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Socialismo español ¿dónde vas triste de ti?

Tranquilos y relajados
Difícilmente podíamos considerar, hasta los que no le hemos tenido nunca en demasiada consideración al PSOE, la inmensa capacidad que están demostrando sus dirigentes para ir acabando, una tras otra, con cualquiera de sus características fundamentales, sea su doctrina ideológica o los sistemas internos de funcionamiento que siempre han pretendido defender.

Tras apuntarse alegremente a un neoliberalismo económico, que parecía imposible de aceptar por gente alineada, dicen, con la izquierda “civilizada” y progresista europea. Tras aplaudir frenéticamente la labor exterminadora del sistema que consagraba el estado del bienestar en nuestro país, ahora emprenden alegres y confiados la tarea de eliminar cualquier vestigio de democracia interna en su organización y todos relajados, contentos y tranquilos.

Fue Alfonso Guerra el que afirmaba en su momento, que los socialistas iban a dejar a España tan cambiada que “no la iba a reconocer ni la madre que la parió”. Desgraciadamente no se equivocó demasiado; sus sucesores han dejado al país como un solar, pero estoy convencido que no era esa la intención de la afirmación del hermano malo de los Zipi y Zape socialistas, que anduvieron bastante tiempo unidos en las tareas de gobierno de España.

Ahora los barones y la dirección socialista, tras dejar nuestras expectativas financieras, el mercado laboral, la capacidad productiva, la competitividad nacional, nuestro prestigio internacional y la esperanza de los españoles a los pies de los caballos y aceptar entusiasmados la ejecución de unas políticas suicidas de endeudamiento, han decidido, tras aplaudir e impulsar el mayor recorte social de nuestra historia,  ponerse a la tarea de eliminar cualquier rastro de  la paupérrima democracia interna que resistía todavía en el PSOE.

Alguno habrá que diga que los conceptos de democracia interna y PSOE no pueden ir en la misma frase, no voy a discutir eso. Tengo serias dudas, rectifico, sería más cierto decir que no tengo ninguna duda sobre la falta democracia interna de los partidos políticos en general, pero me refiero al ataque frontal a la imagen democrática del PSOE que ha supuesto la designación de Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato sucesor de Zapatero, para las próximas elecciones generales.

Mal, muy mal tienen que ir las cosas, para que se haya producido esta decisión de la dirección federal del partido, apoyada en la voluntad expresa de los “barones socialistas”. El viernes pasado los barones acudían a Ferraz y aprobaban sustituir la celebración de un congreso por el de una inofensiva conferencia política. El partido de las primarias, los que más han presumido de democracia interna, acababan de un plumazo con esa supuesta y más que dudosa democracia que decían presidía la ejecutoria de la organización socialista.

El PSOE ha huido del proceso que le tocaba: las elecciones primarias en las que hubieran intervenido más de 200.000 militantes que hubiera elegido si les hubieran dejado al candidato socialista para las próximas elecciones, un procedimiento imposible de “controlar” con eficacia, y ya puestos y metidos en harina escapan también del Congreso Extraordinario y se acogen a una desconocida figura organizativa que titulan “Conferencia Política”.

Han acabado con cualquier atisbo de democracia interna, los barones se han alineado con Blanco, que por fin ha traicionado a Zapatero y, con una autoridad que les niega la evidencia de su reciente derrota en las urnas, han maniobrado para entregar el PSOE en las manos de Rubalcaba. Tampoco es que me extrañe, el PSOE en particular y la izquierda en general, de este país, se han caracterizado siempre, por su poco amor por la democracia real y por sostener inmutables que el fin justifica los medios.

