La noche de los muertos vivientes




Hoy por lo visto, no me hagan mucho caso que esta es una cuestión de las muchas que no domino, nos toca “celebrar” el “jálogüin”. Me van a perdonar la transcripción fonética, pero no pienso hacer el más mínimo esfuerzo para averiguar cómo diablos se escribe el nombre de la desdichada celebración que nos han impuesto los departamentos de mercadotecnia de los grandes almacenes y la inagotable capacidad de la sociedad española para tragar con lo que quiera que sea que le echen. De hecho, muchas personas creen que la celebración hace referencia a la “Noche de los Muertos Vivientes”, cuando lo más cierto es que proviene de una expresión en inglés “All Hallow’s Eve” que significa aproximadamente “Víspera de Todos los Santos”.

Ésta es una tradición muy antigua que proviene de la cultura celta y que celebraba desde el inicio de los tiempos - queda muy solemne, pero puede valer - el final del verano y el comienzo del otoño. Precisamente, gracias a nuestras raíces y a la rica tradición celta de la que disfrutamos aquí; en España hemos celebrado desde siempre fiestas en la que los participantes conmemoraban la memoria de los difuntos. Las castañas, los panellets, los huesos de santo, los buñuelos de viento a pulso o rellenos, los “marrons glasés”, la mistela, la malvasía, la ratafía y en mi caso particular el cava, formaban parte intrínseca de la oferta gastronómica de esta celebración.

Ahora las celebraciones tradicionales simplemente malviven, aunque deben convivir gracias a nuestra estólida aceptación, con el desgraciado “jálogüín”. Una demostración más de que a los USA, en muchas ocasiones, no les resulta necesario utilizar a los marines ni al Sexto de Caballería para colonizar que, con el cine, la tele y la capacidad para el asentimiento paleto de nuestra sociedad son capaces de imponernos sus costumbres, me resisto a llamarlo cultura, aunque eso es lo que es y ante ese ataque, nuestras tradiciones se baten en retirada para gozo y alborozo de gilipuertas varios, la progresía patria y sobre todo de los comerciantes.

Porque hay que recordar que el “jalogüín” de las narices ya lo teníamos inventado aquí. Al fin y a la postre como tantas celebraciones tradicionales se trata de una de las fiestas relacionadas con la agricultura y las estaciones del año que fueron convenientemente cristianizadas por la Iglesia allá por el 700 creo recordar. ¿Cristianizadas? Pues sí, la Iglesia superponía una celebración cristiana a la pagana y así la desnaturalizaba y la hacía suya. Exactamente igual que hacen ahora los americanos que ahora nos superponen las calabazas, el terror y los niños haciendo esfuerzos extraordinarios para cultivar la obesidad, consumiendo los dulces, bombones, etc., que conseguirán gracias a lo del “truco o trato”.

No es una fiesta nueva, es una forma distinta, ajena a nuestras tradiciones, de celebrar la Víspera de todos los Santos. ¿Qué tampoco tiene tanta importancia?, pues depende. Si a uno le interesa conservar el acervo cultural que suponen las fiestas tradicionales y la manera de celebrarlas, si a uno le molesta que le impongan costumbres ajenas, pues importa. Ahora bien, si aquí de lo que se trata es de cambiar nuestras tradiciones por otras, porque lo he visto en el cine y en la tele y además todos los niños lo hacen, pues adelante, arranquen a darle el coñazo a sus vecinos, que para eso están.

Pero que nadie intente convencerme de que gastronómicamente hablando la festividad anglosajona del “jáloguín” con sus tristes tartas de calabaza, puede competir con lo de las castañas, los panellets, una buena copa de malvasía y unos cuantos buñuelos de viento, lo de los “marrons glacés” desgraciadamente habrá que dejarlo de lado, al menos mientras nuestra santa esposa controle su ingesta por aquello de los triglicéridos; es que no hay color, las cosas como son.

Y por otra parte el hecho de que esta noche nos pasemos el rato, desde las siete de la tarde hasta que a los demás les parezca bien, atendiendo a grupos de inocentes criaturas en demanda de caramelos, es algo que tampoco me parece natural. Uno tiene niños por muy distintos motivos, me temo que principalmente porque el procedimiento para fabricarlos resulta placentero, pero desde luego habrá que decir que a cada uno de los que hemos asumido la paternidad nos ha tocado lidiar con nuestros hijos y en mis tiempos uno de los objetivos a alcanzar, era el de que no molestaran al vecino y al resto de los ciudadanos, que maldita la culpa que tenían y tienen del feliz resultado de nuestras ansias reproductoras.

Ahora parece que el asunto está en el lado contrario de la cancha, los niños van a dedicar la noche a llamar a las puertas en demanda de los caramelos, ¡bendita infancia! En el fondo tampoco es que los pobres tengan la culpa, bastante tendrán en la vida, creciendo en la sociedad que les ha tocado vivir y en la que vendrá. 

Así qué ¡feliz Halloween a todos! que la cosecha de caramelos sea abundante y los vecinos amables y generosos. Y les deseo de corazón que tengan la suerte de tener unos padres que, aunque víctimas de la generalización de la tontería, sean capaces de enseñarles cómo se ha celebrado esta fiesta en su país, que lo de los yanquis está muy bien, aunque me parece que mejor estaría en la tele.

Disfruten del día. Un abrazo.


Comentarios

  1. La noche de Halloween se está imponiendo simplemente porque es más irreverente que la de Todos lo Santos. Por otro lado creo recordar que en España no se celebra nada la víspera del Primero del Noviembre, con lo que esa fiesta tiene más arraigo si cabe por que ocupa un nicho, nunca mejor día, vacío y adyacente. Esperemos que la programación de tv esté a la altura éste año.

    Un saludazo.

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  2. "Jaloguín" una adopción a la española...fiesta que prolifera en los colegios con eso del bilinguismo a pasos agigantados, profes, niños y no tan niños van incorporando el multicfiestismo del disfraz, el miedo y la fiesta; fiesta de jaloguín que se lleva festejando desde el viernes y aún durará mañana y.... como poco...Un jaloguín a lo Spain

    Un saludo Miguel

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  3. Dos intentos para dejar este comentario, dos veces que tengo que abrir la puerta, mejor dicho, asomarme por la mirilla para ver a esos monstruitos. No abro. Pero eso sí, las hamburguesas y los baqueros si me molan. CS tiene razón, aprovechan un nicho vacío, pero mañana no irán a honrar a sus muertos como se debe.
    Saluditos.

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  4. Como siempre Miguel Rives Clarito, Clarito y al que no le guste ya sabe, cómo bien dice invento de los grandes almacenes para rellenar este mes medio tristón con resaca todavía de un verano que no acaba de irse,detrás vendrá el temido Diciembre que deja las tarjetas de crédito mas frías que un pingüino y las cajas de los Super,eso super llenas de unos euros que salvo una pequeña parte el resto volara a otros países, todos contentos, los ricos mas ricos, los pobres ni te cuento, pero nos consolaremos pensando que la cuesta de Enero ya no es tan grande como antes ,ahora hay una autovía y vamos mucho mas rápidos hacia un febrero pobre,frio,Gris y triste, esté día de Finados o de todos los Santos debería celebrarse en Febrero, Eso si daría miedo y no el haloguey ese.

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