La investidura, Amaiur, los votos y las pelas.

Iñaki Antigüedad

Bueno, se cerró el trámite y Rajoy consiguió la confianza de la cámara. A favor votaron los de Foro, UPN y el PP, a los que hay que sumar la sorpresa del PNV, que está tan amable con Rajoy que mi amigo Erkoreka, a lo largo de su intervención me recordó – en ocasiones - a la intervención que protagonizó la diputada nacionalista canaria Oramas, en su despedida a Zapatero. Si no la misma, muy parecida cantidad de almíbar en ambas intervenciones y una cintura perfectamente engrasada para poder doblar la bisagra, parlamentariamente hablando. Pero si existe la suma, es porque cerca anda la resta y a los votos afirmativos que se esperaban, hubo que restar a los de CiU, que aceptaron – faltaría más - lo del puesto en la mesa del Congreso y el necesario apoyo del PP en Cataluña, pero debieron entender que quedaban mejor con su clientela política votando en contra y así lo hicieron. Se abstuvieron los de Amaiur, para no “participar” en la elección del presidente del gobierno de España, en su jerga el “estado opresor”. Y por descontado votaron en contra los socialistas y el resto de los nacionalistas.

A ver si a final de mes a los etarras se les remueve la conciencia abertzale y le dicen al Interventor, que no van a cobrar un céntimo de su sueldo, por aquello de mantener su pureza batasuna. Qué será que no, porque – no sé cómo se dirá en vasco – con las cosas de comer no se juega. Y por lo visto su dignidad se mancha si participan en según qué votaciones, pero lo del dinero es cosa distinta, que los vascos tendrán el origen étnico que tengan, pero desde siempre sus terminales políticas han cobrado hasta el último céntimo que le han podido rebañar a los “españolazos”, así que a lo peor resulta que además del RH ese que tienen, deben disfrutar en su misterioso ADN colectivo, de unos cuantos genes fenicios.

A los de Amaiur no les fue nada bien en el Debate, supongo que lo pasarían mal, tirando a peor, teniendo en cuenta que están acostumbrados a torear de salón en el País Vasco, saltarse a la torera, la lógica y la decencia, la política y la otra, y además ser aplaudidos por los cipayos de turno, ya saben los del PNV y el PSE. Lo de ayer tuvo que ser una amarga prueba para ellos. Para empezar cambiaron de representante y si para hablar con el Rey mandaron al espigado “colega”de Urgandarín, para el debate escogieron a un batasuno de los de siempre, el paradigma abertzale pero con barba.

Lo que sucede es que los de Amaiur y mucha gente más le tienen, me parece, mal tomada la medida a Rajoy, que tiene fama de no enfrentar, aunque los que así opinan parece que no tienen presente que el ayer candidato, fue en su tiempo ministro del Interior y conoce a ETA perfectamente y ha tenido que asistir a las consecuencias de sus crímenes en primera fila, así que mal enemigo tenían los batasunos, ergo etarras, ayer en el Congreso. Y lo cierto y verdad es que, para satisfacción de muchos y dolor de algunos Rajoy estuvo, por decirlo en tres palabras, per fec to.

Desde el comienzo del debate, se posicionó claramente, cuando al comienzo de su intervención recordó a las víctimas. Una clarísima declaración de intenciones, fue más concreto y definitorio cuando, a palabras del dulce Erkoreka de ayer, le respondió, poniendo por delante el cumplimiento estricto de la legalidad en este asunto. Ante ETA, los abertzales, los presos y toda la demás mandanga etarra, el gobierno de España presidido por Rajoy aplicará sólo la legalidad vigente. Es más le advirtió a Erkoreka, que los asuntos políticos que se puedan derivar del terrorismo etarra no son primera prioridad, primero es la solución de la crisis y la creación de empleo y después Dios dirá.

Y ya cuando le contestó al batasuno Antigüedad, que desde luego hace honor a su apellido, le espetó una de las frases del Debate: “Yo a ustedes no les debo absolutamente nada, ni yo, ni la sociedad española, que es la acreedora” una verdad que resulta llamativa, teniendo presente la repugnante ambigüedad con la que se han movido los socialistas en este asunto. Y está claro que alguien que se niega a condenar a ETA no puede hablar y de hecho, y si en este país el Tribunal Constitucional fuera un tribunal y no lo que es, esta gente de Amaiur no hubiera llegado jamás al Congreso.

Y aunque hay que decir que, formalmente, el filoetarra de la camisa roja, estuvo correcto a lo largo de su intervención, no se puede aceptar que se equipare en sede parlamentaria al dolor de las víctimas con el de sus verdugos, arguyendo que estamos ante nuevos tiempos. Como bien le recordó Rajoy, ETA no ha desaparecido, y aquí habría que subrayar que ayer o antes de ayer podíamos leer unas declaraciones de Eguiguren el presidente de los socialistas vascos y uno de los principales culpables de la actual situación política de los abertzales, que decía que no se puede garantizar que no haya otro atentado y consecuentemente más muertos. Así que ya me contarán ustedes qué clase de paz es esta que se nos ha vendido desde la progresía de este país, que sólo beneficia a los intereses de los oficialmente “derrotados”.

Esta gente debería darse cuenta de algo muy importante. A pesar de que gran parte de la sociedad española los toma como lo que son, enemigos de España y, cuanto menos, amigos de los asesinos, ellos están en el Congreso. A los abertzales cuando no les han gustado las cosas, en vez de actuar políticamente, se han dedicado al innoble deporte del tiro en la nuca y la bomba lapa. Unos a eso y otros a defenderlos y ayudarlos, como es el caso de los de Amaiur, por lo tanto poco tienen que hablar; los que tienen las manos manchadas de sangre están con ellos.

Impecable Rajoy, que mostró esa fibra que en ocasiones cuesta percibir. Les tapó la boca con dignidad, se negó a aceptar lecciones de los que no pueden darlas y cuando el batasuno replicó que seguirían perseverando, les indicó cómo pueden aplicar esa virtud: “Sea perseverante con un objetivo, que ETA se disuelva. Ése es el mejor ejercicio de perseverancia que usted podría hacer” Y es muy cierto, lo de seguir defendiendo a los asesinos frente a sus víctimas, no se le puede llamar perseverancia, a esa conducta si hay que definirla con propiedad, hay que llamarla contumacia.

Creo que podemos felicitarnos todos los españoles ante la actitud del que será presidente del gobierno de España, resulta extremadamente clarificador que la simple afirmación de que se va a cumplir estrictamente con la legalidad, arranque aplausos, concite entusiasmo y abra una puerta a la esperanza de una gran mayoría de españoles. Desde luego explica muy claramente como ha sido la actuación socialista en un tema tan doloroso como este.

Repito, Rajoy estuvo impecable; correcto, pero contundente, ya era hora que las cosas se dijeran con claridad y que los problemas se afrontaran con gallardía.



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