La izquierda se niega a ver

Ahora son los "salvadores" de la clase obrera

España se está convirtiendo en un país muy difícil sobre todo para quien quiera ejercer una serie de virtudes tales como la veracidad o la coherencia que están, para que vamos a engañarnos, en franca retirada. En estos momentos lo que prima es el oportunismo y la relativización y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga compañero, que la cosa está fatal. Está muy claro que el paradigma que más y mejor se practica es el que sostiene falazmente - eso es un detalle sin importancia - que el fin justifica los medios y así nos luce el pelo y lo que te rondaré morena.

Personalmente escuchar los llamamientos que está haciendo Cándido Méndez a la responsabilidad, acusando de irresponsable al Gobierno por el asunto de la amnistía fiscal, me parece – no me voy a complicar la vida – una soplapollez deleznable. Porque si de irresponsabilidad se trata, Cándido es de los que debería permanecer en un prudente silencio por el bien de todos, que el “líder sindicalista” está llegando a un límite que resulta intolerable.

Méndez ha entrado en “modo bucle” y le da igual si habla de la amnistía fiscal, de los recortes en el gasto, del aumento de la presión fiscal a las grandes empresas o de las aficiones culinarias de los miembros del gobierno, todo, absolutamente todo, afirma creará más paro. Lo que resulta una irresponsabilidad como la copa de un pino, porque en primer lugar no todo en esta vida crea paro y porque si de paro se trata y él tuviera aunque fuera un ápice de decencia personal, debiera mantener un silencio sepulcral, lo que sin duda mejoraría en gran medida las expectativas de los españoles.

Cuando escucho a los socialistas criticar ferozmente la amnistía fiscal, me acuerdo de como en el año 2010 proponían llevar a cabo una muy parecida a la que realizaron en 1991 por ejemplo y se me revuelven las tripas. Este país tiene muy poco porvenir si los que aspiran a dirigirnos, dicen las barbaridades que dicen, no porque crean en lo que afirman que eso resulta imposible,  sino con la única finalidad de llevar el agua de los votos a su particular molino electoral. No se puede lapidar al adversario político por poner en marcha una medida que es la misma o muy similar a la que uno ha propuesto o la misma que ha llevado a cabo, como es el caso del PSOE.

Los de Ferraz no se detienen en el juicio presuntamente técnico o político del asunto, aunque lo hagan desde el cinismo que supone criticar una medida que ellos pusieron en marcha en su día, pero el PSOE es capaz de cualquier barbaridad con tal de denostar al PP, de hecho Elena Valenciano se ha atrevido a preguntar si la amnistía también afectaría al “dinero negro de origen delictivo”, lo que da idea de su falta de inteligencia e ingenio, pero sobre todo pone de relieve su preocupante falta de escrúpulos y su inmensa e irracional capacidad para manipular la verdad.

No acaba aquí la irracionalidad zurda, hay quien mantiene que el Gobierno penaliza la inversión, liquidez y crecimiento de las empresas con la fiscalidad que impone el nuevo Impuesto de Sociedades, lo que es cierto pero sólo en parte y hay que hacer una  distinción muy importante. El nuevo Impuesto de Sociedades grava a las grandes empresas y protege a las PYMES, por tanto exige “al que más tiene” y si se tiene en cuenta nuestro particular modelo empresarial que hace que bastante más del 80% del mismo esté compuesto por pequeños empresarios, la nueva legislación lo que hace es modificar la injusticia que suponía que pagaran menos los que más tenían. Que hay de criticable en ello se me oculta, a no ser que alguien esté por la labor de defender al gran capital y a las multinacionales y desde luego sorprende muchísimo que eso se haga precisamente desde la izquierda supuestamente más  progre del país.

El Gobierno popular afirma que o ponían en marcha la amnistía fiscal o se veían obligados a subir el IVA y cuando el gobierno dice esto empiezo a ver las cosas bastantes más claras. Ahora comprendo el enfado del PSOE ante una medida que impide la subida del IVA, una de las cuestiones que en Ferraz esperaban como agua de mayo para endurecer la campaña contra Rajoy. Se han pasado el último mes advirtiendo que el gobierno iba a subir precisamente ese impuesto y que esa subida supondría un terrible problema para todos, el Gobierno ha hallado una solución que elimina ese argumento fundamental en su campaña de desprestigio para con Rajoy y de ahí su enfado monumental. No resulta lógico, ni siquiera decente reaccionar así, pero resulta muy  comprensible si uno conoce bien al PSOE.

Los que dicen defendernos de las maldades de Rajoy, hubieran preferido que éste hubiera subido el IVA para así poder  criticarlo con comodidad, el interés de los ciudadanos y su protección nada les importaba. Méndez por su parte ha decidido que cualquier propuesta del gobierno crea paro, pero jamás le he escuchado proponer una sola medida destinada a crear empleo, salvo las que le han colocado a él y a sus paniaguados en los consejos de administración de entidades bancarias y grandes empresas y, lo que son las cosas, percibiendo sueldos millonarios.

Rubalcaba también lo encuentra todo mal,  pero tampoco aporta ideas, simplemente porque no las tiene. Gobernó este país y contribuyó de manera muy importante a crear el déficit que nos ahoga y que ahora se intenta resolver, así que resulta imposible aceptar, desde el terreno de la lógica, que el PSOE y sus amigos puedan ser la solución del problema, cuando en realidad forman parte substancial del mismo.

Creo firmemente que no vale la pena discutir los argumentos de esta izquierda brutalmente cainita e insolidaria que lo único que pretende es recuperar el poder al precio que haga falta empleando sin escrúpulo alguno los métodos que hagan falta. Rajoy debe seguir poniendo en marcha las reformas que entienda necesarias y aplicando las medidas correspondientes. ¿Duras? pues sí, pero ya se sabe que a grandes males, grandes remedios y en España el mal que pretendemos erradicar lo han creado los que ahora, a falta de cualquier otro argumento, se echan a la calle a ejercer la violencia de la algarada.

No hay que hacerles ni caso, son como el perro del hortelano, el PP debe llevar a cabo la necesaria política de comunicación para que los ciudadanos estemos convenientemente informados y seguir adelante con su proyecto, cualquier otra cosa resultaría inútil y sobre todo peligrosa... para ellos y para todos.

Si no me creen, estudien la declaración de Méndez el de UGT, la franquicia sindicalista del PSOE, que afirma muy serio que “nuestro comportamiento (se refiere a UGT) ha sido impecable". Esa afirmación acaba con cualquier resto de credibilidad que le pudiera quedar, ¡¡impecable dice!!.

Que cierto es eso de que por la boca muere el pez.