Rivera y Sánchez pactan no se sabe bien qué. La investidura no, desde luego



Supongo que debe ser culpa mía, los años no pasan en balde y debo reconocer que soy incapaz de comprender la alegría y satisfacción que expresan por un lado Albert Rivera (a) El Equidistante ¡hay que ver lo educado que es este chico! y por el otro, Pedro Sánchez (a) El Doliente, a cuenta del acuerdo que en principio han alcanzado. 

A Sánchez le parece muy bien la reforma exprés de la Constitución que Rivera ponía como condición sine qua non para pactar y el socialista  ya ha dicho que si eso es todo lo que hay que aceptar, por él de acuerdo y no se hable más del asunto.

Tampoco es que Rivera pidiera cosas muy difíciles de aceptar, supresión de los aforamientos, eliminación de las diputaciones provinciales, limitar a dos mandatos el ejercicio de la presidencia del gobierno, eliminación de 10 miembros del CGPJ y rebaja del número de firmas de las iniciativas legislativas populares  a 250.000. En lo de las diputaciones, muy probablemente esté el problema al que haya que limar mayor número de asperezas con los de Ferraz, pero no llegará la sangre al río, porque es un objetivo fácilmente aceptable prácticamente por cualquier fuerza política del signo que sea.

Así que ya tienen un acuerdo, aunque  no les sirva para gran cosa, no entiendo, ya digo que la edad no perdona, qué es lo que van a hacer con ese pacto anunciado tan alegremente, si tenemos presente que con él no son capaces de conseguir la investidura de ningún candidato. Porque  entre C,s. y PSOE reúnen 130 votos, cifra que no alcanza ni de lejos la mayoría absoluta necesaria y si van a por la mayoría relativa, necesitarían contar con el beneplácito (abstención) de Podemos y del Partido Popular o de al menos la de uno de los dos.

Y tal como están las cosas no parece probable que los de Iglesias, que ya se están desgañitando acusando al PSOE de electoralismo barato, ni mucho menos los del PP que le tienen a Sánchez casi las mismas ganas que Susana Díaz, estén por la labor de allanar el camino ni al PSOE ni a C,s., por razones distintas, eso que  quede claro; porque ya me sé yo lo que van a intentar vender las supuestas fuerzas progresistas y ahora reformistas; denunciarán la falta de coherencia del Partido Popular, que dirán vota lo mismo que Podemos, lo que supone una manipulación brutal, porque se puede votar que no a una propuesta por motivos muy distintos. Por poner un ejemplo, unos porque no estén de acuerdo con el programa excesivamente intervencionista de los del PSOE y los otros, por todo lo contrario, por considerarlo insuficiente.

Parece que de lo que se trata en estos momentos de confusión extrema es buscar una víctima a la que poder acusar de que con su actitud ha evitado la investidura de un candidato y ha provocado la convocatoria de nuevas elecciones y les resultaría muy cómodo a Rivera y Sánchez que los que cargaran con esa culpa fueran los del PP, que a lo que se ve, desde lo de la foto de las Azores, están en el mundo para que les den leña.

Lo de la investidura parece lo más importante si uno escucha a los portavoces de los partidos y hay que decir, porque es cierto, que el lío este será lo primero por aquello de la cronología, pero lo verdaderamente importante para el futuro es saber que gobierno parirá el candidato investido; porque lo de gobernar en minoría es un arte que, en este país de nuestros pecados, prácticamente se desconoce y más ahora que las muletas que se han utilizado desde siempre, para entendernos los nacionalistas catalanes y vascos, están muy difíciles de conseguir.

Así que a lo peor este acuerdo sólo sirva para poder criminalizar al PP o lo que es peor, se utilice como acicate para que Iglesias se ponga a tiro del PSOE, domestique a sus plataformas convergentes y acceda a ocultar hasta un momento más propicio el cruce de las líneas rojas que maniatan, o al menos lo intentan, al candidato socialista.

Porque si el esqueleto de este acuerdo está basado en la reforma de la Constitución, que es lo que parece más le interesa a Rivera, a ver quién me explica cómo van a ser capaces de acometerla sin contar con los populares, que en este caso y con la mayoría absoluta en el Senado, tienen capacidad para bloquear cualquier iniciativa de este tipo.

Así que si les digo la verdad, me parece que tras la tramoya de la reforma exprés de la Constitución se ocultan muchas cosas, que pueden ir en una dirección o justamente en la contraria. Quizás la posición de los reformistas sea impedir el acuerdo con Podemos y conseguir el fracaso de Sánchez, para ir a ese pacto que lleva buscando hace tanto tiempo Susana Díaz - buena amiga de Rivera - un pacto PP, C,s, PSOE para la investidura y un año de gobierno popular al objeto de ganar tiempo para preparar las elecciones, que en lugar de junio de 2016 podrían celebrarse en el tercer trimestre del 2017.

¿Qué eso es imposible?, pues igual tienen ustedes razón, pero anda que todo lo demás…   

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Comentarios

  1. Postureo. Paja y munición para medios de comunicación. Iglesias no aceptará un acuerdo que no sirve para nada y provocará nuevas elecciones. Sánchez estárea acabado políticamente sino alcanza un acuerdo con Podemos. Y con las nuevas elecciones veremos nuevas caras.

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