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Aviso a navegantes

De espaldas entre sí y de espaldas al interés general



Llevamos ya una semana, o más... que al final uno pierde la cuenta, aguantando lo del “Caso Bárcenas” y con él, las diversas declaraciones e interpretaciones que de los hechos relativos a ese caso se dan, según convenga a cada bando, mientras dejamos a los pies de los caballos los jirones de nuestra imagen ante la comunidad internacional y en esos jirones queda gran parte de nuestra credibilidad nacional, económica, financiera y política. Entretanto tanto - muchos - encantados ante lo que supuestamente está sucediendo, se han dedicado a practicar el innoble deporte de intentar dejar ciego al adversario, aunque para ello, necesiten obligatoriamente quedarse tuertos en el intento.

Resulta francamente desolador vivir en este este clima de denuncias cruzadas, basadas en documentos dudosos, algunos de factura muy difícil de aceptar; en la utilización de la filtración interesada - al objeto de procurar el feroz linchamiento del adversario político, olvidando naturalmente la presunción de inocencia - y en el obsceno manejo de la demagogia para enconar, aún más si cabe, la herida que sufren tantos y tantos conciudadanos que no pueden dar de comer a sus familias, mientras se les dice, sin pruebas hasta la fecha, que sus dirigentes roban a manos llenas, con la deleznable finalidad de añadir dificultades al adversario político.

Y todo está está sucediendo sin que a nadie preocupe que las verdaderas víctimas de esta batalla partidista, seamos los ciudadanos. En este ambiente no se puede vivir, no podemos continuar así y de hecho no creo que merezcamos sufrir una situación semejante.

Los ciudadanos deberíamos ser capaces de distinguir entre lo que es información y lo que no es otra cosa que una manipulación de la realidad, al servicio de oscuros intereses, que dominan a la perfección la manipulación sesgada de los medios de comunicación y así, conociendo la verdad, poder actuar en consecuencia.

Y que no se me revuelvan ni los zurdos, ni los otros, mi crítica incluye a todos los bandos de la casta política, que por lo visto ha decidido que es mucho más rentable excitar los sentimientos de los ciudadanos, antes que razonar y dar las explicaciones pertinentes. Y aquí estamos, habitantes de una nación europea, en el tercer lustro del siglo XXI, en la que en lugar del debate basado en las ideas y apoyado en la verdad, resultan preferibles los usos y maneras de una pelea tabernaria, en la que todo vale con tal de perjudicar las expectativas del adversario, olvidando por completo el interés general.

El último barómetro del CIS recogía un dato muy clarificador, el 88% de los ciudadanos desconfían de Rubalcaba y al 82% de los españoles les pasaba lo mismo con respecto de Rajoy. Está claro que si uno lo está haciendo mal, el otro lo hace peor todavía. Espero que la lectura de este dato, que supone un claro aviso a navegantes, les haga reflexionar, así no pueden continuar. Pero no se llamen a engaño, la advertencia también nos atañe como ciudadanos, a todos nosotros.

Debemos exigir rigor, prudencia, eficacia, transparencia y honestidad a todos; menos ruido y más información veraz y hay que demandarlo a los nuestros y a los contrarios, que, como ya he dicho, este aviso a navegantes nos incluye a todos, o ponemos remedio o vamos directos al abismo.

Así que manos a la obra, creo que la urgencia de la situación así lo exige.




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