Del Japón, Haruki Murakami y su Tokio Blues


 

Debería entonar un mea culpa porque si digo verdad hacía mucho tiempo que ni me acordaba de Haruki Murakami, un autor japonés de primerísima fila; pero esto de escribir sobre los libros que más me impresionaron cuando los comenté hace tiempo en televisión, ha tenido hasta ahora dos consecuencias, por una parte mi lista de relecturas “obligatorias” está creciendo a un ritmo preocupante y, por otra, ha devuelto a mi memoria uno de los autores contemporáneos que más me han impresionado

Murakami es un autor diría yo que polarizante, si me permiten ustedes el palabro, porque los lectores del japonés se dividen entre los que son muy de Murakami, ahí estoy yo, y los que no lo soportan. Personalmente estoy convencido que estamos hablando de un novelista como la copa de un pino, un literato de primera categoría, que ha estado en algunas ocasiones en las quinielas del Premio Nobel. No sé si entre mis lectores abundarán más los de un lado o los del otro; a los fans del japonés nada he de decirles y a los contrarios tampoco, porque soy de los que creo que como reza el lugar común: Para gustos, colores. Escribo estas líneas con la intención de que aquellos de los que me siguen en el blog y no hayan tenido la fortuna de leerlo, lo hagan… Me ha salió un consejo bastante imperativo, pero ahí queda.

Haruki Murakami nació en Kyoto en una familia amante de la cultura, sus padres eran profesores de literatura japonesa. Él estudió también literatura, fascinado por los grandes escritores tales como Dostoievski o Dickens y también los estadounidenses Scott Fitzgerald o Truman Capote, a los que ha traducido al japonés entre otros. Es un apasionado de la música que ocupa una parte importante de su vida, incluso llegó a tener un local de jazz en Tokio.  En la actualidad es un autor de culto en Occidente y de enorme prestigio en su país.

En 1987 Haruki Murakami consiguió el espaldarazo literario internacional con Norwegian Wood, título original de esta novela y homónimo de una canción de los Beatles, la novela fue publicada en nuestro país en el año 2005. ¿Por qué los de Tusquets decidieron cambiar el título por el de Tokio Blues? Pues vaya usted a saber, aquí somos muy amigos de cambiar el nombre a las películas y he de suponer que también lo hacemos con cierta facilidad con las novelas y este es el caso.

La obra tuvo un gran éxito entre los lectores, aunque no se pueda decir lo mismo de la crítica, que la recibió bastante fríamente. Hubo críticos que la calificaron de lineal, se quejaban de que el autor no había utilizado la gran imaginación que había puesto en otras de sus obras. Otros la saludaron como una novela más que correcta pero que no se podía calificar como una obra maestra, aunque estimaban que era una buen relato.

Si traducimos blues, como canción triste ¿recuerdan aquella serie?, habrá que decir que el título que se le puso en España resulta acertado, aunque a mí no me guste que se cambien los títulos a las obras literarias, porque hay que reconocer que el relato en su conjunto es más bien triste. Un texto que nos habla del nacimiento a la vida, al amor, al sexo, a la muerte y a las difíciles relaciones entre los jóvenes.

Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles - concretamente Norwegian Wood - y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los sesenta. En ese flash back viajaremos en el tiempo y en los recuerdos de Watanawe, el protagonista del relato, que nos va a contar en primera persona los distintos avatares que sufrió allá por sus diecisiete años, pues esa es su edad al comienzo del relato.

El autor nos va a colocar ante el descubrimiento del amor por parte de un estudiante adolescente, viviremos con el protagonista su primer contacto con el amor, aun cuando él sea nada más que un espectador, porque asistirá como tal al desarrollo de ese amor que nace, difícil y duro, entre su mejor amigo, Kizuki, y la novia de éste Naoko, que va a ser el amor imposible del protagonista.

El tratamiento de los sentimientos y la dificultad para relacionarse produce algo de extrañeza, no hay duda de que la psicología de un joven japonés de los años 60 era bastante distinta a la de los europeos de los mismos tiempos y eso se nota en el relato. 

Toru Watanabe recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de Kizuki, su único amigo de la adolescencia. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad. Inician allí una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al principio de la novela, el autor, por boca de su protagonista, nos habla de la vida y la muerte; Murakami sostiene que la muerte no existe como contraposición a la vida sino como parte intrínseca de ella. La obra trata de las relaciones entre los dos sexos, de la dificultad de encontrar el amor, del desengaño, del sexo, del desamor y de la muerte, sobre todo de la muerte, que insisto, el autor nos presenta como una parte de la vida.

Una obra bien escrita, el autor describe con sensibilidad los paisajes físicos y humanos, los estados emocionales, la introversión, la imposible comunicación, pero también la profunda lealtad. Es fácil estar de acuerdo con la innata bondad del protagonista, con su timidez, y veremos a través de sus ojos la tumultuosa vida en Tokio, en la residencia de estudiantes, en el campus, etcétera. El autor nos cuenta una historia sobre la búsqueda: La búsqueda de la propia identidad, la búsqueda del amor, la búsqueda del sexo, pero también sobre la incomunicación y la soledad. Una buena historia sobre unos jóvenes en crisis, inmersos en su crecimiento moral, intelectual y sicológico que viven en una sociedad cambiante con valores contrapuestos que la distorsionan.

Y también es el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también el de las pérdidas que implica toda maduración. El protagonista es un muchacho que vive el amor como una pérdida constante. Pérdida del amigo, pérdida de la posible amante. Pero si unos se van, otros llegan, aunque constituya un doloroso pero profundo despertar al amor el rito de iniciación que supone acceder al mundo de los adultos apenas entrevisto.

Yo la recomiendo, crean ustedes que les va a gustar y su conocimiento les abrirá las puertas a otras obras de este autor que son auténticas maravillas. Por cierto se me olvidaba, para los aficionados a la música de los 60, Tokio Blues además de una buena novela es un auténtico catálogo de la mejor música de aquellos tiempos, no hay duda de que Murakami es un gran aficionado a la música, y en su relato nos presenta a una serie de personajes muy imbuidos en aquella música que constituyó por sí misma un auténtico fenómeno.

Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios me da salud y a ustedes paciencia nos volvamos a encontrar por aquí el próximo jueves. Cuídense mucho.

Un abrazo.

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