Ébola



Ayer comentaba en Radio Sintonía mi opinión sobre las consecuencias derivadas de la infección sufrida por Teresa la auxiliar de enfermería que había tenido contacto con los dos misioneros repatriados. Tengo que decir que aunque el virus del Ébola es temible, quizás en España deberíamos reaccionar a su existencia, con un poco más de conocimiento y capacidad de análisis. Si uno lee las redes sociales se da cuenta que hay mucha gente aterrorizada, a la que van dirigidos precisamente los mensajes más negativos y responden hoy, de manera muy parecida a la que responderían los europeos en la Edad Media ante la brutal aparición de  la Peste Negra que se llevó por delante a 25.000.000 ciudadanos.

Creo que nos enfrentamos a un problema muy serio, pero manejable al menos en nuestra sociedad. Ni somos, ni nos parecemos a Sierra Leona y no es lógico que tanto los medios de comunicación como las redes sociales se dediquen a exacerbar el lógico temor que produce un virus que mata al 90% de los seres humanos a los que infecta. El desconocimiento de lo que realmente ocurría no detuvo a nadie o casi nadie. Las televisiones y las emisoras de radio se poblaron de especialistas en el Ébola y demás enfermedades infecto contagiosas, propias del África Central, que jugaron a ver quién era el que decía el disparate más grande o daba pábulo al rumor menos fiable.

Desde las redes sociales, que por momentos se convirtieron en una repugnante cloaca, se agitaron convenientemente los miedos de la población con una irresponsabilidad nauseabunda. Todo valía y aquel que crea que en las redes sociales lo que se produce es espontáneo, se engaña; ciertamente hay una parte del tráfico que lo originan ciudadanos interesados en el tema del que se trate, pero también están aquellos grupos que operan de manera concertada. Si alguno tiene dudas al respecto, recuerden una serie de mensajes con el imperativo PÁSALO, que muchos conocemos y recordamos.

El caso se politizó de inmediato y con ello se había liquidado cualquier posibilidad de hacer frente al problema de manera organizada y rigurosa. Porque para su vergüenza, los que exigían las dimisiones de los “responsables”, estaban jugando al miserable juego de cuanto peor, mejor. Tenían una infectada y les hubiera ido muy bien para sus fines, que cayeran en la infección dos o tres ciudadanos más y no se enfaden, que todos sabemos con quién nos jugamos los cuartos No ha existido un debate que buscara la verdad de lo ocurrido y la solución al problema, lo único que interesaba era señalar culpables, lo fueran o no y cortar cabezas, porque se trataba de un asunto político.

La cuestión estaba clara, el gobierno imprudentemente había traído a dos españoles enfermos de Ébola y nos había expuesto a todos a la pandemia, porque a la vista estaba que el sistema no había funcionado y para muestra bien valía un botón, ahí estaba la pobre Teresa.  Hoy las cosas están cambiando, el pensamiento que tiende a imponerse es que el sistema funciona, aplicando una deducción basada en la lógica: Si entre todos los que tuvieron contacto con los misioneros, sólo se ha infectado una persona, habrá que pensar que el fallo estaba en la persona y no en el sistema.

No voy a hacer juicios de valor sobre la pobre Teresa, aunque haya manifestado hasta en la tele, que tuvo un fallo y se tocó la cara con los guantes infectados, no voy a valorar la extraña conducta que observó a lo largo de los días en que incubaba su enfermedad, porque si Dios quiere y se cura, ya habrá tiempo de hablar de esas cosas, pero me gustaría denunciar el hecho de que los medios de comunicación se hayan  dedicado a dar noticias que no tenían, porque aunque se acepte que el rumor es la antesala de la noticia, sigue siendo un rumor y no se puede dar más que como rumor y pare usted de contar. Los medios de comunicación, sálvese el que pueda, han observado una conducta que lo único que ha hecho ha sido desinformar y alarmar a la población.

No puedo dejar de tocar dos temas muy delicados, el primero el de Excalibur el pobre perro de la auxiliar que fue  sacrificado. Hemos montado un número tan esperpéntico que en Europa primero se rieron y después se hicieron cruces. Todos los días en España se sacrifican cientos de esos animales sin que nadie o muy pocos hagan algo para evitarlo, lo sé porque me duele. Tengo un perro sacado de la perrera y es un miembro más de mi familia, pero lo que ha montado la izquierda progresista a cuenta de la muerte de ese animal, me repugna por la evidente hipocresía de los “indignados”.

Mi tocayo D. Miguel de Cervantes asistió a la batalla de Lepanto, que se desarrolló el día 7 de octubre  de 1571. Hace de ello cuatrocientos cuarenta y tres años, Don Miguel sostenía que fue la más grande ocasión que vieron los siglos y tuvo la fortuna de participar en ella; nosotros lo tenemos peor, nos hemos limitado a observar y otros a participar en la mayor gilipollez colectiva que se verá en siglos. En la comparación entre aquellos españoles y nosotros, desgraciadamente, creo que salimos perdiendo.

En segundo lugar está lo de los sanitarios que se niegan a trabajar, alegando que no tienen medios ni conocimientos. Comprendo que el virus dé mucho miedo, pero resulta inadmisible que quiénes se dedican a la sanidad, un servicio público, los que conforman nuestra línea de defensa sanitaria y cobran por ello, cuando pintan bastos pretendan rajarse y salir por patas. Cada uno se gana la vida como quiere o como puede y cuando vienen mal dadas, hay que dar la cara. Hace un par de días veía a un  médico en no sé qué país africano y me dieron ganas de llorar,  el tipo decía que tenía miedo, pero que estaba allí porque sus compañeros y él mismo, eran los únicos que iban a impedir que su país desapareciera devorado por el Ébola. Ese es el espíritu, lástima que tengamos que ir tan lejos para encontrarlo.

