La izquierda española a la deriva

El "demócrata" Cayo Lara, propone un golpe de estado callejero.
Ciertamente vivimos en un escenario que resulta difícil de asumir. España sufre una crisis económica terrible de la que deriva un paro importantísimo, nos enfrentamos en muy mala posición a problemas de muy difícil solución. Vivimos en un estado de emergencia nacional y éste que estamos viviendo, es un momento decisivo para el porvenir de la Nación y de todos los españoles.

Paralelamente a la crisis económica, laboral y financiera, los ciudadanos estamos sufriendo una  terrible crisis moral. Movidos por el disgusto, el dolor y la desesperación, los españoles hemos perdido la fe en nosotros mismos y en nuestra capacidad para afrontar problemas cuya solución necesita imperativamente de la decidida voluntad ciudadana.

Poco a poco nos hemos ido convirtiendo en un país en el que sus habitantes esperan que sean otros los que les solucionen los problemas. Sé que lo que digo no me va a aportar muchos amigos, pero es muy cierto y hay que decirlo. Resulta suicida la postura de  esperar que problemas del calado e importancia a los que nos enfrentamos, se solucionen a través de la utilización de una varita mágica o el discurso falaz, sin la inexcusable colaboración de todos los españoles.

Somos los ciudadanos los que tenemos que recobrar nuestra vieja fibra, oculta hoy bajo una capa de quejas y pataleos inútiles y hacer frente de manera decidida y contundente al problema que puede acabar con nosotros como nación, en esta Europa de nuestros pecados.

Seguro que habrá quien diga que me he vuelto loco, qué los políticos nos han metido en esto y son ellos y los banqueros los que deben sacarnos del hoyo. Es un argumento tan extendido como infantil, difícilmente se puede pedir a los pirómanos que se transformen en taumatúrgicos bomberos. Sin la convencida voluntad de los españoles de hacer y aceptar lo que haya que hacer para salir de esta situación, toda medida que se aporte desde el gobierno a la solución del problema va a ser mal recibida y así es muy difícil que solucionemos nada.

Estamos en una crisis, cuyo origen fue internacional pero a esa crisis tenemos que sumar la nuestra, la que nos es propia. Durante largos años hemos dejado que se crearan las situaciones objetivas que han propiciado su estallido y ahora, cuando nos revienta en la cara el resultado de la imprudencia de muchos años, pretendemos encontrar al demiurgo que devenido en político providencial y providente nos saque milagrosamente de esta crisis y además sin que haya que aceptar demasiados sacrificios.

― ¿Así que la culpa de todo esto es de los ciudadanos? Lo que me faltaba por oír.
― No Dª María, no digo eso.

La culpa es de muchos, pero no es el momento de buscar culpables, no tenemos ya tiempo para estas cosas, es tiempo de buscar soluciones y eso sí que es responsabilidad de todos. Sin el apoyo de los ciudadanos a las medidas que decida este gobierno – conviene recordar, por mucho que disguste, que lo elegimos nosotros y no la UE - esto se va a la mierda.

Comprendo que no resulte fácil de aceptar, pero hay que jugar con las cartas que tenemos y hacer oídos sordos a los cánticos de sirenas de una izquierda, que teniendo mucha responsabilidad en lo que nos sucede, incapaz de reconocer que no tiene ideas para sacarnos de esta crisis y mucho menos del marasmo moral en el que inútilmente intentamos sobrevivir, víctimas de su inanidad intelectual, han decidido tirar por la calle de en medio y están instalados en el viejísimo juego de aceptar quedarse tuertos, si a cambio los del PP se quedan ciegos.

Una izquierda víctima de su relativización ideológica que sólo es capaz de ofrecernos el camino fácil, pero peligroso e inútil, de la algarada, el disparate y la utopía, cuando no de la falsedad.

Cayo Lara afirma que IU ganará en las calles lo que no le dieron las urnas, un disparate atroz que no merece más comentario. Los sindicalistas del metro de Madrid deciden organizar tres huelgas que coincidan con la visita del COI a nuestra capital. Cargos públicos de IU piden que se empale a un actor metido a político. Un cargo orgánico del PSOE afirma que en España se mataron pocos curas y se incendiaron pocas iglesias, Méndez afirma que España falsifica las cifras del déficit y se queja de que la UE las vaya a aceptar. Almunia, el prócer socialista que tanto daño nos ha hecho ya en Bruselas, advierte al gobierno de que impondrá multas millonarias a España si el ejecutivo defiende a Iberia de la rapacidad británica, imponiendo un arbitraje.

La acción de la izquierda pretende aprovechar la insatisfacción ciudadana y hacerla suya, no tiene ideas más allá de subir los impuestos y poca cosa más. Toda su estrategia está dedicada a perjudicar nuestra imagen en el exterior, para dificultar la acción de este gobierno, que no son unos genios, pero que han logrado recortar 40.000 millones de euros en las cifras de déficit. Es por ello, porque hay cifras que parece advierten de mejoras, que la izquierda se dedica a boicotear la imagen de España, para ahuyentar a los inversores.

La izquierda  ha decidido que no van a permitir que España salga de esta crisis de la mano de los populares y les da lo mismo si con esta decisión nos condenan a una intervención de la UE. No defiendo a los de Rajoy, otros que tal bailan, pero sí digo que no podemos permitirnos el riesgo de cambiar de caballo en mitad de la carrera, en primer lugar porque no es prudente, pero sobre todo porque no hay otro caballo. 

No hay repuesto. Eso lo sabemos todos, por lo tanto lo que toca es trabajar más y quejarse menos, las páginas de la prensa dan miedo, las redes sociales asco. Si nos limitamos a sentarnos en un rincón, llorar sobre la leche derramada, condolernos de lo malos que son los políticos, escuchar a los que con interés partidista pretenden sabotear la acción del gobierno y criticar con razón o sin ella todo lo que se haga, no se engañen de ésta no salimos.

Ahora toca apretar los dientes y tirar p’alante por duro, largo y doloroso que sea el camino que nos espera, no nos queda otra.

Estoy convencido que de ésta saldremos, malparados, exhaustos, doloridos, pero saldremos, espero que ustedes también lo crean.

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