La tragedia de Dreznica (Final)

El puente de Dreznica desde la orilla este
Como les decía, aquella noche dormimos en la carretera tras cruzar el puente de Alexis Ham y al amanecer nos dirigimos al destacamento. Teníamos prisa porque debíamos prepararnos para entrar de guardia y en La Legión se entra de guardia perfectamente aseado, afeitado, lustrado y planchado, hayas pasado la noche como la hayas pasado, por tanto no valía la excusa de la jornada que habíamos dejado a nuestra espalda ni la incomodidad que supone  el dormir en el BMR, nos urgía llegar porque teníamos muchas cosas que hacer antes de entrar de guardia. Llegamos al destacamento y prácticamente algunos de  los miembros de la columna de rescate, desayunaron y sobre la marcha salieron con la sección del Teniente Bartolomé en dirección a Dreznica para continuar las labores de búsqueda y rescate.

Así que el domingo 20 de junio entramos de guardia, cuyas vicisitudes les conté en el relato de esta serie que se titula “La guardia de Jablanica” Mientras cumplíamos con nuestras obligacionesen Jablanica, en el puente de Dreznica seguían los trabajos a un ritmo frenético, intentando vencer la resistencia del caudaloso Neretva que en ese tramo era muy profundo y rápido. Sobre las 10,00 de la mañana encontraron el cadáver del CLP de 1ª Samuel Aguilar Jiménez, lo hizo el legionario Galdo de la BOEL, que con riesgo de su vida bajó en varias ocasiones a pulmón libre en contra de lo que aconsejaban los buceadores británicos y localizó un cadáver, en la segunda pilastra del puente.

El lunes día 21 de junio a las 16,00 horas, mientras la I sección de la Austria se ocupaba de la seguridad,  el Teniente Pablo Delgado de Luque, perteneciente a la BOEL, localizaba el cuerpo del CLP Agustín Maté Costa. Nosotros en Jablanica nos dedicamos a limpiar nuestro armamento, mantener los BMR, reponer las raciones de previsión y sobre todo colaborar en los trabajos de fortificación - ya saben tirar de pico y pala y rellenar sacos terreros -  que no podíamos descuidar y por si había alguno no estuviera demasiado convencido, aquella noche tuvimos que volver a dormir en los refugios, mientras los croatas nos bombardeaban impunemente  otra vez.

El martes, los componentes de la II sección de la Austria volvíamos a Dreznica con la esperanza de recuperar de una vez por todas los cadáveres de nuestros compañeros, que las frías aguas del Neretva seguían reteniendo. Salimos a las 06,30 horas, escoltábamos al equipo de buceadores que mandaba el comandante Coloma, llegamos rápidamente al puente y a las 07,30 horas los trabajos habían comenzado, la sección había desplegado para cubrir los trabajos de los buceadores a los que se habían unido los de la Compañía de Operaciones Anfibias del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de Ingenieros Nº 1 que llegaron desde España.

El sol ya calentaba cuando, sobre las 10,00 horas de la mañana el Sargento De Diego localizaba el cadáver del CLP Isaac Piñeiro Varela, el tirador del VCZ, que apareció con todo el equipo colocado, el peso del mismo había impedido que pudiera mantenerse a flote. El cuerpo fue evacuado en dirección a Dracevo y los trabajos volvieron a ponerse en marcha con la finalidad de encontrar el cuerpo del sargento Delgado, que todavía no había aparecido.

Mientras proseguían las tareas de los buceadores que estaba llevando a cabo un trabajo agotador y que no se detenían bajo ningún concepto, se me ordenó subir a Vrdi para avisar a los croatas que había la posibilidad de que aterrizara un helicóptero en Donja Dreznica, para que supieran que era de UNPROFOR, de vuelta pasé por la población para ver cómo estaba la pista de balonmano que utilizábamos y los habitantes de la aldea me pidieron ayuda para una niña que estaba sufriendo un coma diabético a falta de la insulina que necesitaba.

A las 12,30 horas evacuamos en una ambulancia a la niña hasta el destacamento donde la atendieron satisfactoriamente. El día transcurría lentamente, los trabajos en el agua proseguían sin pausa alguna para el descanso, quedaba muy poco terreno que explorar de las zonas que habían marcado los buceadores, pero no hubo suerte. A las 20,30 horas se detuvieron los trabajos, se recogió el material y todos volvimos al destacamento con la amargura de no haber podido localizar el cadáver del sargento Delgado.

El miércoles 23 de junio, mientras mi sección volvía a entrar de guardia, sobre las 09,00 horas aproximadamente, el Comandante Coloma hallaba el cuerpo del Sargento Delgado, cerca del pilar del puente, con ello finalizaba la labor de rescate, se procedió a recoger el material y volvieron todos al destacamento de Jablanica, sin novedad.

Dejaron su vida en aquel puente, nuestros hermanos:

Sargento de Ingenieros José Antonio Delgado Fernández, 24 años.
Caballero Legionario Paracaidista de 1ª Samuel Aguilar Jiménez,  19 años.
Caballero Legionario Paracaidista Agustín Maté Costa, 18 años.
Caballero Legionario Paracaidista  Isaac Piñeiro Varela, 18 años.

Su muerte fue un golpe muy duro para todos, sobre todo para sus compañeros zapadores, pero nosotros éramos y creo que todavía somos, gente que no nos dejamos deprimir fácilmente. De hecho estamos acostumbrados a crecernos en el castigo; la desgracia de nuestros hermanos nos sirvió de  guía, con su sacrificio nos señalaron cuál era el camino a seguir en el cumplimiento de la misión. Y también nos recordó a nosotros y a otros, algo alejados de nuestra  realidad, que en Bosnia los que estábamos allí de soldaditos de UNPROFOR - a pesar que un gilipollas en España en su momento dijo que para hacer lo que hacíamos, mejor era que hubieran ido las Hermanitas de la Caridad - nos estábamos jugando el pellejo.

