José Manuel Soria, ¿dónde las dan, las toman?

Hace unos días, se hacían públicas las cabezas de lista del PP, al Ayuntamiento de Las Palmas, Cabildo de Gran Canaria y al Parlamento de Canarias. No creo que haya nadie que tenga la más mínima duda, que las decisiones se han tomado a título personal, por el líder popular y que el Comité Electoral de turno, no ha hecho otra cosa que suscribir esa decisión, con un fervoroso amén José Manuel, lo que tú digas.

Vamos a comentarlas, dejando de lado la del parlamento, ya que no es noticia que la encabece Soria. Pero en las otras dos llama la atención la elección. Para el Ayuntamiento de Las Palmas, José Manuel Soria ha decidido sacar del “cuarto oscuro” a Juan José Cardona, antiguo amigo y eficaz colaborador, que resultó expulsado al frío mundo exterior, a cuenta de la creación de un aparcamiento, que lo que son las cosas del urbanismo, le llevó a enfrentarse a la voluntad del líder.

Conociendo la buena memoria que tiene José Manuel Soria, para las ofensas –las reales y las imaginarias- la elección ha extrañado a muchos de los soriásicos, que siguen la suerte de su líder con la clara conciencia de que su fracaso  va a suponer su propia desaparición. Por tanto, interés sobre el fenómeno sí, pero ni un ápice de crítica o extrañeza ante esta decisión.

Una decisión que tiene una explicación muy lógica. Hoy en la prensa podíamos leer que la gestión de Soria, como alcalde de Las Palmas, ha dejado a la ciudad, un pufo de 233 millones. Por otra parte se empiezan a substanciar en instancias judiciales, asuntos tales, como el de La Favorita, las Torres del Canódromo y otros cuantos, de igual gravedad o mayor.

Soria puede tener muchos defectos, pero está claro que no tiene un pelo de tonto. Le sobrará prepotencia, soberbia, etc., pero es muy listo y maniobrero. Por tanto sabe que debe colocar en el ayuntamiento de Las Palmas, en el mejor de los casos como alcalde y en el caso más probable, responsable de la oposición, a alguien que va a defender el fuerte con todas sus energías. Al fin y al cabo, todos los asuntos que tienen que ver con la gestión de Soria como alcalde, fueron compartidos por Juan José Cardona, que tendrá que defender la gestión de su jefe, para defender su situación personal. Está claro el motivo, coloca en el ayuntamiento a alguien que defenderá a muerte su gestión por haberla compartido.

Ahora bien, lo que tiene su morbo, no me digan que no, es la supuesta decisión personal de Soria, al escoger a José Miguel Bravo de Laguna como número uno al Cabildo Insular. No faltan los analistas que afirman que es una decisión muy meditada de Soria; no estoy de acuerdo, me encuentro entre los que creen que, Bravo de Laguna ha vuelto, impuesto desde Génova por una decisión de Mariano Rajoy.

Conociendo la peculiar idiosincrasia soriana, pueden imaginar ustedes el rebote de José Manuel, pero ha preferido hacer suya la elección, antes que hacer pública su debilidad. En el Partido Popular de Canarias, hay mucho damnificado esperando el primer tropezón de José Manuel Soria para ajustar cuentas. Y a estas alturas, esto ya no se lo pueden permitir ni el propio Soria ni su fiel guardia pretoriana que le empieza a ver las orejitas al lobo.

Y claro está, la situación me sugiere una idea que quiero compartir con ustedes. En sus tiempos José Miguel Bravo de Laguna se hizo cargo de la presidencia del PP de Canarias y consiguió una serie de éxitos memorables. Cometió un error capital, propulsó a un chico muy formado y con muchísimo carisma y lo hizo su delfín. Mala elección, tras unas elecciones en que el PP bajó a 15 diputados regionales, el vencedor de las elecciones al ayuntamiento de Las Palmas, -José Manuel Soria- se hizo con el santo y la limosna, y tras convencer a Génova se quedó con la presidencia del partido, de la que había dimitido su mentor.

Desde que me dijeron que Bravo de Laguna volvía a la política activa, estuve devanándome los sesos, preguntándome cuál sería el motivo para que, un hombre como Bravo de Laguna, aceptara una propuesta de quién lo defenestró de la dirección popular. Ayer me aclararon la duda.

Un amigo - hay que tener amigos hasta en el infierno - me explicó que realmente José Miguel Bravo de Laguna, animado por gente de la dirección nacional y regional, aprovechó una celebración política para tener una conversación con Mariano Rajoy en la que dejó clara la disposición de Bravo para volver a la política activa, si se le solicitaba desde Madrid. Y de aquella conversación, nace su designación.

Ahora cuando se acerca el próximo mes de mayo y con él, las elecciones locales, puede repetirse una escena, el actual Presidente del Partido Popular, podría obtener un mal resultado en el parlamento de Canarias, y verse obligado, desde Madrid, a presentar su dimisión.

La línea roja que no puede traspasar José Manuel Soria, independientemente del número de diputados que consiga, está establecida en una condición: Si Soria no puede formar parte del gobierno que nazca de las elecciones del 2011, está amortizado. Génova le obligará a dimitir.

José Miguel Bravo de Laguna se haría cargo de la gestora correspondiente, con una misión, recuperar a todas las víctimas de José Manuel Soria, que están esperando una oportunidad por volver al partido y ver como cae su verdugo y los que le han ayudado en su particular sarracina. Tras cumplimentar esa misión, probablemente Bravo de Laguna, organizaría un congreso extraordinario al que no se presentaría. ¿Para qué?, su labor habría terminado. La venganza es un plato que debe comerse frío.

Así que haría bien José Manuel Soria, y sobre todo su guardia pretoriana, en tener presente el dicho que da título al presente escrito: Donde las dan, las toman. La solución en mayo del presente año.



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