Mas en el filo de la navaja, empuja al gobierno a actuar



Tras mantener una reunión el pasado sábado, con más de novecientos alcaldes independentistas que le participaron su apoyo, parece que Mas, que el pasado viernes tuvo una actuación discreta en la rueda de prensa que ofrecieron los independentistas  al objeto de subrayar el clima de concierto que supuestamente existía, parece digo, que obligado por las circunstancias y por el empeño de ERC de llevarlo del ronzal, lo que le estaba hundiendo en las encuestas electorales, ha decidido volver a tomar el timón del “procés” y convertirse en la figura señera que llevará sin duda alguna a Cataluña a su independencia o eso al menos es lo que sostienen  él y sus seguidores más próximos.

El unánime apoyo de los alcaldes, en ese acto, celebrado el pasado sábado, más el apoyo mercenario de la ANC y el Ómnium Cultural, entidades prácticamente a sueldo de la Generalitat y que Mas utiliza para poner en marcha la consulta, mediante  testaferro interpuesto, parece que le animaron a situarse de una vez al frente del “procés”. Aunque tengo la impresión que el argumento que ha resultado decisivo para que Mas tomara esa decisión, ha sido el de disputar el protagonismo que mantenía Junqueras, el líder de ERC que estaba apareciendo ante la opinión pública, como el único que realmente quería la independencia y que empujaba a Mas, al que acusaba de tibieza, que se resistía como podía, porque al fin y al cabo, las bofetadas se las iba a llevar  él, si hacía lo que ERC le exigía.

Probablemente alguien le haya hecho ver, que como reza el viejo dicho “para ser p… y no ganar nada, mejor mujer honrada” porque no parece lógico que cargara con las responsabilidades que se pudieran derivar del desafío a la autoridad del Constitucional, mientras Junqueras se alzaba, gratis et amore, con el santo y la limosna. Pero sea por la razón que sea, Mas ha decidido seguir en esa huida hacia delante, que no sabemos en qué acabará. La gente que sabe de estos asuntos, apuestan por la ruptura del frente secesionista, en cuanto ERC se dé cuenta que pierde votos y esa ruptura se supone que permitiría a Mas, incumplir su promesa de hacer votar al pueblo catalán el 9N, excusándose en la desaparición del consenso entre todas las fuerzas separatistas.

No sé qué decir a esto, me parece una apuesta muy arriesgada, porque igual que los especialistas y los de CiU opinan que ERC va a romper la baraja, a lo peor los de Junqueras pueden decidir que resultará mejor aguantarle el pulso a Artur a ver quién se raja antes. Un poco, como aquella carrera de coches en dirección al abismo, de Rebelde sin causa, en la que el vencedor era aquel que abandonara más tarde el vehículo.

Como los secesionistas no han tenido jamás el menor empacho en decir hoy una cosa y al día siguiente la contraria, cualquiera sabe lo que mañana nos puedan decir. Lo único que parece que está vigente en estos momentos, es que Mas afirma que tiene un plan para llevar a cabo el referéndum secesionista, pero lo mantiene en secreto, por si las moscas. Cada uno creerá lo que mejor le parezca, pero no sé yo si mucha gente confiará en la cambiante hoja de ruta de los de CiU, aunque hay que reconocer que Mas ha sorprendido a propios y extraños y parece que ha recobrado la iniciativa, cuestión desde luego no menor.

De todas maneras a Más le ha surgido un problema inesperado, uno de los catedráticos elegidos para conformar esa especie de Junta Electoral  a la catalana que Mas nombró, saltándose a la torera la suspensión de la consulta, un tal Joaquim Brugué, politólogo que enseña Ciencia Política en la UAB, ha dimitido, porque entiende que ese órgano no garantiza la limpieza democrática de la votación. Mal asunto para Más y el "procés", por lo que la “sociedad civil” al servicio del secesionismo, le está dando toda la leña del mundo al pobre Brugué, instrumentando una feroz ejecución civil que supongo servirá  de advertencia a los dubitativos.

Esto es lo que sucede en Cataluña y ¿en Madrid, qué es lo que se está haciendo?. El pasado jueves Mas firmó el decreto que nombraba a los miembros de la Comisión de Control (Junta Electoral Central de Cataluña para entendernos) que habían sido elegidos por el Parlament. El viernes el gobierno anunciaba que iba a recurrir el decreto, si bien advertía, como ya comenté ayer aquí mismo, que había puesto en manos de la Abogacía del Estado todo este asunto para que fueran los expertos los que emitieran su veredicto de cómo llevar este asunto.

Puede parecer que el gobierno actúa de manera timorata y excesivamente prudente, personalmente comprendo que a Rajoy y a sus ministros, los dedos se les tornen huéspedes en este asunto y sientan temor a que el tribunal Constitucional, al que conocemos todos los que tenemos memoria, les haga una “jaimitada” de las suyas. Supongo que están, como los jugadores de un equipo modesto que juegan contra un equipo de los grandes y cuando el árbitro pita un penalti contra el equipo de campanillas;  inmediatamente los modestos suponen que el árbitro se las va a liar en cuanto pueda, por aquello de hacerse perdonar o demostrar su “imparcialidad”.

Creo que así está el gobierno, prefieren asegurarse de cualquier paso que den, porque en asuntos de esta gravedad, por pequeño que sea el error, puede resultar fatal. Y seré el único, pero me parece bien lo que hace Rajoy, si yo tuviera tratos con el Constitucional iría con muchísimo cuidado y para los que escandalice mi afirmación, le dan ustedes un repaso a la trayectoria del Alto Tribunal y verán lo mismo que está viendo el gobierno y que ve cualquiera que quiera hacerlo, que agüita con los del Constitucional, que se la traen en lata.

Por lo tanto, apoyo al gobierno mientras éste pretenda actuar de manera contundente si bien perfectamente organizada. Todos nos jugamos mucho en este asunto, esto no se resuelve desde la indignación y el sacrosanto derecho al pataleo. Hay que aplicar la ley y hacerlo de manera contundente e impecable, porque todos conocemos a los independentistas catalanes, especialistas en buscar un  agujero, allí donde nadie ha sido capaz de verlo.

En los próximos días veremos que da de sí el plan secreto de Mas y la capacidad del Tribunal Constitucional en colaboración con la Fiscalía General del Estado, para hacer respetar sus decisiones. Mientras tanto todos, Más, Rajoy, nosotros y “ellos”, todos, desgraciadamente seguiremos en el filo de la navaja.

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