Tras el fracaso, el empecinamiento.

César Luena jurando odio eterno al PP
No parece que en el PSOE conozcan lo del método empírico ni de lejos, ya saben ustedes, eso de ir experimentando y observando los fallos y aciertos hasta dar con la solución adecuada. Es cierto  que este método se basa fundamentalmente en la experimentación y la lógica empírica y si hay que emplear la lógica, el asunto se les pone muy negro a los chicos de Pedro Sánchez. Han tenido suficientes experiencias desde el 20 D  para darse cuenta que sus ideas no funcionan, sin embargo parece que sean incapaces de aceptar la situación, porque están convencidos, eso dicen al menos,  que si sus propuestas no funcionan es por culpa de los demás.

El viernes, todo eran llantos y crujir de dientes, Iglesias los había engañado y los de Podemos eran unos impresentables. El domingo la cosa había cambiado, unas declaraciones en las que los socialistas ponían en valor la similitud de ideas que compartían con Podemos y ya de paso, tras volverse a bajar los pantalones una vez más, que en estos días los fabricantes de tirantes se han hecho de oro con los de Ferraz, daban a entender que iban a separarse de Ciudadanos, a los que en pocos días veremos cómo acusarán de nuevo de ser la marca blanca del PP; que de cara a las elecciones todo les vale a pesar de la brutal inconsecuencia que ello supone.

En el PSOE lo tienen claro, no van a sentarse con el PP, porque como decía César Luena, "Acuerdos en asuntos de Estado los que hagan falta. Ahora, es imposible pactar para formar Gobierno porque el PSOE tiene el compromiso de cambiar a Rajoy y cambiar al PP". Bueno pues si ese era su empeño, hoy por hoy no lo han conseguido y por lo que dicen las encuestas tampoco lo van a conseguir.

Sánchez tiene prácticamente imposible conseguir un pacto por su izquierda y lo que es más importante tal y como están ahora las cosas, le va a  resultar muy difícil convencer al electorado de cara al 26 J que los culpables de que no haya habido pacto sean Rajoy e Iglesias. El único acuerdo posible lo tiene al alcance de su mano, no tiene más que buscar a Albert Rivera para que le haga de introductor de embajadores y le dé un par de toneladas de vaselina a los populares y naturalmente tragarse sus palabras.

Vale más un mal acuerdo que un buen pleito, dicen los que entienden de estas cosas y más le valdría aplicarse el cuento, porque si hay que volver a las urnas, la cabeza de Pedro Sánchez puede terminar siendo ofrecida a Susana Díaz en bandeja de plata, en el próximo congreso socialista.

Dicen los especialistas en demoscopia, que tras preguntar a los ciudadanos, observar las vísceras de un cochinillo en Segovia y el vuelo de las perdices en la Mancha, si volviera a haber elecciones, entre populares y naranjitos alcanzarían la mayoría absoluta y de ser eso así Rivera no tendría más remedio que sacrificar su “sensibilidad” al interés general y se acordaría de aquello que dijo de apoyar siempre a la lista más votada, que no hay nada más volátil en este mundo que la palabra de un político.

Así que, no es que tenga ninguna esperanza al respecto, pero sería de agradecer que D. Pedro Sánchez evitara empecinarse en su error y propiciara un pacto, con los votos de los socialistas o con su abstención y así evitara, a nosotros otras elecciones y a él la pérdida de esa cabeza que aunque vacía, supongo aprecia.



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