Pero llama la atención que el futuro más próximo del PSOE sea una figura del pasado, un hombre del felipismo, que parece, entienden es el único capaz de gestionar el porvenir del partido. Si para ir hacia delante se ven obligados a volver al pasado mal negocio, muy mal van las cosas en el PSOE. Si el socialismo español tiene que recurrir, como  oferta a los votantes al portavoz del gobierno de los GAL y la obscena corrupción felipista, si se ve obligado a recurrir al ministro del “Caso Faisán”, si la figura señera que debe protagonizar la reorganización y resurrección del proyecto socialista es el padre del “pásalo” del 12M y responsable de los asaltos a las sedes del PP en aquella aciaga jornada de reflexión, mal asunto, para los socialistas y para cualquiera que ame la libertad.

En el PSOE, cosas de la vida, y sobre todo del amor por el poder, acaban de reinventar la “democracia orgánica” franquista; volvemos a los tiempos de la representación indirecta. Con Franco los electores eran los cabezas de familia, ahora con el PSOE los que eligen son los barones territoriales. Con Franco la opinión de los ciudadanos no importaba nada y con el PSOE la opinión de la militancia no existe.

Claro está que puedo entender que hay gente que cuenta con "habilidades" especiales, Alfonso Guerra era el hombre de los dossiers, éste es el hombre de “lo sé todo, sobre todos”, quizás esa sea su virtud principal; lo de correr los 100 metros en menos de 11 segundos, es un chorrada zapateril tan aguda como lo de la tierra y el viento, pero el miedo es un elemento muy poderoso y eso si lo administra bien Rubalcaba.

No me ha gustado jamás el PSOE, pero lamento que los déficits democráticos de los partidos crezcan de manera exponencial. Urge reformar su papel en la política española y sobre todo su indeseada influencia en  las decisiones del gobierno de la nación. Si gobierna el Partido, si el interés de la organización política está por encima del interés de la Nación, no estamos hablando de democracia, hablamos de fascismo puro y duro aunque lo protagonicen gente, presuntamente de izquierdas.

Mucho ruido y pocas nueces, para elegir al que, seguramente va a ser el jefe de la leal oposición a partir de las elecciones generales. Da miedo que un hombre como Rubalcaba compita como candidato a la Presidencia, apoyándose en el inmenso poder que le da el Ministerio del Interior. Que se vayan preparando los peperos, ahí es nada lo que les queda por pasar.


Comentarios

  1. Pues a mi Rubalcaba me parece un tipo inteligente y muy capaz. No sé si lo "sabe todo de todos".
    De todas formas no me parece que eso sea malo intrínsecamente, depende del uso que haga de dicha información. Está bien saber quién tienes alrededor.

    Y sí, creo que es una lástima porque es un candidato quemado antes de empezar.
    Que conste que me parece que lo han hecho y lo están haciendo muy mal. Aunque esa es una afirmación que aplicaría a todo el sistema político, viciado y venenoso en sí mismo.
    Hacen falta muchos cambios y no solo en el PSOE.
    Saludos Miguel
    Anna

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  2. Bueno pero yo hablo de lo que sucede y significo, creo, la necesidad de cambios no solo en el PSOE. Y lo de "Lo sé todo, sobre todos" fue una amenaza proferida en el Congreso, mal asunto cuando un individuo es capaz de decir eso públicamente.
    Un abrazo, gracias por tu opinión y por tu lectura.

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  3. Sé como fue el tema "Lo sé todo, sobre todos". La realidad es que de momento no ha hecho uso de ese conocimiento infinito de las oscuridades de nuestro querido Congreso de los imputados (ay! quería decir diputados)

    Para mi es de lo mejor que queda en política. Como ya he dicho de poco le servirá no va a jugar ningún partido.
    Solo puede atenuar la estrepitosa caída libre socialista...que ya es mucho.
    Te leo encantada algunas con acuerdo y otras veces en total desacuerdo.
    Un abrazo

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  4. Así es la vida, una veces disenso, otras consenso, de todas maneras agradezco muchísimo las lecturas y si son de personas, como es tu caso,que disienten mucho más. Lo de hoy era un escrito de tono, pretendidamente, humorístico.
    Un abrazo

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