La posibilidad de perder la vida no es que nos quitara el sueño, pero todos sabíamos que lo que le sucedió a la tripulación de VCZ 10, de la Cía. de Zapadores de la AGT Canarias, nos podía haber pasado a cualquiera de nosotros, en aquel puente o en otro cualquiera, en una calle de Mostar, en los bombardeos de Jablanica, bajo los disparos de los francotiradores o en las minas de la ribera del Neretva. Tal era así que tenía un legionario en la sección que tenía escrita una frase en la parte interna de la solapa de la mochila de combate que rezaba así: “La muerte y yo firmamos un pacto, ni ella me persigue ni yo huyo de ella” que ciertamente no era una mala filosofía de vida ¡sí de vida! en aquellos tiempos y en aquella tierra.

Quizás a alguno le haya extrañado la brevedad del relato en lo que hace referencia al accidente y a las operaciones de rescate. He huido de cualquier cuestión que pudiera animar al morbo o producir dolor a los que todavía sufren con aquellas muertes, que son bastantes. Lo he hecho porque este relato en primer lugar tiene como finalidad el reconocimiento de aquellos que dieron su vida en Bosnia encuadrados en la AGT Canarias y no el detallado relato del accidente de Dreznica y  en segundo lugar pretende que los lectores entiendan mejor cuál era nuestra situación en Bosnia y cómo la afrontábamos.

No he querido hablar para nada de las causas del accidente, ni del problema que creó el traslado a España del material de buceo de la sección de la BOEL que se había ordenado apenas hacía unos días. ¿Qué es lo que sucedió?, pues lo que he contado, pero creo que la definición de las causas del accidente es un asunto que no me compete y no he querido dar las distintas versiones que naturalmente escuché allí, que no aclaraban nada. Lo que sucedió en el puente de Dreznica fue un accidente y las causas y motivos de ese accidente figuran en los informes técnicos correspondientes que son los que aclararon lo que sucedió.
Me dicen que este fue el VCZ del accidente

Lo importante es señalar la generosidad de tantos voluntarios que con 18 y 19 años pidieron ir a Bosnia para defender a los que allí sufrían, a sabiendas que en ese afán ponían sus vidas en peligro. Algunos dejaron la piel allí y otros volvimos sin mayor problema, pero que nadie se llame a engaño, todos sabíamos a lo que nos arriesgábamos.

No se equivoquen, no es un asunto que tenga que ver ni con el valor, la heroicidad, i nada parecido. Pero sí tiene mucho que ver, con el amor por el género humano, la generosidad y el sentimiento de los que pensamos que es muy satisfactorio defender a los más débiles. Comprendo que pueda sorprender lo que digo, los militares no tenemos demasiada buena prensa, la verdad es que muchísimos ciudadanos tienen una opinión sobre nosotros totalmente equivocada, pero como le decía a un lector, a nosotros nos basta con la satisfacción del deber cumplido  y no esperamos reconocimiento alguno por ello, incluso a veces cuando extrañamente éste se produce, la reacción habitual de los protagonistas es de incomodidad.

Creo que todos, los que somos militares y los que no lo son, los que estuvimos allí, con ellos y los que estuvieron antes o después, todos les debemos mucho a los que dejaron su vida en Bosnia y conviene también recordar a los casi sesenta compañeros que regaron con su sangre, no la tierra ardiente de nuestra canción, pero sí la fértil tierra bosnia. Se la jugaron, les tocó lo que les tocó y tuvieron la fortuna de salvar la vida, otros tuvieron menos suerte y se quedaron allí, pero lo hicieron por, cumplir su deber, defender al pueblo bosnio e intentar aminorar su sufrimiento, que no es mal trabajo.

Quiero recordar que corría por nuestros destacamentos un eslogan que decía “Nuestro trabajo es la paz”, puede sorprender  esa frase que aparecía en unas camisetas en un destacamento militar, pero exactamente eso es lo que hacíamos, trabajar por la paz de aquel pueblo dividido por una dolorosa guerra civil.

Tras la localización de los cuerpos, nosotros continuamos con la misión, las unidades legionarias destacan por la alegría que exhiben sus componentes, los legionarios somos gente alegre que asumimos lo que pasó, con naturalidad. Decía uno de los psicólogos que acompañó a otra AGT, “Son legionarios porque son duros, son duros porque son legionarios” y tenía mucha razón el psicólogo, el ejemplo diario producía un contagio de unos a otros entre los legionarios, así que nosotros seguimos en nuestras tareas, alegremente que es como hay que vivir y trabajar, sobre todo si la muerte ronda cerca de ti.

Mi emocionado recuerdo por los muertos de la AGT. Canarias, cuyo ejemplo servirá de acicate de nuestros hombres, que ayer, hoy y mañana seguirán cumpliendo con su deber, con desprecio absoluto por los peligros que puedan surgir, los riesgos que puedan acechar y sus consecuencias, por dolorosas que éstas puedan ser, porque ante todo está el cumplimiento de la misión. Y así  debe ser.


Comentarios

  1. Muy bien tratado el tema, como siempre. Me gusta mucho leerte todo lo que publicas sobre esa guerra que tantas vidas se llevo. Mi hijo nunca habla de eso y a mi no me gusta preguntarle. Presiento fue dura. Gracias por lo que relatas y hasta siempre

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  2. Siguiendo tus pasos, mi emocionado recuerdo para todos estos "hombres" que dieron al vida por su país, sin pedir nada a cambio.

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