Águeda Montelongo incapaz de defender a los suyos

Los protagonistas de nuestro particular dúo de La Africana
Los ciudadanos de Fuerteventura hemos asistido a una tragicomedia política protagonizada por Mario Cabrera, presidente del Cabildo y Aguedita Montelongo que entre otros ostenta los cargos de Consejera de Turismo, Presidenta del PP majorero y Parlamentaria Regional, y digo tragicomedia pero podría decir sainete o comedia de enredo, porque en los sucesos que vamos a comentar, nada es lo que parece.

Un grupo de “cargos de confianza”, nueve ciudadanos que en su día fueron nombrados a dedo para que, presuntamente, trabajaran en nuestro Cabildo; militantes “distinguidos” del PP claro está, solicitaron que se les concedieran unos días de vacaciones, con la clarísima intención de quedar libres de sus obligaciones para con el servicio público y poder trabajar en la campaña electoral al servicio naturalmente de su presidenta.

Mario Cabrera reaccionó despidiendo a los que habían osado hacer semejante petición. Revestido con la inmaculada toga de la honradez política afirmó, que si querían trabajar para Águeda Montelongo y el PP, conforme, pero que no lo harían mientras cobraran el sueldo del Cabildo y los puso de patitas en la calle.

Esta es el primer acto del sainete, una burda maniobra para concitar la simpatía de los votantes. Estoy de acuerdo en que aquellos que cobran de las arcas públicas deben dedicarse en exclusiva a trabajar al servicio del interés general, aunque no creo que sea de la incumbencia de Mario Cabrera lo que hacen los empleados del Cabildo durante sus vacaciones reglamentarias.

Pero además hay que decir, porque es cierto, que el primero que actúa como la Montelongo es Mario, que no permite que empleados del Cabildo trabajen en una campaña que le hace la competencia. Tanto una como otro patrimonializan la política, considerando como propios los medios que pagamos los ciudadanos. Por otra parte si Mario Cabrera no estaba de acuerdo con la petición, existe una solución conocida por todo el mundo salvo, parece ser por Mario, podía perfectamente haber aplicado el viejo dicho: Contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar; bastaba con negarles las vacaciones alegando necesidades del servicio y aquí paz y más allá gloria celestial.

Es público y notorio que Mario Cabrera y CC, utilizan desde tiempos inmemoriales el Cabildo Insular de Fuerteventura como su finca particular, en la que se ha enchufado a multitud de compañeros, amigos y parientes, lo que le convierte en un experto en clientelismo político y por tanto conocía bien cuál era la intención de los peticionarios. Le pusieron las cosas como se las ponían a Fernando VII y creó un problema que le ha permitido favorecerse ante la opinión pública, de esa imagen de justiciero defensor de la cosa pública que, desgraciadamente, nos consta que no es.

Así que Mario no ha vacilado en jugar con el pan de nueve personas, ante la oportunidad de sacar ventaja política y ésta es una conducta inaceptable por mucha demagogia y propaganda barata que se haga. Pero Águeda Montelongo todavía ha actuado peor, acusa a Cabrera de ser el “campeón del enchufismo político”, cuando ella, que es mucho más fina y glamurosa que el de CC, no será la campeona, que eso debe ser muy ordinario, pero sí es la princesita del mismo pecado.

Todos saben cómo coloca la Montelongo a sus amigos en las instituciones y como con nuestro dinero paga la fidelidad y el trabajo partidario de sus militantes y si alguien lo ignoraba, ahora con este follón ya lo sabe. Feo asunto, aunque lo más llamativo ha sido la reacción de Aguedita ante el despido de sus leales.

Ha denunciado como una “persecución política” la expulsión de sus paniaguados y ha pretendido sacar brillo y esplendor de su pecado político. Águeda pretendía que los ciudadanos le pagáramos el sueldo a los que iban a trabajar en su campaña y eso es intolerable, aunque ella crea que justifica su conducta con la utilización del viejo argumento del “y tú más”.

Es lo de siempre “díjole la sartén a la alcuza, apártate que me manchas”, aunque existe un “pequeño detalle” que llama la atención. Sus fieles, a la calle, ella critica a Mario Cabrera, pero sin embargo no ha tomado la decisión que todo el mundo esperaba, es decir, el abandono del grupo de gobierno. Primero debiera haber dimitido ella y sus compañeros del PP y luego clamar ante la presunta injusticia y la “persecución política”

¿Qué con las cosas de comer no se juega?, pues no sé qué decir, la verdad. Me parece repugnante que mientras los suyos cargan con su particular desgracia, ella y el resto de Consejeros sigan gobernando, al menos hasta la hora en que esto se escribe, con el verdugo laboral de sus compañeros por aquello de mantener sus sueldos hasta el último día de la legislatura.

El sainete ha puesto de relieve el brutal egoísmo de Águeda Montelongo y sus compañeros que han decidido permanecer en sus puestos, cobrando eso sí, mientras que los suyos eran despedidos. Necesariamente esta decisión les va a hacer muchísimo daño, electoralmente hablando. Quién va a votar a una política que utiliza a las personas en su provecho y cuando las cosas salen mal, las abandona a su suerte. Si no es capaz de sacrificarse siquiera por los suyos ¿quién va a elegirla para que les defienda?

Creo que este asunto va a provocar que Águeda, en Fuerteventura no pueda pedir el voto a los ciudadanos mirándoles a los ojos. Todo en este mundo tiene su lado positivo, hoy conocemos mejor que ayer a Águeda Montelongo… y a Mario, no se olviden de él ¡Vaya par de patas “pa” un banco!

























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