Campaña electoral, fastos y miserias

Esta es la sede del Tribunal Constitucional
Comenzó hoy a las 00:01 horas la campaña electoral, lo hizo con la mala noticia para muchísimos españoles, de la legalización de las listas de Bildu por parte de nuestro Tribunal Constitucional, que como es su costumbre, le ha vuelto a enmendar  la plana al Supremo, como ya ha hecho en otros asuntos de esta misma índole.

El Constitucional ha aceptado las argumentaciones de los de Bildu que han conseguido que este tribunal valide las 254 listas, que el Supremo había declarado ilegales. Consideran los magistrados del Constitucional, que el Tribunal Supremo vulneró el derecho a la participación política de la coalición integrada por EA, Alternatiba y los “independientes” de la izquierda abertzale, consagrado en el artículo 23 de la Constitución.

Este tribunal se ha ganado a pulso la fama que tiene, de plegarse a las presiones del poder político; lo hizo en su “estreno” , cuando aquella sentencia sobre Rumasa, que ensució desde el comienzo, su ejecutoria y no contento con ello, ha ido resbalando por la pendiente, de tal manera, que tras lo del Estatuto Catalán y la bronca pública de la entonces Vicepresidenta de la Vega a la Presidenta Casas, lo de la independencia del Constitucional suena a camelo puro y duro.

Con este tribunal tenemos un problema muy serio, por una parte su reconocida y pública sumisión al poder político y por otra, un asunto de técnica jurídica. El Tribunal Constitucional se ha convertido en algo para lo que no fue creado, se ha convertido, al servicio del interés político, en una última instancia judicial.

Está claro que ese no es su papel, ya existía un tribunal, el Supremo, que era la última instancia judicial en España. El repugnante camino de las listas de Bildu, trufadas de batasunos y de individuos a los que podíamos ver en los homenajes a los etarras, debía haber acabado su andadura en esa instancia.

No creo que haya nadie que dude de la legalidad constitucional de las leyes que aplicó el tSupremo en su fallo, en el que cerraba el camino de las urnas a unas coaliciones contaminadas por la presencia de notorios cómplices de la organización etarra. Si el fallo del Supremo se llevó a cabo conforme a derecho y si las leyes utilizadas son perfectamente constitucionales, alguien es capaz de explicar cuál es la labor del Constitucional, en este asunto.

En todo caso el Constitucional lo que debe valorar es si la Ley de Partidos y la Ley Electoral se ajustan a la Constitución, pero no, si Sortu o Bildu pueden presentarse a las elecciones; para valorar eso ya están los tribunales ordinarios.

Y así no luce el pelo, tenemos un tribunal, el Constitucional, con un currículo tan espantoso de sumisión al poder político, que no le queda otro camino que el de su disolución y tras ella acometer la tarea de volverlo a crear con unas reglas que circunscriban su labor a lo que realmente interesa, que tengamos un órgano judicial, independiente, honesto y transparente que determine si las leyes y normas están de acuerdo con la Constitución y punto.

No voy a opinar sobre las listas, lo ha hecho el Tribunal Supremo del Reino de España, Bildu  no debería participar en lo que muchos cursis llaman “la fiesta de la democracia”, basta leer las transcripciones de algunas conversaciones de conocidísimos etarras para saber de que pie cojea, esta repugnante coalición.

Si tienen alguna duda, recuerden las manifestaciones de Urkullu y Zapatero sobre este asunto. El Presidente Zapatero le pedía al nacionalista que esperara al dictamen del tribunal Constitucional, que no tomara medidas a cuenta de la sentencia del Supremo. ¿Puede expresarse más obscenamente la manipulación política del Constitucional a manos de Zapatero y sus muchachos?

Creo que no hace falta insistir, ya digo que sobre las listas de Bildu, me limito a creer en lo que ha dicho, la Policía Nacional, la Guardia Civil, el CNI y el Tribunal Supremo. Aunque eso no tenga importancia alguna para el gobierno y Zapatero, que a lo único que están, es a sus expectativas electorales y a mantener el pacto con el PNV a la vez que avanzan en el camino de rendir el estado de derecho a los etarras.

O hay alguien que tenga dudas en cómo se va a terminar esto. El PSOE intentará vender la rendición de España y los españoles ante ETA, como una victoria de la paz. Mientras consiguen esto, mediante las excarcelaciones, huídas más que sospechosas, apoyo judicial a las listas de Bildu, etc., etc., necesitan el apoyo del PNV, lo buscan y lo obtienen, el precio no importa.

Eso es todo lo que quieren y para eso si hay que poner asesinos en la calle, se hace; si hay que permitir que los asesinos se escapen, se hace; si no se detiene a huidos de la Justicia, porque no interesa al deseo socialista, se hace; si hay que advertir a los terroristas para que eviten su detención, se hace y si se necesita la complacida colaboración del Tribunal Constitucional, pues se presiona a los magistrados “progresistas” y se hace.

El Gobierno se ha apresurado a recordar que ellos impugnaron las listas. Apliquemos el viejo dicho latino “Excusatio non petita, accusatio manifesta”, para los de la LOGSE, la traducción directa dice: “excusa no pedida, manifiesta acusación”. Así que además de todos los ademases, ese empeño en justificar su posición, denuncia a las claras, de quién es la mano que ha mecido la cuna en el Constitucional.

Todos lo sabemos.



































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