Como trata la izquierda a los muertos, cuando son suyos.


Fernando Macarro asesino y Marcos Ana poeta, son la misma persona
La vida nos demuestra que a veces, no siempre, los que tenemos fe recibimos alguna satisfacción. Todavía colea la muerte de Rita Barberá y se ha hablado muchísimo de como se la trató en vida, pero sobre todo de cómo la izquierda siguió maltratándola cuando ya había expirado.

La izquierda política, la mediática y sobre todo los zurdos presentes en las redes sociales, se acogieron al triste refugio de la hipocresía, la falsedad y la equidistancia y cada uno en su estilo nos explicaron atentamente que la muerte no absolvía a Rita Barberá de sus pecados, siguieron llamándola corrupta, ciscándose en el mandato constitucional de la presunción de inocencia; la acusaron de cómplice de otros casos, señalaron su falta de ímpetu en el combate contra la corrupción y añadan todo lo que hayan leído o escuchado, que será mucho y sobre todo variado.

Curiosamente en las redes sociales se observaba la altísima actividad de gente de Ciudadanos, sobre todo  naturales de Valencia, que insistían una y otra vez en llamar a Rita Barberá corrupta y otras lindezas y se quejaban de la inexistente “beatificación derechosa" de la ex alcaldesa. Hacían bueno aquello de “Excusatio non petita, accusatio manifesta” porque las gentes de la derecha, estaban muy ocupados acordándose de los zurdos y sus señores padres, como para tener presentes a los “riveristas” que hasta en esto resultan irrelevantes.

Pero la diosa fortuna o la providencia, a veces nos ofrecen ocasión para demostrar que la izquierda maltrata a los muertos de la derecha, simplemente por ser de derechas, mientras glorifica a los suyos con razón o sin ella. Ayer en la sección cultural de El País, la biblia progre de toda la vida, podíamos leer un artículo precioso, lleno de respeto y delicadeza, dedicado a la figura de Fernando Macarro, también conocido como Marcos Ana. Comenzaba el artículo diciendo: “Se apaga a los 96 años la voz libre y resistente del poeta Marcos Ana. Fue el preso político que más tiempo pasó en las cárceles franquistas: entró con 19 años y salió con 42”.

Veamos quién es el tal Marcos Ana y qué fue lo que hizo para llegar a ser el decano de los “presos políticos” en las cárceles franquistas. En julio de 1936, fecha que les sonará hasta a las víctimas de la LOGSE, el difunto, que por aquellos tiempos se llamaba Fernando Macarro, se afilió al Batallón Libertad, un grupo paramilitar de las Juventudes Socialistas Unificadas de Alcalá de Henares. Explicaba que quiso ir al frente, pero le mandaron de vuelta a casa por no tener edad suficiente, lo que me resulta increíble porque menores de edad combatieron en  ambos bandos con total normalidad. Lo que parece más cercano a la verdad es que, cuando se dio cuenta que en la sierra de Guadarrama los fascistas contestaban a los disparos, prefirió volver a la seguridad de la retaguardia, donde se dedicó a asesinar y robar con absoluta seguridad a "fascistas" desarmados. 

Menor de edad para combatir, pero no para asesinar y ahí están los hechos que de poéticos no tienen  nada. En la tarde del 23 de julio de 1936, Macarro (Marcos Ana) asesinó de un tiro en la nuca al sacerdote Marcial Plaza Delgado, lo hizo ante las hermanas y los padres de la víctima y pocos minutos después asesinó de la misma manera al padre del sacerdote D. José Plaza Torres. El día 21 de julio asesinó a Augusto Rosado Fernández al que le dio “el paseo” con la excusa de llevarlo a prestar una declaración. Por esas tres muertes, más  las de Francisco Mirón y de Faustino Plaza y por los saqueos cometidos en edificios religiosos y domicilios particulares de los que se lucró, el angélico poeta en ciernes fue procesado y condenado a dos penas de muerte.

Como era menor de edad, Francisco Franco, aquel sanguinario dictador, le conmutó las dos penas de muerte por una de grado inferior, treinta años de reclusión. Salió de la cárcel, gracias a un decreto de Franco "el represor", que en el año 1961 disponía que se pusiera en libertad a todos los presos de la guerra civil que llevaran más de 20 años en la cárcel.

Por lo visto mientras cumplía condena se hizo poeta, bastante malo por cierto, pero jaleado, aplaudido y publicado gracias a las influencias del PCE. Ha vivido muy bien, no se sabe de qué, pero vivió bien y la izquierda se preocupó de presentarlo siempre como una víctima de la represión franquista. El 4 de diciembre de 2009, el ministro de Trabajo Celestino Corbacho notificó a Marcos Ana que el Gobierno acababa de otorgarle la Medalla de Oro al Mérito al Trabajo y éste le contestó: “¿A mí, pero si yo no he trabajado nunca?”.

El 13 de enero de 2010 Patxi López, en nombre del Gobierno Vasco, le entregó el Premio René Cassin de Derechos Humanos. Y ya para rematar el disparate en el año 2013, me parece que fue, se solicitó para él el premio Príncipe de Asturias de la Concordia, presentándolo como poeta, luchador por la libertad y preso político en tiempos de Franco.
Ahora ha muerto y le rinden pleitesía. Luchador por la libertad decían los que le proponían para el Príncipe de Asturias, cuando toda su lucha por la libertad fue dedicarse al asesinato y al saqueo durante la guerra civil, cumplir condena en la cárcel cuando le tocó y después vivir del cuento…comunista, pero cuento.

Así construye sus mitos la izquierda y así les rinde homenaje. El que sean unos asesinos importa poco, porque en el fondo - los que premian, los que aplauden en las entregas de premios, los que proponen los premios, los que mienten para construir una figura falsa - piensan con Fernando Macarro, que los ciudadanos a los que él asesinó, se lo merecían.

¿Saben lo que dice El Mundo sobre él”: “Los escualos de la represión franquista le habían robado 23 años de vida en las cárceles de la dictadura por un delito de primerísima calidad: oponerse a ella desde la orilla del Partido Comunista”. Pues no es así, le cascaron 23 años de cárcel porque era un asesino convicto y confeso, además de un chaquetero que no quiso luchar en las trincheras y prefirió, con la excusa de su edad, vivir la dulce y sanguinaria vida de un miliciano comunista en la retaguardia roja.

Así que si la izquierda es como es, tal y  como demuestra su versión y su visión sobre la  vida del asesino Fernando Macarro ¿cómo vamos a pedirle respeto para una persona de derechas? Habrá quien piense que nos quejamos de vicio, al fin y al cabo ahora nos insultan, pero en el 36 nos metían un balazo en la nuca. Tendremos que reconocerlo, vamos progresando…


Comentarios

  1. Algo así, pero menos docuemtado escribía ayer, o sea que no estoy solo en esa idea de que estamos viviendo en un mundo donde la cobardía se ha instalado en la sociedad, especialmente en aquellos que bien sea porque pensamos que nos queda poco por hacer, pero damos con nuestro silencio la razón a una máquina incansable de mentir como es la izquierda, sus medios, ¿el centro?¿existe eso? pero también consiente y sus medios casi corroboran las mentiras y a veces le quito el casi, me queda una baza que jugar se llama VOX, y no es por hacer propaganda pero su lider es el más claro oponente a estas mentiras casi asentadas y "in crecendo". Resumiendo me sumo hasta la última coma del artículo.

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