Milongas electorales de un Rivera confuso



Parece que todo el mundo acepta de manera natural que las campañas electorales les resultan muy largas a Albert Rivera y a sus acólitos; pinchó el 20D y lleva camino de reeditar el pinchazo en las del 26J. Lo que resulta llamativo es que haya mucha gente que no entienda cuáles pueden ser los motivos de esos bajones. Los del equipo electoral de Rivera han buscado una explicación de urgencia y se han inventado una pinza que ataca a la organización naranja desde los “extremos”.

Comprendo que desgraciadamente la verdad y las campañas electorales tienen poco que ver, pero para cualquiera que no sea un furibundo albertista, está muy claro que si pincha en las campañas es porque no se retrata en ellas; es comenzar la carrera electoral y ya no se moja ni bajo una ducha. 

Vender centrismo, regeneración democrática, juventud, honestidad, transparencia se le da muy bien, por eso accede de salida a posiciones muy decentes; pero en cuanto comienza la carrera electoral y Albert Rivera debe dejar de divagar y explicar con claridad qué pretende hacer, ahí se pierde. Ni los expertos que intentan vestir al “santo” son capaces de ocultar la falta de modelo del líder de C,s.

Y no vale ofenderse conmigo, que me limito a reflejar un dato objetivo, enfádense con Albert Rivera que, por ejemplo, no tiene ni idea de cómo va el asunto de las pensiones y se metió en un jardín en octubre del 2015 en un debate con Iglesias, que todavía recuerdan con escalofríos los que saben de estas cosas en la sede de Ciudadanos.

En la campaña del 20D ya se echó en falta una explicación rigurosa de lo que pensaba hacer Ciudadanos con las pensiones. Seguramente no se pusieron de acuerdo y así se fue Rivera a su debate con Pablo Iglesias y los que tenemos memoria recordamos como afirmó contundente que iba a utilizar el IPC como referencia para calcular las subidas anuales y que si gobernaba, la edad de jubilación estaría fijada en los 65 años, para ello se iba a cargar las reformas aprobadas por el PSOE y el PP en el 2011 y en el 2013 y ni se molestó en explicar con qué dinero iba a hacer eso. Lo dijo en el debate y no lo repitió jamás, porque ya se encargaron de explicarle en el seno de C,s el error cometido.

Hace ahora una paupérrima faena de aliño y sale del tema con unas generalidades vergonzosas que nada significan. Por lo tanto aquellos que están interesados en el asunto que es muy importante y no se conforman con escuchar embobados al líder naranjito mientras divaga, se preguntan cuál es el modelo de pensiones que tiene Ciudadanos, si es que lo tiene y algunos malpensados, entre los que me cuento, opinan que a lo peor lo tienen y no lo explican, porque no les conviene que se conozca.

Otro error que le está haciendo mucho daño en la campaña es su giro copernicano en lo que se refiere a los impuestos. Hace seis meses, predicaba que iba a bajar el IRPF y el Impuesto de Sociedades, en el que eliminaba una serie de ventajas fiscales, pero disminuía la tributación directa. 

Pues ya ven lo que son las cosas, apenas seis meses después, dice que en todo caso el IRPF lo bajará en el 2.018 y en lugar de los 4.200 millones de ahorro que prometía a los votantes, lo deja en 2.100, la mitad. El único impuesto que rebajaría inmediatamente sería el IVA cultural, del 21 al 10%, una rebaja aplicada a un producto que normalmente consumen más las clases ricas y acomodadas que las populares, lo que no creo que le dé muchos votos.

¿No sabía lo que prometía el 20D o no sabe qué decir ahora? Estas cuestiones poco tienen que ver con la pinza esa que se ha inventado para justificar su frenazo en la expectativa de voto. En el aspecto laboral tampoco ha dejado las cosas claras con el contrato único que ofrece, que él llama “contrato estable” por aquello del márquetin electoral y del que no ha dejado claro muchos de sus aspectos más relevantes.

Se explica muy bien en el atril, pero milonguea cosa mala. Si en cuestiones tan importantes como las pensiones, modelo de contrato laboral o impuestos, no se explica, a nadie pueda extrañarle que pinche en las campañas, porque presumir de justiciero está bien y le proporciona votos, pero si no deja claro lo de los impuestos, ni las pensiones; si no sabemos cómo es ese contrato estable que nos vende con su sonrisa encantadora, ni tampoco explica cómo y con qué dinero va a reducir el déficit, que explica ahora de manera distinta a la que prometía el 20D, lo suyo es que los votantes se retraigan, con pinzas o sin ellas.

Así es la vida de dura, para los que hacen campañas sin un modelo claro.

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