Hasta El País se avergüenza del gobierno

Una sesión del Consejo de Ministros, órgano que ninguneó alegremente Elena Salgado


A veces en esto de escribir el comentario diario del blog uno se tropieza con el tema, de bruces casi sin querer; otras veces cuesta más y hay días en que por mucho que se empeñe uno, no encuentra  de qué hablar. Aunque sin duda hay que agradecer la capacidad infinita que tiene el gobierno de Zapatero para disparatar hasta unos límites sorprendentes, lo que proporciona habitualmente asuntos sobre los que opinar. Tengo amigos, que me hacen el favor de su lectura, que afirman que siempre me meto con los mismos y se quejan de que todo lo que hacen los socialistas me parece mal.

No es así, siempre tengo presente una frase de San Agustín que debía ser – dicho con el máximo respeto - un optimista antropológico, que sostenía el hombre que “resulta imposible que alguien se equivoque siempre”. La aplico como sistema, si bien tengo la sospecha que, si el de Hipona hubiera conocido a Zapatero, probablemente se hubiera ahorrado la frase. Seguro que si alguien le hubiera puesto en el brete de tener que sostener que ni siquiera ZP puede equivocarse siempre, automáticamente se habría acordado de aquello de que por la boca muere el pez. Aunque también resulte probable, conociendo su inveterado optimismo, que musitara apresurado lo de la excepción que confirma la regla, que como sabe todo el mundo, viene de miedo cuando uno se equivoca o no sabe bien que decir.

Aunque esta vez estoy libre de toda sospecha de prejuicio, manipulación o maledicencia; resulta muy agradable que sea El País el que se encargue de darle generosamente cera a ZP y a su colección de orates o a su gobierno, como ustedes prefieran que hoy me siento generoso.

Decía El País que el Gobierno “ha hecho un viaje de ida y vuelta que pone una vez más en cuestión su capacidad para gestionar la crisis”. Bueno la verdad es que esta afirmación se parece bastante más, a lo que yo sostengo desde hace tiempo, que al contenido habitual de los editoriales de lo que ha sido hasta la fecha la biblia del “pijo progresismo” de esta nación. La afirmación es dura, pero los del País  tras lo expresado y ya metidos en harina subían el tono y afirmaban que “La reactivación del impuesto sobre el patrimonio se ha convertido esta semana en una sucesión de mensajes distintos e imprecisos, cuando no contradictorios, entre distintos miembros del Gobierno y del equipo del candidato socialista”.

Seguro que si eso lo firmo yo, mis amigos los zurdos, que todavía me leen - a cada día que pasa con menor entusiasmo, he de reconocerlo - se hubieran puesto como panteras. Pero lo que no consiga la magia zapateril… El País continuaba: “Como en el caso de la contratación temporal, el mismo Gobierno que anuncia una cosa un día, la modifica al siguiente. Más que mejorar las expectativas del Partido Socialista, estos vaivenes solo contribuyen a desmoralizar aún más a sus potenciales votantes”, saben una cosa, me cuesta decirlo pero ¡estoy totalmente de acuerdo con lo que se escribe en El País! vivir para ver y… para creer.

Así que con lo del Impuesto del Patrimonio está claro que entre unos - los de Zapatero - y los otros - los de Rubalcaba -  han hecho un pan como unas h… Eso lo decía yo desde hace días y lo dice ahora El País, sin que conste si sus redactores han tenido que viajar a Damasco al igual que Saulo o simplemente resulta que se les ha despertado el sentido común, que debían tener profundamente aletargado. Aunque desgraciadamente, ajeno a cualquier estímulo exterior, sordo a la crítica o a la opinión mayoritaria, el Gobierno sigue imperturbable hacia la destrucción de todo lo que toca.

Ayer criticaba el “qué”. Denunciaba que la reactivación del Impuesto sobre el Patrimonio no tenía otra finalidad que la electoralista y que carecía de sentido en un panorama como el que sufrimos, con el consumo paralizado y la inversión en ignorado paradero, asfixiada por la inexistencia de crédito. Lo decía yo que no soy nadie, pero también lo decían muchísimos economistas y entre éstos los del BCE.

Hoy le toca al “cómo”. Elena Salgado que debe ignorar las reglas más elementales del funcionamiento interno de los órganos colegiados democráticos, daba públicamente por aprobada la reactivación del impuesto el jueves, un hecho que debía ser aprobado en el Consejo de Ministros de ayer viernes, precisamente en una sesión a la que no iba a asistir nuestra Ministra de Hacienda. Creo que es una falta de respeto para los ministros, para el propio Consejo como órgano colegiado que es y para quién lo preside, dar por acordado lo que no ha pasado por el obligado trámite de su aprobación colegiada.
Pero no contenta con el “detalle” Elena Salgado presidió la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, en la que se preparan y acuerdan los asuntos que irán en el orden del día del Consejo, sin que permitiera  debate alguno sobre el asunto y sin que nadie pudiera  expresar opinión alguna sobre el tributo y su aplicación; aunque a pesar de ello la Comisión refrendara la reactivación del impuesto, no sé yo si a toque de pito o al grito de sí bwana.

Habrá quien sostenga  que estos detalles no tienen demasiada importancia, que tampoco hay que mirar las cosas con lupa, quién eso defienda se equivoca profundamente. El acatamiento de la norma es imperativo en democracia, pero también lo es el respeto por las formas, el cómo, en estos asuntos es muy importante, fundamental me atrevería a decir. En definitiva todos debemos respeto a las normas y a los procedimientos, no parece oportuno y desde luego resulta poco prudente, además de  innecesario que se ponga de relieve de manera pública, la miseria moral en la que está instalado el Gobierno de la Nación.

Así que repito, si San Agustín hubiera tenido la mala fortuna de conocer a esta alegre pandilla que componen Zapatero y sus ministros, probablemente lo de que “no hay nadie que pueda equivocarse siempre”, no hubiera llegado hasta nosotros. No hay manera de hacerlo peor, el candidato “ordena” al Presidente Zapatero que se reactive el Impuesto sobre el Patrimonio y se jacta de ello en los medios, el Gobierno obedece de inmediato, con lo que expresa sin lugar a dudas que únicamente trabaja en favor del interés electoralista del PSOE y confirma la impresión que teníamos muchísimos ciudadanos, que lo del interés general se la trae al fresco.

Lían la de San Quintín, se contradicen profusamente, demuestran su inanidad, hacen un ridículo espantoso, dejando la imagen de España y su gobierno a los pies de los caballos.

Es tan grande el escándalo, tan profunda la indignidad, tan desoladora su incapacidad, que hasta El País les tiene que dar un contundente repaso y advertir a la opinión pública y al electorado socialista que el Gobierno es el principal enemigo de la candidatura de Rubalcaba.

Vivir para ver, como me descuide acabo publicando en El País… ¿Se imaginan?

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