¿Sabemos exactamente lo que nos estamos jugando?



Comprendo que hablar todos los días de lo mismo o casi de lo mismo aburre al más pintado, pero en ocasiones encuentro a lectores en las redes sociales, con los que comento los post que publico y me van a perdonar pero me parece que muchos - el que sea cofrade que coja su vela - nos estamos quedando en la superficie del problema.

Estamos como los espectadores que asisten a los juegos de manos de un buen prestidigitador y que no hallan explicación al truco que evidentemente han realizado en sus narices, sin que nadie se haya percatado cómo ha sucedido. Se necesita habilidad y entrenamiento, pero básicamente la prestidigitación se basa en la habilidad de distraer la atención de los espectadores, el mago debe conseguir que la atención del público se fije en un lugar, en un movimiento, en el que no está sucediendo nada, mientras él con la otra mano  lleva a cabo el truco a la vista de todo el mundo, sin que nadie perciba lo que ha sucedido.

Y así estamos nosotros, entretenidos con el espectáculo de nuestros líderes políticos que distraen nuestra atención sobre el problema real que nos acucia. Ellos nos hablan de sus cosas y nuestro interés se fija en ese discurso y mientras, no nos enteramos de qué es lo que realmente está sucediendo, ni siquiera qué es lo que nos estamos jugando.

Estamos asistiendo a un duelo feroz entre dos posiciones, por un lado está el PP que pelea por conseguir  cuanto antes “un gobierno que pueda gobernar” y del otro están los de Ciudadanos y el PSOE que quieren un gobierno débil que no pueda gobernar y que sea investido lo más tarde posible.

Esa es la verdad y todos los cuentos que nos explican responden, como la mano del mago que distrae la atención de quien lo observa, a apartar la atención de los ciudadanos de su objetivo real: Pretenden conseguir un gobierno del PP que no pueda gobernar, aunque eso signifique la ruina para el país y sus habitantes.

Su empeño está centrado en conseguir  la cabeza de Rajoy y eso sólo lo pueden lograr, creando ese gobierno en minoría absoluta, sin capacidad alguna de maniobra, pero al que necesitan para evitar unas terceras elecciones que les iban a resultar electoralmente hablando, mortales de necesidad.

No miren a la mano que tanto mueve el prestidigitador y que desplaza de un sitio a otro al ritmo del mantra ¡nada por aquí, nada por allá! Tenemos un problema fundamental, conseguir que haya un gobierno que sea capaz de lograr el consenso que permita, antes del mes de septiembre, aprobar el techo de gasto presupuestario, la senda fiscal para el cumplimiento del objetivo de déficit de las distintas administraciones, además de  la trasposición de las distintas directivas de la UE pendientes desde la pasada legislatura.

Casi nada lo del ojo y lo traía en la mano, asuntos difíciles que sólo son una parte del conjunto del problema, porque además nos resulta  primordial, aprobar los Presupuestos Generales para el próximo ejercicio, una herramienta necesaria para que el gobierno pueda gobernar. 

Por eso es tan urgente que tengamos un “gobierno que gobierne” y que sea capaz de afrontar estos problemas antes del 23 de septiembre, fecha límite para aprobar los presupuestos, tal y como establece la Constitución. Si no somos capaces de lograrlo, habrá que prorrogar los Presupuestos del presente ejercicio, con las tristes consecuencias que ello conlleva y daremos una imagen de inestabilidad ante la UE que nos resultará mortal.

Insisto, conceptualmente esto es muy sencillo, necesitamos un gobierno ya, no hay más tiempo para los mohines supuestamente virginales de Albert Rivera; por mucho que le duela apoyar a Rajoy, deberá hacerlo y con los diputados del PP y Ciudadanos y el de CC, se consiguen 170 escaños, a falta de 6 para la mayoría absoluta. 

Así se puede gobernar, en minoría desde luego, utilizando las herramientas del diálogo y la voluntad de entendimiento de todas las partes. Resulta francamente repugnante seguir escuchando a los del PSOE, repetir incansables lo del “no, es no” y a Rivera exigiendo a Sánchez que se abstenga, para huir de su responsabilidad.

Esto tiene una solución muy sencilla, Albert Rivera pacta con el PP y con la ayuda de CC y la abstención del PNV y el PSOE, tenemos el asunto solucionado. Entiendo que haya gente a la que no guste la solución, pero no hay otra. Será eso o nuevas elecciones porque desde luego si a Rajoy no le dejan conformar un “gobierno que gobierne”, esto acabará en otra cita con las urnas y luego ya veremos cómo, con la UE apretándonos las tuercas, solucionamos los problemas del paro y el crecimiento económico necesario para generarlo.

Nos estamos jugando nuestra viabilidad económica y la creación de empleo. Así de fácil y así de duro. 

Ustedes mismos, después no se quejen.

Comentarios

  1. Estoy completamente de acuerdo. Es algo que llevamos repitiendo muchos desde hace meses, pero los que presumen de saber lo que quieren los ciudadanos siguen demostrando que, de eso, no tienen ni la menor idea. Sabido es, desde la precampaña del 20D, que lo único que les interesa a los que están colapsando la política española es vivir en La Moncloa y que les llamen "presidente" a pesar de que cada día evidencian su ignorancia con respecto a las tareas de gobierno.
    Históricamente, las políticas del PSOE y PP sólo se han diferenciado en pequeños matices que se han magnificado para marcar territorio: para que se note que unos son de izquierdas y otros de derechas. Pero al Sr. Sánchez eso no lo interesa, su objetivo es la presidencia aunque fracase en el intento y en su caída arrastre a su partido. El emergente Sr. Ribera tiene las mismas ínfulas pero mayor soberbia: él solo concursa para ganar; ajeno a la realidad y a su realidad, continua jugando al "sí pero no, no sé" y como muestra de su soberbia se permite decir a los demás lo que deben hacer. Incluso al Rey.
    Y no podemos olvidarnos del Podemos, que sigue urdiendo escándalos y difamaciones contra el Sr. Rajoy y el PP a través de las redes sociales en su afán de envenenar el pensamiento y la convivencia de los ciudadanos. Ahora está callado, en la sombra, pero no por eso se está quieto. Sigue sembrando veneno, fractura social, sectarismo e intransigencia.
    un saludo

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