Pedro Sánchez se instala en Babia mientras Rivera va a lo suyo



Parece que comienza a permear la teoría que exponía ayer sobre las intenciones que tiene Albert Rivera para hacerse con la presidencia del gobierno. Este miércoles  pude leer un artículo en La Razón en la que se explicaba algo muy parecido a lo que yo describía, ya hay analistas que comienzan, por si acaso, a construir un modelo  distinto al que manejaban hasta la fecha, que en este mundo traidor de la política, nunca se sabe. 

Pero mientras esto sucede, Pedro Sánchez impertérrito, sigue empecinado en negar lo evidente; ya no es el encargado de formar gobierno, eso se le acabó el viernes pasado, cuando el Congreso de los Diputados le sacudió la badana parlamentaria y le negó su apoyo. Parece que Pedro Sánchez se considera investido, eso sí, “in péctore”, y por eso anunciaba ayer muy serio que Iglesias recapacitaría y le daría su apoyo.

Decía que Sánchez anunciaba en la tele que se consideraba presidente y en un arrebato de generosidad ofrecía la vicepresidencia de ese gobierno que afirma va a presidir, a Pablo Iglesias pero sin descartar que pudiera haber más de una vicepresidencia, al objeto parece de contentar a Albert Rivera. 

No conozco personalmente a Pedro Sánchez, pero me da la impresión que es de una soberbia feroz, de una iracundia peligrosa y de una tozudez infinita y esas características le impiden manejarse bien con la realidad. Ayer sostenía que él no podía estar en contra de un gobierno de coalición, porque eso es  lo que habían querido los ciudadanos, concediéndole al PSOE, ojo no al candidato, solamente 90 diputados.

Estoy hasta la coronilla de que cada vez que un político hable de estas cosas se erija en el intérprete de la voluntad popular y nos explique su interesada versión de lo que han querido decir los votantes a través de sus votos. Ahora resulta que el pueblo español acudió a las urnas con el decidido propósito de votar para que Pedro Sánchez gobernara, pero en lugar de darle como sería lógico, su confianza masivamente o al menos de manera que fuera el candidato más votado, los españoles que debemos ser muy retorcidos, decidimos votarle, pero poco. 

No vayan a pensar que Sánchez piense que eso fue una derrota ni de lejos, el resultado de la votación  no se debió a que el candidato fuera percibido por los votantes como un político mediocre. No, eso sucedió así porque el pueblo español en su infinita sabiduría quiso que Sánchez fuera presidente de gobierno, pero de un gobierno de coalición. Y aunque les extrañe a ustedes después de soltar el disparate se quedó tan tranquilo, exhibió esa sonrisa inquietante que tanto luce y continuó con su exposición hija del argumentario de Ferraz, trufada de márquetin político y absolutamente huérfana de contenido.

Todo el mundo recuerda que tras el fracaso de su investidura, ofreció -sin contar con uno de los padres de la criatura- “ampliar” el acuerdo que había firmado con Ciudadanos, para atraer a Iglesias y con esas declaraciones lo único que demostró fue que el celebérrimo pacto era puro papel mojado o en el mejor de los casos una declaración de intenciones hecha a toda prisa para salir del apuro. Lo hizo siguiendo ese axioma tan marxista (Sector Groucho) que ustedes conocen sobradamente, que reza así “estos son mis principios, si no les gustan, tengo otros”.

Es de una torpeza estomagante, porque le da lo mismo jurarle amor eterno a Albert Rivera y prometer ir de su mano a las negociaciones con otras fuerzas políticas, para sin solución de continuidad, ofrecer cambiar el contenido del pacto sin que los de Ciudadanos supieran nada, que les faltó tiempo para organizar públicamente su queja y advertir que ellos habían firmado lo que habían firmado y para otras cosas había que hablar.

Afecta ignorar que justamente ayer, después de su intervención en Cuatro en la que ofrecía vicepresidencias varias, al podemita y al que se arrimara por allí, salió a los medios el Secretario de Organización de los naranjitos que dejó clarísimo que en el acuerdo firmado por el PSOE y su organización “es imposible que entre Podemos”.

Todo esto demuestra que Pedro Sánchez ya ha decidido rendirse ante Podemos, vestirá al santo como pueda, pero va a pactar con Iglesias sí o sí, a no ser que el PSOE se lo impida, porque con sólo Albert Rivera no llega a la presidencia y eso lo sabe él, lo sabe Rivera y lo sabemos todos, salvo que la maniobra de Rivera fructifique y el de Ciudadanos se vea presidente con el apoyo del PP y la abstención del PSOE.

Mientras Rivera va a lo suyo, Pedro Sánchez se mantiene en la inopia, de hecho afecta estar tan seguro de su situación que ya sabe cómo será el gobierno que va a presidir. Será paritario naturalmente, con independientes de prestigio, signifique eso lo que signifique para Sánchez y transversal, para contentar a la derecha y a la izquierda, se olvidó, no se yo si apropósito, de lo de reformista y advirtió a los bolivarianos que el que tiene la potestad para nombrar a los ministros es él, por eso digo que está en la inopia o refugiado en Babia, como hacía su maestro ZP.

Sigo creyendo que esto sólo lo puede solucionar el PSOE, que tiene que evitar como sea ir a las elecciones en junio porque lo iban a pasar muy mal, como es lógico el partido socialista buscará un  pacto por difícil que sea; pero también saben en Ferraz que pactar con Podemos les va a obligar a cerrar “la tienda” en cuanto acabe la legislatura, dure ésta lo que dure, que esa es otra.

Por eso me inclino a pensar que si las cosas se ponen muy mal, mal ya están ahora, intentarán que el PP trague con la ejecución de Rajoy, a cambio de la abstención socialista y el apoyo de Ciudadanos y que entre peperos y naranjitos se jueguen a los chinos la presidencia y así buscar la manera de mejorar su situación, colocándose en la oposición durante una legislatura lo más corta posible.

No sé si será así porque la bola de cristal que tengo sufre alguna interferencia, pero que Pedro Sánchez está en Babia, eso lo podría jurar.

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