Resulta penoso, sorprendente no , porque conociendo el ganado con el que nos jugamos los cuartos, a nadie puede extrañar que en estos momentos haya más líderes políticos intentando salvar los
muebles de su incendio particular, que preocupándose por la situación de
España buscando soluciones al embrollo, en el que nos tienen metidos
PSOE, Ciudadanos y en menor medida UP, que esos se han quedado aparcados en el
extremo izquierdo de la alineación, lamiéndose las heridas y preguntándose qué
es lo que ha sucedido para que hayan perdido 1.200.000 votos.
Como soy amable
por naturaleza les daré una pista, comparen la pérdida con los votos que
consiguió IU en las elecciones del 20D y a lo mejor tirando ese hilo encuentran
el ovillo.
Lo que no tiene perdón de Dios es
la postura adoptada por dos de los tres candidatos derrotados en las urnas el
pasado 26J. Me refiero a Pedro Sánchez y a Albert Rivera, ya que si de lo que
se trata es del gobierno de España, a Pablo Iglesias hay que dejarlo aparte,
porque su proyecto e ideología lo deja fuera de cualquier pacto que busque el
apoyo a un gobierno estable que merezca
la confianza de la UE.
Mariano Rajoy, que fue el
candidato a Presidente del gobierno que ganó de calle en las urnas, propone una
gran coalición. Una propuesta lógica, si consideramos la difícil
situación que pasamos, que puede dar al traste con la evidente recuperación
económica que ha permitido un repunte en la creación de empleo, que aunque
insuficiente daba esperanzas a muchísima gente.
Una propuesta que permitiría
llegar a acuerdos en temas fundamentales que todos decían querer afrontar y
que, si somos realistas, ningún partido en solitario puede llevarlas a buen
fin, pero que partiendo de un acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos,
proporcionaría una base parlamentaria que aseguraría las mayorías necesarias para
acometer las reformas constitucionales y los acuerdos de Estado que tanto
necesita la nación.
Pues la propuesta no
resulta aceptable para Sánchez y Rivera, que no quieren un gobierno estable y
están poniendo palos en la rueda de la maquinaria popular, porque si no pueden
evitar la investidura de Rajoy, al menos pretenden conseguir que el gobierno resultante
no sea capaz de aprobar presupuestos y dure lo menos posible.
El hecho de que
esta situación frenaría sin duda la creación de empleo y la recuperación
económica, les importa un bledo; como además de mezquinos son unos cobardes no
se atreven a decirlo a las claras y están buscando la manera de cargar la
responsabilidad del fiasco en las espaldas de Rajoy para poder ir a unas terceras
elecciones sin que el PP consiga la mayoría absoluta.
En el PSOE están que echan las muelas y en Ciudadanos
como son más finos, están que trinan, que siempre ha habido clases. Hay
división de opiniones en ambos partidos. En el PSOE, Pedro Sánchez habla de una
consulta a las bases y manifiesta que callará hasta después del Comité Federal
del 9 de julio. Supongo que en esa fecha tiene planeado descubrirnos algún
secreto de su vida sexual o leernos unos poemas de cambio y progreso, fruto de
su florida facundia literaria, porque si de pactos de gobierno se trata, ya lo
ha dicho todo. No va a apoyar al PP ni por activa, ni por pasiva y la perifrástica
se la fumó, que tampoco está el mozo para muchos lujos.
Los barones están hasta los
mismos pelos de la prepotencia y falta de cintura política de Sánchez que cree va
a mejorar su situación electoral, provocando otras elecciones en las que tienen
muchas posibilidades de “mejorar en negativo” -homenaje a la invención del “crecimiento
negativo” que se sacó de la manga otro ilustre socialista de infausta memoria-
sus resultados electorales y terminar todos ellos en la calle, con lo jorobado
que es ponerse a trabajar, tras tantos años de mamandurria autonómica.
En Ciudadanos, el mosqueo sube a
cada hora que pasa. La mayoría de los intelectuales fundadores de Ciudadanos se
oponen al veto de Albert Rivera a Mariano Rajoy. Boadella, Ovejero, Azúa,
Espada, Giménez Barbat, es decir la mayoría de los que parieron
las ideas, fundaron el partido y escogieron después a Albert Rivera por su cara
bonita y poca cosa más, critican el veto a Rajoy por impertinente, injusto y
extemporáneo y advierten que la postura del pollo pera, les va a llevar a unas
terceras elecciones que pagarán muy caras Rivera y sus fieles. Mientras, Albert
pasea por Bruselas, buscando una excusa que le permita culpar a Rajoy de que no
haya gobierno.
Pablo Iglesias a lo suyo,
preparando una purga y un buen congreso, a la búlgara he de suponer o quizás a la llanera, mientras siembra a través de sus tentáculos
mediáticos la idea de que UP perdió porque los “malos” les robaron de las urnas
1.200.000 votos. El infundio es tan infantil que por ahora ningún podemita con
galones ha salido a sostener tamaña tontería, pero así al menos tienen entretenido al personal, que ha
demostrado que no tiene ni idea de cómo funciona realmente el sistema de
recuento y control de los votos en España. A ver si un día me invitan a La
Tuerka y yo que he dado muchos cursos de interventores electorales se lo
explico con sumo gusto y fina voluntad, que ya está bien de hacer el bacalao.
Mariano Rajoy ha hecho una
propuesta, está dispuesto a negociar los acuerdos que hagan falta, los demás
están intentando salvar los muebles. Unos con la consulta a la militancia,
otros cargando la responsabilidad de su derrota a la ley electoral y el último
instalado en el no sabe no contesta, pero sembrando mierda entre sus
ágrafos votantes y mientras tanto, al interés
general de los españoles que lo vayan peinando.
Es para echarse a llorar.
Totalmente de acuerdo. Magnífico artículo
ResponderEliminarMuchas gracias Alfonso. Muy amable.
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