En todas partes cuecen habas y en Podemos calderadas

Pablo Iglesias en el escaño que nunca conseguirá: El del Presidente del gobierno 
Sé por experiencia que en cuanto publico algún escrito mínimamente crítico con Podemos o comento, como es el caso de hoy, algunas noticias nada favorables para los “circulares”, algunos de mis lectores se molestan muchísimo. Y es que estos chicos de Podemos eran tan perfectos y su proyecto tan bonito, que sus seguidores todavía no aceptan la menor crítica.

Podemos nació a la vida política, a través de los medios, probablemente haya mucha gente que ya no lo recuerde, pero un par de cadenas privadas hicieron lo imposible por ponerlos en la primera línea de la actualidad. Resultó un trabajo bastante sencillo, llegaban unos jóvenes que no se correspondían para nada con el arquetipo de los políticos y que ayudados por los medios, pillaron por sorpresa a los veteranos contertulios, que no eran capaces de entender nada de lo que les estaba sucediendo.

Unos novatos les propinaban unas palizas terribles porque aunque de política entendían poco y de economía menos, eran auténticos especialistas en el manejo de los resortes de la comunicación y se traían muy bien aprendidos una serie de argumentos que se adaptaban al milímetro a lo que deseaba escuchar el espectador medio.

Gente distinta, que actuaban de manera diferente, con un lenguaje peculiar y con unos mensajes que nada tenían que ver con los que lanzaban sus oponentes; era fácil que los espectadores les creyeran. Habían llegado por fin los que milagrosamente iban a cambiar el mundo de la política y a solucionar todos nuestros problemas. ¿Qué lo que decían no se ajustaba demasiado a la realidad? Daba igual, eran nuevos y “honrados” y había que darles una oportunidad.

Y así fue, consiguieron un gran éxito en las elecciones europeas y a partir de ese momento decidieron que estaban preparados para quedarse con todo. “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”, predicaba convencido Pablo Iglesias y ese convencimiento caló profundamente en una gran parte de los votantes, habían conseguido una aureola de invencibilidad que los tornaban peligrosos.

Pero la vida es muy dura y la realidad terriblemente tozuda y les ha llegado el momento del fracaso y los problemas internos. Primero fue la incapacidad de alcanzar el puesto del PSOE en la izquierda española y el error que les llevó a adoptar una posición maximalista ante el pacto que casi suplicaba el PSOE y que hicieron imposible. No iban a pactar una vicepresidencia, cuando tenían al alcance de la mano la posibilidad de bloquear el camino de Sánchez, llevarnos a otras elecciones y en ellas cargarse definitivamente al PSOE.

Un gran error, a toro pasado es muy fácil decirlo, pero por querer asegurar el “sorpasso” se metieron en un pacto con IU que no hizo otra cosa que cabrear a las dos militancias y hacerles perder más de un millón de votos, que todavía están buscando porque nunca fueron capaces de explicarse y explicarnos qué es lo que realmente sucedió.

Tras el fracaso electoral, puntuales, llegaron los problemas, Íñigo Errejón, cabeza visible de los “posibilistas” que en su momento pelearon por pactar con el PSOE y al que no le gustaba un pelo el pacto con IU, se revolvió ante las críticas que recibía del sector oficialista de Podemos por el fracaso en las elecciones. Pablo Iglesias, pretendió liquidarlo, cargándose a los sospechosos de “errejonismo” entre ellos al secretario de organización podemita Sergio Pascual,  pero no acertó a cortarle la cabeza a Errejón, porque seguramente no fue capaz de valorar la capacidad de su “enemigo”.

Errejón tendrá cara de niño, pero de tonto no tiene un pelo, es capaz de hacer trabajo político, ese para el que no está capacitado Pablo Echenique el hombre que escogió Iglesias, para que le limpiara el partido y que se estrenó en el cargo de Secretario de Organización advirtiendo que se anduvieran con cuidado los rebeldes, porque si había que cortar cabezas, por él no iba a quedar.

Puedo entender que Pablo Iglesias jugaba forzado, pero reaccionó mal y por liquidar la fractura errejonista se puso en manos de los de IAA, que han sido de siempre, sus principales enemigos en Podemos. Ahora hábilmente, en silencio, como se hacen estas cosas, Errejón lo ha pillado a contrapié con un pacto que persigue hacerse con el poder en Podemos Madrid, con una candidatura encabezada por  Rita Maestre y Tania Sánchez a la que Iglesias pretende oponer a Ramón Espinar, ya saben ese chico que cuando no mete la pata en twitter, lo hace en la tele y al que acaban de pillar con una declaración de bienes falseada.

La reacción de Pablo Iglesias tiene más de estalinista que de horizontal y desde luego nada tiene que ver con lo del empoderamiento popular que tanto venden. Gente del entorno de Iglesias manifiesta que el líder “Va a pasar a cuchillo a todos los errejonistas… No van a quedar ni los restos”. Así que escisión de la buena y reacción torpe hasta decir basta. No están los tiempos para purgas, por mucho que les guste ese deporte a la cúpula de Podemos.

¿Y la militancia qué dice, porque algo tendrá que decir? Parece que las bases de Podemos están desmoralizadas, los círculos están en su mayor parte inactivos, los militantes participan poco en las consultas y los actos públicos podemitas no tienen el brillo y esplendor de otros tiempos. La gente de la que tanto hablan, su gente, está harta.

Quizás el mejor resumen sea aquello de “Fue bonito mientras duró” y es que la realidad, ya lo he dicho antes, es muy tozuda y los milagros, desengáñense, muy difíciles de conseguir.

Comentarios

  1. Paulatinamente se va demostrando como un conglomerado heterólogo, dudosamente amalgamado bajo la más dudosa calidad de alguien que aparece como 'profesor de universidad'. Nunca expresa su carácter eventual ni la forma en que accedió o se le mantiene en un grado o licenciatura que, aunque sea de carácter superior, no aparece como de las de mayor carga técnica. Tampoco rechaza ser avalado por una raigambre familiar que no aceptaría todo el mundo.
    Poco a poco la heterogeneidad aflora y se dejan ver las discrepancias...
    El problema es que todavía hay muchos españoles que no han reparado en ello.

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