Don Winslow, el genio de la literatura narco


Hoy quisiera comentar sobre un subgénero negro al que se conoce como la narco literatura, los relatos negros en los que aparecen, la droga, el narcotráfico y sus gentes; nació en el norte de Méjico, un lugar en el que el tráfico de drogas forma parte de la economía y de la vida de muchísimos de sus habitantes. A resultas de la acuñación del género y de su desarrollo en esa zona, se creó en el propio país una controversia muy importante.

Estaban, o están, vaya uno a saber, los que entendían que esos relatos no constituían un género, que en todo caso coincidían en utilizar un tema. Desde ese bando se afirmaba que los cultivadores del “género narco” que justificaban sus relatos en el realismo se quedaban en un costumbrismo chato literariamente hablando. Afirmaban que una cosa es el realismo y otra muy distinta el costumbrismo ramplón, denunciaban unas tramas que, según su criterio, pecaban de convencionales y populistas y añadían que la utilización del habla popular como lenguaje literario suponía un absoluto disparate y les recordaban a los realistas del Norte que “la realidad y la literatura no son la misma cosa”.

Del otro lado, los partidarios del subgénero afirmaban que el lenguaje utilizado en los relatos  que era aparentemente coloquial, resultaba ser una herramienta literaria creativa, eficaz y poética por mucho que proviniera del lenguaje que utiliza el pueblo llano y a la acusación de que el narcotráfico acababa con cualquier originalidad en las tramas, respondían que éste solo aparecía en algunas páginas y si lo hacía era porque estaba inscrito en la realidad social mejicana, por lo tanto era un contexto y no un tema monográfico.

No voy a tomar partido, cada vez que nace un subgénero aparecen los partidarios y los enemigos del fenómeno, pero me parece que la controversia solamente puede interesar a críticos, estudiosos y a algunos escritores. Al fin y al cabo habrá que recordar que lo que conocemos como novela negra, nació como un subgénero de la novela policial y ha sido capaz, tras crecer y evolucionar, de crear otros subgéneros y si a los aficionados al género les parece bien el nacimiento de la novela negra nórdica o la mediterránea, no veo problema alguno en que se acepte la eclosión de la literatura del narco con la misma naturalidad que aceptamos en su momento el nacimiento de otros subgéneros.

Pero vamos a lo que vamos, que me lío a escribir y me pierdo, hoy quisiera hablar de un escritor norteamericano que se ha convirtió en todo un referente de esa narco literatura, me refiero a Don Winslow, que también ha escrito otro tipo de novelas, negras en su mayoría, pero que es el autor de una trilogía que, en mi modestísima opinión, es una obra de culto que resulta absolutamente fundamental dentro del subgénero de la narco literatura y eso es lo que quiero comentar.

Winslow tenía la intención de escribir una novela de acción sobre el tráfico de drogas y la lucha que protagonizaba la DEA contra la acción de los traficantes. A tal fin comenzó a documentarse y se encontró frente a una hidra de más de mil cabezas, un monstruo sediento de riquezas, lujuria y sangre que desafiaba los límites de la comprensión de la mayoría de los ciudadanos. Tuvo que ampliar sus horizontes y dedicó cinco años de su vida a la investigación sobre el fenómeno, unas averiguaciones que basó en el estudio de los documentos de la administración USA, pero también llevó a cabo una investigación de campo, estudiando las estructuras de los carteles, las rutas que seguía la droga hasta llegar a los Estados Unidos y como él mismo explica, entrevistándose a los dos lados de la frontera, con individuos que daban auténtico miedo.

Por resumir, aquella modesta novela que tenía in mente se convirtió en un complejo rompecabezas, en un gran relato con tintes épicos que abarca treinta años de la guerra que lleva a cabo los Estados Unidos contra el narcotráfico mejicano, una auténtica odisea con cinco personajes principales y centenares de secundarios, un trabajo ímprobo que parió una novela magnífica.

Como ya he dicho el argumento principal relata esa lucha contra los narcos en Méjico. Pero treinta años dan para mucho, por las páginas de “El Poder del Perro” desfila la CIA, el FBI, la DEA, el Vaticano, las FARC, Chiapas, la guerra contra el comunismo sudamericano, el tráfico de armas desde China, los chanchullos políticos, la prostitución de lujo... Y como no podía ser de otra manera mafiosos italoamericanos, pistoleros irlandeses, policías corruptos, los cárteles colombianos, y un largo etcétera de temas diversos y multitud de personajes.

Los diálogos y la descripción de las situaciones son extraordinarios, la extrema violencia nunca resulta gratuita, y los personajes, tanto los principales como los secundarios, no son simples esbozos sino que cobran vida propia, van evolucionando, y cada uno de ellos consigue su momento de gloria literaria en esta novela coral donde la venganza acaba imponiéndose al deber y a la ambición. Winslow consiguió explicar de una manera muy precisa como trabajaban las organizaciones mejicanas, la relación de los narcos con las cúpulas policiales y políticas y las maniobras financieras que colocan al estado mejicano de rodillas ante el inmenso poder financiero de los narcos, todo está explicado y bien explicado en las setecientas páginas de "El Poder del Perro". Obtuvo un éxito muy importante, en España durante primer año tras su publicación se tuvieron que hacer diez ediciones de la novela.

Unos años después el autor publicaba “El cartel” una especie de macrorretrato al natural de la que muchos y especialmente Winslow consideran “la guerra más larga que ha entablado nunca Estados Unidos, la guerra contra las drogas”. Una guerra en la que la violencia contra los carteles de las droga contabiliza ya más de 100.000 víctimas. Winslow, que ha seguido muy de cerca aquellas actividades, se hace eco de ello a través de sus dos personajes principales, Art Keller y Adán Berrera, creados a partir del clásico planteamiento, dos amigos cuyos caminos se separaron para acabar enfrentándose, el primero como agente de la DEA y el segundo para trabajar para el cártel de Sinaloa de Joaquín 'El Chapo' Guzmán.

Winslow  cierra la trilogía, publicando “La Frontera”, en esta novela nos encontramos al protagonista de la trilogía, Art Keller, que sigue en la lucha, aunque ahora es el jefe de la DEA, empeñado en acabar con Adán Barrera su enemigo de siempre, que ahora es el líder del cartel de Sinaloa. Art Keller está en guerra no solo con los cárteles, sino con su propio gobierno. La larga lucha le ha enseñado más de lo que nunca habría imaginado y ahora aprenderá la última lección: No hay fronteras.

Son tres muy buenas novelas, si por casualidad no conocen “El Poder del Perro” no lo duden léanla, van a disfrutar, es un novelón de los que hacen época. Las otras dos son magníficos relatos, de hecho “El Cartel” ganó un Premio Internacional RBA de Novela Negra, así que creo que merece la pena que se embarquen en la lectura de la trilogía, quizás fuera bueno hacer un descanso entre uno y otro libro, pero léanlos y recuerden que como dice Winslow “El periodismo te proporciona los datos, pero la ficción te cuenta la verdad”.

Hasta aquí hemos llegado, si Dios quiere volveremos a encontrarnos por aquí el próximo lunes. Cuídense mucho. Un abrazo.

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