"Todo es silencio" de Manuel Rivas. Una novela que unos afirman negra y otros no.


 

Hoy quiero hablarles de un autor que es uno de los autores gallegos contemporáneos más importantes, un escritor que habitualmente escribe en gallego, aunque la mayor parte de su producción literaria está traducida al castellano y que en su momento publicó una novela, “Todo es silencio”, que me llamó la atención porque cuando salió a la luz provocó una suerte de debate entre la crítica especializada que estaba dividida entre los que decían que la novela no pertenecía al género negro y los  que por el contrario sostenían que era más negra que el tricornio de un guardia civil. Como adicto al género me interesó la obra y la leí. Ahora si tienen la paciencia suficiente como para terminar de leer este texto, sabrán qué es lo que opino sobre ella y sobre Manuel Rivas, su autor.

Manuel Rivas nació en La Coruña el 24 de octubre de 1957, es un prolífico escritor que “toca” casi todos los palos - ha trabajado como periodista, ha escrito poesía, novela, ensayo, relato corto, teatro - y ha recibido multitud de premios literarios, pero que hoy está aquí porque escribió “Todo es silencio” una novela muy interesante, enmarcada en el contrabando tradicional en las costas gallegas y su evolución hasta su situación actual, es decir hasta el narcotráfico.

Creo que sería bueno conocer cómo define a “Todo es silencio” su autor, que decía que su novela era una "obra hecha a golpes de mar" en la que nos cuenta como ya he dicho la evolución que sufrió el fenómeno del contrabando de tabaco americano en las costas de Galicia, que pasó, por aquello de los beneficios, al tráfico de cocaína y heroína. Una lacra que todos conocemos a través de la prensa y la televisión que han puesto de relieve el terrible problema que se creó en Galicia a cuenta de su existencia.

Una historia que algunos calificaron como novela negra, aunque yo estimo que sin ser exactamente un relato negro canónico, sí trata de una serie de asuntos que tienen que ver con los que aparecen habitualmente en la mayoría de las novelas negras. Manuel Rivas firma una novela realista que describe una patología que sufre la sociedad gallega y lo hace utilizando mimbres propios de la novela negra. No es que quiera hacer bueno aquello que dijo Duguesclin, ya saben “Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor” pero me parece que estamos hablando de una novela negra distinta y lo hago con el convencimiento de coincidir con el autor, que cuando habla de “Todo es silencio” la califica como "un esperpento de serie negra", ya que es "bastante auto paródica y contiene una ironía sobre la propia serie negra".

Y si eso dice el padre de la criatura, no seré yo quien lo discuta y mucho menos estando de acuerdo con la apreciación. Es curioso observar que a lo largo de la novela el protagonismo, la voz principal que nos relata lo que sucede, procede en su mayoría del lado de los “malos”, el peso del relato descansa en los protagonistas del lado oscuro, que es como llaman ahora los modernos a los malos de toda la vida. En la novela negra tradicional como bien saben los aficionados al género, el protagonismo, la carga de la historia la lleva el hombre o mujer que lleva a cabo la investigación. Así que ya saben ustedes, van a enfrentarse a una peculiar novela negra, pero que es bastante más que una novela negra y el decurso literario, la narración, discurre por distintos caminos de los que hasta ahora exige el canon de la narrativa negra.

Una cosa importante que hay que señalar es que el principal protagonista del relato es la mar, una mar omnipresente y de la que se llega a afirmar que “todo lo trae la mar”. En “Todo es silencio” se narra la historia del fulgurante ascenso social de Mariscal, un contrabandista de tabaco y whisky, un contrabandista tradicional que deviene en narcotraficante. Un hombre muy importante en el espacio geográfico en el que vive y que tiene prácticamente dominada a la pequeña aldea de Brétema, que es el lugar donde se desarrolla la historia de Manuel Rivas. Un poder que crecerá de forma exponencial paralelamente a su crecimiento como narcotraficante. Va a ser una figura muy parecida a la de un capo siciliano de acuerdo con el estereotipo que nos hemos creado de esos personajes.

Su existencia se cruzará con las de Fins, Leda y Brinco, tres amigos unidos desde la infancia por la búsqueda de restos de naufragios en el mar de Galicia. Poco a poco los destinos de los tres amigos y los de Mariscal irán convergiendo, hasta que la presencia del capo influya de manera distinta en la vida y el porvenir de los tres jóvenes. Uno de los méritos del relato es el del trabajo de creación de personajes, un trabajo que llena de brillo las páginas de la novela, una narración en la que la imaginación, el buen uso del lenguaje y el conocimiento del medio crean un ambiente espectacular. La historia de la Escuela de los Indianos con su mapamundi es una historia si se quiere subordinada a la principal pero resulta un auténtico hallazgo.

Como lo es la figura de Mariscal, un hombre prosopopéyico, a veces con logorrea que, insisto, constituye todo un descubrimiento. La codicia, la falta de respeto por los demás, la astucia, la capacidad de engaño, la rapacidad, la salacidad son “virtudes” que adornan brillantemente la figura del que devendrá en poderoso capo; un hombre que dirige el ser y el estar de los habitantes de Brétema y su comarca.

Una historia muy bien contada, el autor es gallego, por lo que penetrar en la especial idiosincrasia de sus personajes no le ha tenido que costar mucho trabajo, aunque Rivas es de los autores que reconoce cierta autonomía a los personajes, que una vez creados se desarrollan como si tuvieran vida propia. Decía que es una historia bien contada, he dicho también que los personajes resultan sobresalientes, el oficio literario del autor es francamente bueno, por lo tanto difícilmente se puede obtener de esta mezcla un mal resultado. “Todo es silencio” es una novela que se lee con entusiasmo creciente, conforme avanzamos en la lectura de las páginas que nos ofrece el buen quehacer de Marcos Rivas.

Naturalmente que es una novela negra que responde a una especie de deformación de los procedimientos normales en su construcción literaria. Ya he dicho que a veces parece que exista en el texto una buena carga de parodia, pero para ser sincero lo que menos me importa es si lo que nos cuenta el autor se produce dentro o fuera de los estándares de la novela negra. A mi modesto entender lo importante es el resultado de esa deformación, ligera deformación hay que decirlo, de las novelas del género, y el resultado es un relato francamente bueno que entretiene al lector y lo satisface; que cuenta con una colección de personajes realmente envidiable y que transcurre con un pulso narrativo francamente conseguido.

Por lo tanto sin ser una novela negra fiel en su construcción al género, sí es un relato de calidad que nos explica esa evolución del contrabando gallego hasta llegar al narcotráfico y estamos en disposición de leerlo desde el punto de vista más de los propios contrabandistas que desde el punto de vista del investigador de turno. Un buen relato que desde luego puedo recomendar sin ningún género de dudas. Creo que va a encantar a los amantes del género negro y a aquellos que gustan de los relatos de acción, pues sin que sea éste, propiamente un relato de acción sí tiene la suficiente como para que satisfaga a los lectores más especializados en ese género.

Hasta aquí hemos llegado, espero que si Dios quiere volvamos a encontrarnos por aquí el próximo sábado. Cuídense mucho.

Un abrazo.

Como probablemente sepan ustedes he publicado una novela negra "Al madero no le gusta la ropa vieja" cuyo escenario es Fuerteventura y su capital, Puerto del Rosario. Sus protagonistas, dos guardiaciviles que investigarán un homicidio. Por si estuvieran interesados en adquirir un ejemplar aquí les dejo el enlace que les permitirá hacerlo. ¡Feliz lectura!

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