Lo de los dos misioneros, no ha sido una locura de nuestro gobierno, como algunos pretenden. No dejen que nos conviertan en una sociedad cobarde, insolidaria, violenta, ignorante, insensible y brutal, como muchos orates de la izquierda pretenden. Si no me creen contemplen con ojo crítico el espectáculo habido en los medios de comunicación, en los cenáculos políticos y sobre todo en las redes sociales y esto no ha acabado todavía. Pueden estar seguros de que si muere Teresa, la auxiliar de enfermería, se desatará la violencia más irracional en las calles. Es para echarse a llorar

Comentarios

  1. Más allá de que la izquierda esté utilizando este tema como arma arrojadiza ,de forma repugnante, y si caen más, mejor para ellos.
    Fue una barbaridad traer a los misioneros, y este hecho sí es para que dimita cuando menos la ministra. El fallo humano existe y existirá, debes de contar con ello, lo que no puedes es correr el riesgo de por atender a uno, que no tiene solución, y pongas en riesgo a cientos. Luego está el egoísmo del misionero permitiendo que lo trasladaran, sabiendo que no hay esperanza, poniendo en peligro al resto. Agradeciendo la enorme labor social que hacen en África, están ahí porque ellos quieren.

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    1. Bueno USA, Reino Unido, Alemania, Noruega han repatriado a sus nacionales infectados de Ébola, y creo que USA y Alemania, no lo sé con certeza se ha traído a gente que no era del país. Si las cosas se hubieran hecho bien en el hospital, si la pobre Teresa no hubiera cometido ese fallo terrible sobre todo para ella, si cuando tuvo las primeras décimas y fue al médico y no le advirtió que había tenis contacto con el ëbola, si Mato fuera una ministra como hay que ser, si los sindicatos "medicos" no hubieran aprovechado la ocasión para cobrarse las cuentas pendientes con el gobierno de la CA, si...

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    2. Que pena me da. No hay una sola información clara e imparcial cada uno cuenta la historia buscando su provecho. ....... ?que fue del bien común? Que fue de la compasión? .... somos SINS....

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    3. Francia repatrió una enfermenra y Alemania dos personas...

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    4. ¿Si esos dos misioneros fueran tu padre y tu hermano habría que repatriarlos...o tampoco?
      Los ciudadanos que no tienen la sensibilidad de ayudar a sus compatriotas son simplemente un atajo de miserables.

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    5. De entre las muchas cosas terribles que pasan estos días, una de las peores es comprobar que a algunos les preocupa más un animal que un ser humano, que a muchos les parezca mal que se repratien a los enfermos de ébola a sus paises de origen. Como alguien ya ha apuntado habría que ver si la opinión de esas personas cambiaba de tratarse de sus padres o hermanos...

      Por otro lado si aceptamos el razonamiento de que los misioneros contagiados que trabajaban en Africa ya sabían a lo que se exponían, lo mismo se puede decir del personal sanitario que trabaja en España y de la pobre Teresa, no? Pues nada, que se fastidien y a dejarlos pudrise a su suerte. Me parece una actitud egoista, nauseabunda y apenas humana.

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    6. Yo soy de esos que consideran que se cometió un grave error trayendo a dos misioneros de edad avanzada y a punto de morir. Y NO SOY UN MISERABLE. Miserable, en todo caso, es el que pone en peligro la vida de los demás que no han querido participar en el juego en cuestión (juego en cuestión= irse voluntariamente a Africa a curar y ayudar a la gente, lo cual es muy loable). El que juega lo hace a las duras y a las maduras, aunque parece que García Viejo no solicitó que lo trasladaran. Creo que hay que ser consecuente con esto independientemente que el afectado sea un familiar o no. Tendrían que haberlo atendido en Africa poniendo todos los medios.

      Tal vez - y solo tal vez - no pensaría como pienso si España fuera un país normal como esos que han traido a su gente contagiada (Alemania, EEUU, Noruega, etc) pero España es un país de gente cutre, tramposa y chapucera. Y la prueba es el contagio aquí y lo mal que se ha llevado a cabo el procedimiento, si es que éste existía. En estas condiciones traerse gente infectada es una temeridad.

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  2. La mejor forma de estar preparados para una posible pandemia, es haber peleado contra ella y haber acumulado experiencia, fallos incluidos. Y no, no fue un fallo repatriar a los españoles, el fallo está en pensar que está mejor que se mueran allí, sin medios, y que a mí me dejen tranquilos, como si esto de lo que le pasa a los demás no nos concerniera.

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  3. Para lo que insisten en la conveniencia de no repatriar a los misioneros, aconsejo repasar el Estatuto de los Cooperantes, cuyo enlace dejo aquí, deben leer el contenido del artículo 10 del texto en su apartado e)

    http://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2006-8466

    Creo que lo deja todo más que claro, cristalino, porque los misioneros son cooperantes.

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  4. Repatriar a dos personas que durante décadas han dado sus vidas por los demás, es el mínimo agradecimiento moral que se les podía dar aunque estuvieran a punto de morir. Cualquier nación que se precie de ayudar a sus compatriotas hace lo mismo. No traerles no va a evitar que surjan más casos de contagio, es solo cuestión de tiempo.

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