Son importantes las apariencias; más lo es el cumplimiento de la ley


Barreda que parece ser el "padre" de la deuda de 1742 millones en C-LM 
Hace unos días subrayaba en uno de mis comentarios (post) la importancia de las sensaciones, de las apariencias en el mundo de los mercados financieros internacionales. En ese sentido el Sr. Barreda, ex presidente de Castilla La Mancha, se quejaba de las declaraciones de la actual presidenta de la comunidad Dolores de Cospedal.

El asunto en Castilla La Mancha viene de antiguo, para ser más concreto, desde el mismo momento en el que los socialistas tuvieron conciencia de que perdían las elecciones de manera irremisible. Llegado el momento comenzaron, según denunciaron los populares castellano-manchegos las irregularidades; se acusó entonces a los socialistas de destruir documentación, falsear la deuda y un rosario de lindezas parecidas.

Como era de esperar Barreda se puso como una fiera y ordenó el cese de las reuniones que se llevaban a cabo para llevar a buen fin el relevo entre socialistas (salientes) y populares (entrantes) y denunció en los medios la falta de decencia y responsabilidad de Dolores de Cospedal y los suyos, que intentaban justificar por anticipado, la política de recortes sociales que llevarían a cabo los populares escudándose en una deuda inexistente.

Pero como en este mundo traidor, independientemente o no de las furgonetas presuntamente cargadas de documentación sensible, de la presunta destrucción, o no de documentación incómoda o de la negativa a colaborar en el proceso de toma de posesión; digo que en este mundo al final, por mucho que uno se empeñe, llega el momento de ahuecar el ala y en tu sillón se sienta el sucesor, en este caso sucesora y por mucho que uno se empeñe en lo contrario, la verdad, aparece.

Y este es el caso de la deuda de proveedores de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, Barreda manifestó de forma reiterada que su montante era de 700 millones, los populares afirmaban que el socialista mentía y en eso nos quedamos. Ahora tras la toma de posesión, con documentos en la mano, Dolores de Cospedal afirma que la deuda realmente alcanza la friolera de 1.742 millones de euros, importe de las facturas que se deben. Eso por ahora, porque no excluye de manera tajante que, con más tiempo, la cosa vaya a mayores.

La reacción socialista ha sido vergonzosa, afirma Barreda que los mil millones aparecen por motivos puramente políticos y que parece mentira que Cospedal no tenga más criterio y guarde silencio ante un hecho que puede perjudicar gravemente la imagen de España en el extranjero.

Vamos a ver si aclaramos los conceptos. Es malísimo para la imagen del país el hecho de que en muchísimas administraciones, en las que han gobernado largo tiempo los del PSOE, tras el relevo popular aparezcan unas deudas importantísimas cuya existencia habían negado los responsables de esas administraciones. En lo que se conoce, mejor sería decir que se conocía, como “el cinturón rojo de Madrid”, los alcaldes populares se están encontrando con una deuda oculta que prácticamente hace inviable la existencia de esos ayuntamientos económicamente hablando.

Pero tanto en esos ayuntamientos como en la propia CA, ha sucedido algo que conviene subrayar: los mismo funcionarios que decían, por ejemplo, en el caso de Castilla-La Mancha que “sin novedad” esto son 700 millones, ahora dicen que mire usted por dónde, la cosa está en 1.700 del ala. Hay que preguntarse si ese descuadre se debe a que han aparecido facturas que no obraban en poder de los que debían llevar el control administrativo de las mismas - muy grave - o por el contrario firmaron en barbecho, - gravísimo - cuando la deuda se estimaba en 700 millones, o tal vez mienten ahora a petición de parte popular, hasta hacerla llegar a los 1.700 millones que denuncia Cospedal.

Y son estas cosas las que dan mala imagen a nuestra Administración, el engaño, la ocultación, el despilfarro sin control, el clientelismo más feroz, no el que se conozca la verdad. El problema radica en la existencia de unos responsables políticos que han estado en el poder durante más de veinte años y se han creído que el ayuntamiento o la comunidad era su finca particular y han hecho lo que les ha dado la gana con ella y así nos luce el pelo y ya no digo nada a sus administrados directos.

Ahora cuando la verdad comienza a aparecer, por muy subjetiva que se pueda sospechar, resulta que el conocimiento de la misma es perjudicial para el país; conviene guardar un silencio que se califica de prudente, cuando en realidad debería adjetivarse como cómplice. Para decir verdad habrá que reconocer que lo que es malo para la imagen de España y los españoles es lo que ha sucedido, hemos sufrido una administración más propia de una república bananera que la de un país democrático y moderno. Eso es así y ahí están las cifras, los resultados y sus consecuencias.

La Biblia dice “la verdad os hará libres”, los socialistas afirman que: “La verdad nos hará griegos”. Y puede ser que tengan razón. Si esto ha sucedido en los Ayuntamientos, las Diputaciones y en las CC.AA. de las que hemos estado tratando, seguro que hay mucha gente, entre ellos los “mercados”, inversores varios y Europa, preguntándose a cuánto ascenderá la deuda oculta de la administración estatal y autonómica de nuestro país.

Aún cuando me consta que alcanzar la libertad siempre ha exigido muchos sacrificios, prefiero pensar que la verdad nos hará libres. Barreda y los socialistas sostienen que, por el contrario, la verdad nos hará “griegos” y que por tanto es mejor para todos seguir ocultando la inmundicia de su trabajo como administradores. Creo que no tienen razón.

Hay que conocer la verdad por mucho que nos cueste y que los tribunales pongan a cada uno, políticos, técnicos, proveedores y funcionarios, en su sitio. Más vale una vez colorado que cien veces amarillo.

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