Hoy se examina Rubalcaba

A Rajoy, hoy le toca debatir
Como diría Aznar hoy toca debatir sobre el estado de la Nación. Un debate que en teoría sirve para que el gobierno exponga la tarea llevada a cabo y ponga en conocimiento del Parlamento las líneas maestras de su acción para el próximo año y las concrete en unas propuestas que somete a la consideración del Congreso. La oposición por su parte debate el informe del gobierno y sus propuestas, presenta las suyas y ya al final, que hay gente que ni siquiera se entera, se votan las propuestas y aquí paz y más allá gloria celestial.

Pero este debate se ha transformado en otra cosa. Es o pretenden que sea, una suerte de pelea de gallos que mantienen el presidente del gobierno y el jefe de la oposición. Un enfrentamiento personal en el que los medios de comunicación deciden quien ha ganado o perdido la jornada. Y como en España la objetividad de los medios de comunicación resulta prácticamente inexistente, uno puede leer o escuchar opiniones absolutamente contrarias, emitidas por sesudos tertulianos que nos hurtan el verdadero contenido del debate y las propuestas.

Nos hemos cargado el sentido del debate, que de herramienta importante para que los ciudadanos nos enteráramos de qué ha hecho el gobierno de la Nación y cuáles son sus propuestas para la resolución de problemas concretos, ha pasado a un enfrentamiento feroz, en el que lo que menos importa que es lo que se dice y lo que vale es como se dice y sobre todo, cómo se nos explica lo que  nos han dicho.

El debate, como es lógico, supone un examen del gobierno y su presidente, pero en el de hoy, lo que es la vida, quién pasará el examen más duro será Rubalcaba. 

Rajoy lleva una temporada terrible, ha tenido que acometer reformas que no han gustado a nadie, ni siquiera al propio gobierno que se ha visto obligado llevar a cabo una serie actuaciones y a imponer unos recortes económicos durísimos. A esa pesada carga hay que sumar el paro que sigue subiendo, lo dicen las cifras, otra cosa es cómo vaya a ser su comportamiento a lo largo del año, pero el paro es un asunto que preocupa muchísimo a los ciudadanos. Sumen a todo esto el fantasma de la presunta corrupción generalizada a la que se ha visto expuesto a cuenta del caso Bárcenas y ya para que les cuento. Podría seguir, pero me parece que con estas pinceladas dejo claro que la posición de Rajoy no es nada fácil.

En esto de las democracias parlamentarias lo normal es, que si el presidente del gobierno pasa por una situación delicada, el jefe de la oposición lo tenga muy sencillo. Pero España y yo somos así señora, como decía Marquina por boca de Diego Acuña. Nosotros somos tan originales o complicados, vaya uno a saber, que resulta que hoy el que peor lo tiene es Rubalcaba.

Y dirán ustedes, eso lo dice usted porque no traga a Alfredo. Pues siendo cierta mi falta de simpatía por el personaje, no es por eso. Rubalcaba nos ha demostrado a todos los españoles, pero sobre todo a su partido que es un malísimo opositor y naturalmente de esa percepción se derivan dos ideas muy peligrosas para sus intereses personales. Si cuando la situación de la economía y el paro,  se lo pone como dicen se las ponían a Fernando VII y aun así las encuestas lo destrozan, el PSOE no puede menos que pensar que como candidato, como repuesto de Rajoy, está listo de papeles. Un pensamiento nada halagüeño para D. Alfredo, pero no es lo peor, Rubalcaba sabe que en el partido socialista ya no lo quieren como Secretario General, el run run es perceptible para cualquiera que tenga un oído medianamente normal.

Por lo tanto se la juega a título personal. Todos hemos sido espectadores de algo que ha sorprendido a ciudadanos, militantes socialistas, niños, niñeras y militares sin graduación. Todos – sálvese el que pueda - pensábamos que Alfredo Pérez Rubalcaba era un hombre maquiavélico, al que siempre le quedaban como mínimo tres regates, capaz de transformar el agua en vino en el debate político, peligrosísimo por su inteligencia y dominio de la táctica y de  la estrategia, maestro en la utilización de los tiempos y  mago de la palabra.

Pues bien, el mago no ha sido tal y hoy por hoy lo que sabemos con certeza es que Rubalcaba, bajo presión, lo hace muy mal. Hoy pedirá por tercera vez en quince días la dimisión de Rajoy, la reiteración en esa petición, no dará más peso a la misma, por el contrario sonará a que falto de argumentos se refugia en el mantra. La idea es tan mala que hasta Felipe González le corrigió al respecto. 

Mire D. Miguel perdone usted ¿pero de qué van a hablar hoy? que se enrolla y no me aclara nada.

Como diría cualquier político, me alegra que me haga esta pregunta Dª María. Le cuento, Rajoy hablará de la mejora en la situación económica, explicará las medidas concretas que piensa implementar en la lucha contra el paro, se reputará libre de corrupción y poquita cosa más.

¿Y Rubalcaba? Pues Rubalcaba pedirá la dimisión de Rajoy, lo acusará de permitir la corrupción, negará todo aquello que resulte positivo del discurso de Rajoy y sé que me repito, poquita cosa más.

Pero le voy a decir una cosa Dª María, a casi nadie le importa lo que digan, lo importante para todos es saber quién ha “ganado” el debate. Situada la ceremonia en estos términos ya le digo que no lo va a ganar nadie y que los perdedores van a ser la honestidad, la transparencia en la acción política, el rigor intelectual, la verdad, el raciocinio, el servicio al interés general y por tanto y por resumir, los que seguro que perdemos hoy,  vamos a ser los ciudadanos.

¡Hay que ver lo pesimista que está usted, hoy! 

Dª María un pesimista no es otra cosa que un optimista informado, pero insisto, no se deje usted engañar, hoy quien se examina de verdad, quien se juega los cuartos a cara o cruz, es Alfredo Pérez Rubalcaba.

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