Al final, va a ser Iglesias el que nos lleve a otras elecciones

¡Y ellos tan felices y contentos...!
Desde el 26J, llevamos los españoles escuchando de boca de todos los líderes políticos que no vamos a ir a otras elecciones y los ciudadanos nos tememos que hay muchas posibilidades de que tengamos que volver a votar este año. Da un poco de miedo escuchar a Rajoy, Rivera, Pedro Sánchez y a todos y cada uno de sus escuderos asegurarnos que, a pesar de que la realidad pinta muy mal, no habrá terceras elecciones, tanta unanimidad resulta sospechosa, sobre todo si tenemos en cuenta que el escenario no puede ser más oscuro.´

Los ciudadanos tenemos la costumbre de buscar explicaciones a las cosas que nos suceden y a veces torcemos un poco la realidad para que el resultado de nuestra introspección nos resulte satisfactorio. Una de las explicaciones más comunes sobre cuál era el motivo para fiar en que no habría nuevas elecciones era que si la cerrazón de Ciudadanos con lo de la abstención técnica o la brutal contumacia del  “no, es no” de Pedro Sánchez bloqueaban definitivamente un gobierno de Rajoy, los ciudadanos iban a cobrarse las cuentas pendientes en las urnas de tal manera, que ante el riesgo de un desastre electoral, alguien haría posible la investidura.

Nadie se acordaba de Pablo Iglesias y sus muchachos, estaba borrado de la ecuación. Fracasó de manera muy importante el 26J y todas las noticias indicaban que a cada día que pasaba se le complicaban más las cosas. Conste que quienes así pensaban, acertaban;  a UP  le iba mal y seguramente le iba a ir peor. 

A fecha de hoy basta  ver los problemas que le están creando a Pablo Iglesias, que anda en ignorado paradero, sus organizaciones de la periferia y el follón que ha tenido en Galicia, donde por mucho comunicado que lancen los podemitas, lo cierto es que Pablo Iglesias se ha tenido que bajar espectacularmente los calzones ante En Mareas y ha perdido su marca en Galicia. Así que como les digo a los podemitas las cosas les van de mal a peor.

En estos últimos días parecía que empezábamos  a ver luz al final del túnel, Albert Rivera y Rajoy se reunieron y a primera vista, las cosas marchaban razonablemente bien, al final entre los “poderes fácticos” y el mosqueo de gran parte de la militancia naranjita habían conseguido que Albert Rivera viera la luz y todos confiábamos que si Ciudadanos pasaba de la abstención al sí, el PSOE tendría que mover ficha y contemplar la abstención que necesitamos todos, para acabar con esta etapa de inestabilidad.

Conste que Pedro Sánchez y la pandilla de fieles que le hacen los coros seguían impertérritos en su negativa, pero se filtraba que Mariano Rajoy había conseguido hablar con el también desaparecido Pedro Sánchez y que igual, a través de acuerdos sobre asuntos de Estado podía construirse un proyecto de colaboración. Garantizar el apoyo desde la oposición del PSOE en asuntos tan relevantes como Cataluña y otros, podrían poner en marcha a los socialistas de una vez por todas.

Desde el 20D nos encontramos con un problema de difícil solución, en el escenario político está Pedro Sánchez enfrentado a la mayor parte de la cúpula de su partido, que ha jurado por el abrigo de Pablo Iglesias Posse, que en cuanto tengan un momento para convocar el congreso, le van a dar una patada en salva sea la parte, que como poco lo van a poner en Tegucigalpa y alguno dirá, pues allá los socialistas con sus problemas y tendría razón, porque al fin y al cabo quien ocupe la secretaría general del PSOE es asunto que solo atañe a la militancia de ese partido. 

Pero el problema está en que ese secretario general que se está jugando la poltrona, ha jugado sus cartas para ganar tiempo y ha utilizado el problema de la gobernabilidad de España conforme ha interesado a su táctica partidista.

Por eso ahora, cuando tantos aplauden la creciente debilidad de Podemos,  no han pensado que esa situación también la han percibido los del equipo de Sánchez, a los que además la última encuesta del CIS les dio un oxígeno que necesitaban con urgencia, porque a pesar de que no les dan un resultado brillante ni de lejos, si les han dicho que subirían algo, muy poco, mientras que Ciudadanos y UP bajarían en intención de voto.

Eso ha cambiado el planteamiento de la ecuación, ya no irían a las elecciones como quien va al matadero, por el contrario  los “sanchistas” de ir a las urnas, conseguirían un mejor resultado que el 26J, lo que legitimaría el “no es no” y además derrotarían a los de Iglesias en esa guerra que se tienen, por ver quién está al frente de la izquierda nacional, lo que facilitaría, en su opinión, la permanencia de Pedro Sánchez en la secretaría general del PSOE.

Así que ojito que entre las filas de los fieles a Pedro Sánchez hay quien está convencido que en Ferraz empieza a amanecer y eso supone que para el resto de españoles se abre una noche tenebrosa y muy negra.

Al final la culpa será de Pablo Iglesias, que en esto de la investidura no ha dicho ni oste ni moste. ¡¡Qué vida esta!!


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