caso del líder popular y otros a los que se les arruga el ombligo ante la posibilidad de un abucheo. 

Habrá quien quiera excusar a Sánchez explicando que no era un funeral de estado, excusas de mal pagador que no voy a discutir, era un funeral al que asistía, como era su obligación moral, el Jefe del Estado y si SM el Rey estaba allí de manera pública y oficial, él como presidente del Gobierno tenía que estar presente por muchos nudos que le tocara tragar.

Por eso  Pedro Sánchez y su gente debieran dejar de buscar excusas que no tienen sentido, se alega que el presidente no quiso asistir por el carácter religioso del acto. Resulta ridícula la excusa porque recuerdo perfectamente como Pedro Sánchez asistió como presidente del Gobierno, en octubre de 2018, al funeral de mi paisana Montserrat Caballé y si es el caso de Pablo Iglesias, que en lugar de irse a darse un garbeo por Portugal, decidió buscarse un mitin y no acudir, tampoco puede excusarse con el carácter religioso del funeral porque en el 2017 asistió al funeral que se celebró en la Almudena por las víctimas del terremoto del Ecuador.

En la decisión de Sánchez creo que pesaron varios elementos, por una parte la decisión de hacerle un feo al Rey, uno más porque la actitud de este gobierno y su presidente con el Jefe del Estado está resultando escandalosa, por otra parte lo del abucheo, que supongo influyó bastante, porque a pesar de esas maneras de matoncillo de taberna que exhibe, su currículo acredita que es un pusilánime de libro y por fin, los últimos serán los primeros, no quiso acudir a un acto en homenaje de las víctimas de su desastrosa gestión, porque el acto de la Almudena se celebraba en honor de los fallecidos y lo que él prepara, acuérdense ustedes de lo que les digo, será un acto en el que se homenajeará a los “héroes” de la epidemia y de paso, como no les quedará más remedio, a los fallecidos. Todo sea por evitar el indeseado y dolorosísimo protagonismo de los muertos y sus familiares.

Lo de irse a Portugal, es de una frivolidad difícil de soportar, no hacía ni una semana que había estado con Antonio Conte, así que no creo que tuvieran asuntos de una urgencia que justificara su ausencia, pero es que en ese viaje, la agenda presidencial quedaba libre toda la tarde a partir de las 16,00 horas. Estaba en Portugal, no en Helsinki, a una hora de vuelo desde Lisboa y si ponemos a su disposición un Falcon, podía haber llegado con total tranquilidad a la ceremonia en la Almudena. 

No quiso, no le hacía ninguna gracia asistir a un funeral impulsado por la Conferencia Episcopal en el que el protagonismo iba a ser para el Rey, su familia y naturalmente los fallecidos, llámenme retorcido pero creo que si dejó libre su agenda a partir de las cuatro de la tarde es porque estaba considerando la posibilidad de asistir por sorpresa al funeral, pero al final la advertencia de Moncloa  de que le iban a liar una buena le echó para atrás, por una razón evidente, porque es un apocado y un soberbio que no es capaz de hacer frente a los ciudadanos cuando suceden tragedias. 

¿Qué no? Recuerden lo que hizo en Canarias con los incendios forestales, no se bajó del helicóptero y evitó hablar con los ciudadanos que habían sufrido duramente la acción del fuego, lo mismo hizo en las inundaciones en Murcia, evitó cualquier posibilidad de hablar con los ciudadanos que habían sufrido pérdidas muy importantes.

Cobra como Presidente del Gobierno y eso le obliga a estar por encima de sus problemas personales, aunque ya se sabe que nadie puede dar lo que no tiene y si no tiene el valor para hacer frente a las situaciones que producen las tragedias personales, debería dimitir y a otra cosa mariposa, porque con esa conducta está ensuciando a la presidencia del gobierno español.

Eso sí, asistió Carmen Calvo que por lo visto es la que carga con todos los marrones en este gobierno, el resto del Consejo de Ministros ni estaba ni se le esperaba. Espero que sepamos hacerles pagar la canallada, porque los muertos no tienen ideología y sus familiares merecían la consideración ya que no el consuelo de sus gobernantes.

De TVE hablamos otro día, por hoy ya vamos sobrados de miseria moral



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