El proceloso porvenir de José Manuel Soria


El domingo pasado tuve la oportunidad de leer, en las páginas de Canarias 7, concretamente en la página nº 29 correspondiente a la sección de opinión del periódico, un artículo firmado por Francisco Suárez Álamo, director de ese periódico, en el que trataba del porvenir de la carrera política del líder del PP canario. El título era contundente: “Un exilio en el horizonte”.

Lo leí, con la atención que presto siempre a los trabajos de Francisco Suárez y me asombró la semejanza de las distintas líneas argumentales que se desarrollaban en ese artículo, con las que yo escribí y publiqué en este blog,  hace ya unos  días y que se titulaba “Soria ¿dónde las dan las toman?.

Está clara la distancia abismal entre un periodista de reconocido prestigio profesional, director de una publicación muy importante y este humilde escribidor. También parece lógico suponer que los dos, D. Francisco Suárez y un servidor bebemos en fuentes distintas en lo que hace referencia a la información.

Naturalmente Suárez tiene a su disposición gran cantidad de resortes profesionales, fuentes de información que yo no tengo. Hemos bebido en fuentes distintas, pero coincidimos en la información que recibimos. Hablaba yo del problema al que se iba a enfrentar José Manuel Soria si no era capaz de colocar al Partido Popular, tras las elecciones, en un pacto que permitiera a su partido volver a gobernar.

La vuelta a las candilejas políticas de Bravo de Laguna, afirmaba yo y creo que la misma información obra en poder del Sr. Suárez, respondía a una calculada maniobra de un Rajoy al que jamás le ha gustado Soria. Para cualquier afiliado que cuente con un nivel medio/alto en la organización popular, es noticia más que sabida, que Rajoy, hace algún tiempo, había ordenado en Génova, que nadie avisara a Soria de sus viajes de fin de semana a Mogán, para no tener que saludarlo siquiera.

Después, lo que es la vida y hay que ver, las cosas que hay que hacer para evitar las debilidades de la candidatura de Mariano Rajoy, al que le crecían los enanos, antes de acudir a Valencia, hace que Soria abandone el grupo nucleado alrededor de Esperanza Aguirre y se pase con armas y bagajes a la candidatura de Rajoy. De hecho se encarga de liquidar, políticamente hablando, a María San Gil, uno de los objetivos principales, en la tarea acometida por los partidarios de Rajoy, para debilitar al grupo del democristiano Mayor Oreja.

Por tanto Rajoy conoce muy bien a Soria, no lo ha apreciado nunca, y está cansado de tener que ponerse de perfil ante las acciones de José Manuel Soria, que –como todo el mundo sabe- se ha dedicado a poner en la calle o en el mejor de los casos, ha alejado del PP a gran número de militantes, y algunas familias importantes, dentro de esa organización, que se alejaron del círculo soriásico, esperando mejores tiempos y que ahora permanecen atentos a la espera del batacazo de Soria y de su guardia pretoriana.

Hablaba yo en aquel artículo que podría suceder que, el mismo día de las elecciones, José Miguel Bravo de Laguna, bendecido desde Génova 13, recogiera los restos del PP, si Soria no consigue armar un pacto con CC que le permita gobernar, y encabece una gestora que dedicaría su principal esfuerzo a recuperar a todos aquellos a los que José Manuel Soria ha mandado a las tinieblas exteriores.

No creo que tal y como están las cosas, si el Partido Popular en Canarias, no consigue un resultado brillante, y cuidado que debe brillar muy por encima del resto de las Comunidades en las que se anuncian victorias muy importantes para los populares, digo que no creo que la historia del presunto ministerio para Soria tenga credibilidad, ni siquiera entre las huestes más próximas al líder carismático de figura inmarcesible.

Es posible, que el mismo que fue defenestrado por Soria, hace ya unos años, sea el que ahora presida la gestora, tras la caída de José Manuel. Una suerte de justicia poética, difícil de suponer, pero ya se sabe que en este mundo de la política casi nada es imposible.

Y aunque el círculo se cerraría de manera imperfecta, no sería –seguramente- José Miguel Bravo de Laguna quién presentara su candidatura en el congreso extraordinario que deberá organizar, pero muy probablemente veamos una candidatura encabezada por otro Bravo de Laguna. Así todo queda en casa.

Por tanto, me apoyo en la auctoritas de Francisco Suárez Álamo y en la coincidencia de nuestros análisis para afirmar lo que aquí digo y volver a preguntar:

Soria ¿dónde las dan las toman?



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