Ridículo independentista, no hubo “rauxa”, jugaba el Barça y llovía

Como llovía y jugaba el Barça la gente se quedó en casa. Sólo 5.000 se acercaron a la plaza de Sant Jaume
En Cataluña de siempre se le ha dado mucha importancia a dos conceptos antitéticos que tienen que ver con la idiosincrasia de los catalanes, al menos eso dicen los que presumen de saber de estas cosas. Hablo del “seny” y la “rauxa”; "seny" se puede traducir como sensatez, de la que se dice que ha sido un virtud ejercida de manera relevante por los catalanes a lo largo de su historia. A ese concepto se opone la “rauxa” que se puede traducir, como la rabia, la ira o el arrebato. Parece que la idea es que el pueblo catalán opera con “seny” hasta que, si se le obliga, reacciona con  “rauxa”.

Pues bien, después de que el Constitucional suspendiera cautelarmente la convocatoria del referéndum secesionista, Artur Más, se apresuró a ponerse de perfil y “transfirió” la responsabilidad de continuar por otros medios la campaña oficial a la red cívica encabezada por los de la ANC (Asamblea Nacional Catalana), lo que le ha ocasionado bastante más problemas de los que tenía previstos.

A Más que no es que le crezcan los enanos, porque para desmentir ese aserto ahí está Pujol, que sigue midiendo lo mismo de siempre o quizás algo menos; pero lo que sí es cierto, es que  a Artur se le multiplican los problemas. Tiene a su enlace con la ANC, el conseller Homs, ocupadísimo en intentar frenar la “rauxa” del sector más radical de los "hijos" de Carme Forcadell, la presidenta de la ANC, que están  locos por echarse a la calle y montar una “rebelión a la catalana” como se hizo en 1934, basada en una serie de desórdenes callejeros. A los de CiU se les han puesto los pelos como escarpias, al imaginarse la que se puede liar en Barcelona, si a lo peor se juntan los “escamots” (una especie de comandos independentistas) de ANC, con el movimiento okupa y el anarquista, que no pierden oportunidad para liarla a base de bien.

Como son unos pequeño burgueses a los que le gusta ir a la revolución con corbata, de seda naturalmente, o al menos con zapatillas y sudaderas de marca cara, no pueden permitirse ese lujo. Una Barcelona llena de coches volcados e incendiados, las ambulancias transportando los heridos al Clínico, las cristaleras de los bancos hechas añicos, el Corte Inglés convenientemente saqueado  y los Mossos poniéndose las botas, dando leña sin preocuparse por los resultados, todo ello  en nombre de la independencia de Cataluña, les resulta absolutamente inadmisible.

Por eso la ANC decidió organizar unas multitudinarias  manifestaciones que permitieran a los indignados partidarios de la independencia, hacer visible su decidida y radical oposición a la decisión del TC, pero de manera pacífica. Se convocó con insistencia a los catalanes y para alejar al Parlament y la Generalitat de cualquier tipo de responsabilidad se citó a las masas ante sus respectivos ayuntamientos para que expresaran su “rauxa” ante las decisiones de "Madrit".

Desde Madrid, hay que decirlo porque es cierto, se observaba atentamente la manifestación y su resultado,  que estaba prevista a las 19,00 horas del martes pasado y que las terminales mediáticas secesionistas, asociaciones generosamente regadas con el dinero de la Generalitat, habían anunciado a bombo y platillo.

En realidad, independientemente de la cuestión de la suspensión cautelar, lo de la manifestación era un desafío que se planteaba como el acto que permitiría demostrar al mundo, el multitudinario apoyo que la causa de la secesión tiene en la sociedad catalana. Tenía que quedar meridianamente claro que el pueblo catalán no admite imposiciones de nadie; inexcusablemente, había que conseguir un éxito masivo, como el que obtuvieron en la pasada Diada.

Pero se enfrentan a un problema de difícil solución, el independentismo en Cataluña no ha nacido del sentimiento popular, por el contrario ha sido un asunto creado y criado con sumo cuidado por las élites políticas catalanas. Lo prueban los resultados de las encuestas de hace seis o siete años sobre percepción de problemas,  en las que la independencia estaba casi al final de la lista de problemas que preocupaban a los catalanes. El “proces” es un acto que nació de la coyunda de los intereses políticos y financieros de unos cuantos, que pretendían enriquecerse, mientras manejaban las riendas del poder y no del clamor de la mayoría de catalanes que estaban a lo suyo. Necesitan del apoyo constante y visible de la ciudadanía catalana y por eso es por lo que organizan todos esos actos públicos, que necesitan trabajar mucho, porque los espontáneos les salen muy mal.

Ahora necesitaban una demostración y allá que se fueron a las plazas de los ayuntamientos, la verdad es que cosecharon un sonoro fracaso. En la Plaza de San Jaime en Barcelona, consiguieron reunir algo más de 5.000 ciudadanos, lo que comparado con lo de la Diada supone un fracaso morrocotudo. En el resto de Cataluña no les fue mejor, ni siquiera en los ayuntamientos gobernados por los chicos de Más, en los que se hizo un esfuerzo supremo. En Vich acudieron a la manifestación unas 3.000 personas y en Manresa, otro lugar supuestamente propicio,  juntaron a todo tirar 2.000 independentistas. ¿La verdad?, respuesta fácil: Un sonoro fracaso.

¡¡Es que llovía!!, pues sí, pero de 2.000.000 de la Diada (500.000 decían las fuentes no nacionalistas) a 5.000 supone un recorte tan brutal que sólo se justificaría, si a las 19,00 horas del pasado martes, la Providencia hubiera puesto en marcha el segundo diluvio universal. Como no fue así, si esos ciudadanos que, de acuerdo a la propaganda de la red cívica, están dispuestos al sacrificio que haga falta con tal de conseguir su independencia, a la hora de la verdad no son capaces de aguantar una mojadura de un par de horas, ciertamente dan una impresión bastante pobre del compromiso personal de los secesionistas catalanes con su independencia.

¡¡Es que jugaba el Barça!!, eso es cierto y encima palmó. Pues hay que decir lo mismo, si su compromiso por conseguir la patria catalana es menor que el que tienen  con el Barça, lo llevan claro. Pero conste, que no fue Rajoy el que eligió la fecha, con haber convocado la manifestación para el miércoles, al menos lo del Barça lo tenían solucionado. Aunque siendo tan serios y modernos, quizás deberían explicar los organizadores de la manifestación, cuál fue el motivo por el que no consultaron con la Agencia Estatal de Meteorología o si eso les creaba problemas ideológicos, con la agencia catalana, que les hubiera anunciado que a esa hora del martes les iba a llover sin remisión.

No hubo rauxa, sencillamente porque la gente tiene más seny del que le gustaría a Más y se dedicaron a lo suyo, que al fin y a la postre los que se han montado en el dólar con el rollito secesionista y que ahora tiemblan por si salen algunas cosas a relucir, son los verdaderamente interesados en el “proces” que fundamentalmente les sirve para negociar con Madrit las partidas económicas que les interesan. Así que los ciudadanos decidieron que cada palo aguantara su vela y que se manifestarán bajo la lluvia, los Pujol, Más y su gobierno, los de CiU y la madre que los parió.

Debe ir con cuidado Artur Más, hacer el ridículo sale muy caro en política y eso es lo que hizo el pasado martes con las manifestaciones fallidas.

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