Jaume Fuster, un casi ignorado escritor negro criminal


Reza un viejo refrán que no hay mal que por bien no venga y lo que son las cosas en mi caso el adagio se cumplió. Me explico, el pasado 29 de enero, a cuenta de una subida de tensión eléctrica, me quedé sin ordenador; una faena, que sin embargo me proporcionó tiempo que dedicar a la lectura y a ordenar alguno de mis libros. Estaba releyendo “Sangre en los estantes” un libro de Paco Camarasa, el hombre que más sabía del género negro en este país y probablemente en el resto del mundo - que ya comentaré más ampliamente en una de las entradas de este blog - cuando en sus páginas me topé con un viejo conocido.

Me refiero a Jaume Fuster, un escritor de novela negra que comenzó a publicar a principio de los años setenta del pasado siglo y que tuvo un papel muy importante en el género negro escrito en catalán, porque hay que aclarar que Fuster escribió única y exclusivamente en catalán, lo que seguramente le privó de muchísimos lectores. A pesar de ello fue uno de los autores predecesores del fenómeno que, a través de Manuel Vázquez Montalbán y otros, terminó por conocerse como la novela negra mediterránea.

Es cierto que su ámbito de actuación se circunscribió a los lectores que lo hacían en catalán, pero en ese nicho de lectores creo que llevó a cabo una tarea fundamental. Fuster fue, junto a María Aurelia Capmany, Rafael Tasis y Manuel de Pedrolo, uno de los autores que escogieron el género negro para llevar a cabo una crítica política y social y lo hicieron en catalán con la intención de “normalizar” la cultura catalana. La idea era que si los suecos, los británicos, los norteamericanos…, podían escribir unas novelas que trataban los crímenes y su resolución como una plataforma realista de crítica social y política, había que hacer lo mismo, pero en catalán.

Conocí personalmente a Fuster, éramos de la misma quinta, no me gustaría que nadie tomara el rábano por las hojas y encontrarme con comentarios que tengan que ver con la política independentista que hoy nos toca sufrir a los catalanes y al resto de los españoles. Al fin y al cabo Fuster, independentista él, actuó de manera coherente con sus ideas y sacrificó sus posibilidades en el mercado literario en castellano en aras de conseguir promover la lectura en catalán.

Pero vamos a lo que vamos, Fuster que desgraciadamente murió en 1998 de cáncer, fue un escritor que reivindicó como tantos otros el género negro como herramienta para llevar a cabo la crítica y la denuncia que no se permitía en sus tiempos en los medios de comunicación, trabajó también como guionista de cine y televisión, colaborador en distintos periódicos y traductor.

Publicó su primera novela, Abans del foc (Antes del fuego) en 1971 y en 1972 vio la luz la que le haría más popular: "De mica en mica s'omple la pica" que se tradujo posteriormente al castellano como "El procedimiento". Esta novela, protagonizada por un buscavidas llamado Enric Vidal, se convirtió en un éxito de ventas en catalán con más de doscientos mil ejemplares vendidos, sin contar con los lectores que tuvo, cuando en 1985, se tradujo al castellano.

Además de este personaje, crea a Lluís Arquer - en un clarísimo homenaje al detective Lew Archer, el personaje de Ross Macdonald - para un encargo de la revista El Món en la que publicaría alrededor de cien relatos en los que Fuster proponía unos problemas de investigación que debían resolver los lectores de la revista. Diecisiete de esos relatos convenientemente reescritos se recopilaron en “Las Llaves de cristal” que se publicó en 1984.

Lluís Arquer es un detective privado  de los años 80, su autor lo hace nacer al igual que él en la Barcelona de 1945. Comienza la carrera de Derecho que no finaliza y consigue trabajo en una empresa de ventas a crédito, en la que se ocupa de investigar a los clientes; su jefe es un antiguo policía del  que aprende el oficio; con posterioridad trabaja para un abogado criminalista, labor que le da la oportunidad de conocer el mundo del hampa barcelonesa. Por fin se establece como detective privado, es un hombre solitario y extrañamente  sensible.

Su otro personaje estrella, es el protagonista de “El procedimiento”, Enric Vidal un buscavidas que conoce un par de idiomas, tiene la habilidad de desenvolverse en cualquier tipo de ambiente al que le pierde su amor por el dinero. Esa afición por el vil metal es la que le lleva a aceptar un encargo que desde el principio parece un asunto dudoso. A lo largo de la novela el hombre que le ha contratado aparece muerto y Vidal se convierte en el principal sospechoso de esa muerte. Ello le obliga a huir, mientras emprende una cruzada contra Jaume Romagosa un financiero relacionado con los círculos de poder.

En “El procedimiento” nos encontraremos con un relato muy interesante, en el que lo más importante no es la trama en sí, sino el buen oficio con el que Fuster nos lo relata. La inteligencia del autor nos presenta un protagonista que no responde al estereotipo de otras novelas negras, no es detective privado, ni policía o ex policía, por el contrario es un simple buscavidas que peca de ambicioso, este detalle en mi opinión enriquece el relato. Jaume Fuster nos muestra en su novela una visión descarnada de la sociedad capitalista, en la que la mano de obra es simplemente un recurso más en las manos del empresario.

Creo que Jaume Fuster es un desconocido, un ilustre desconocido por mejor decir, para muchos lectores y esta situación me parece injusta. Así que si sienten curiosidad pueden ustedes adquirir “El procedimiento” en Amazón, estoy seguro de que les va a gustar.

Y hasta aquí hemos llegado, si Dios quiere, volveremos a encontrarnos aquí el próximo miércoles. Entretanto cuídense mucho.

Un abrazo.

 

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