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De la grandeza de la democracia a la liquidación por derribo

Valeriano Gómez, ayer le tocó bailar con la más fea

Ayer podíamos leer en la prensa que el Fondo Monetario Internacional nos volvía a mandar un mensaje, durísimo en el fondo aunque políticamente correcto en su forma, pero que no dejaba lugar a demasiadas dudas. Bueno eso tampoco es cierto, en el FMI todavía no se han enterado que aquí los mensajes se manipulan e interpretan a conveniencia, sujetos a las necesidades del interés electoral socialista.

No es que el mensaje explicara nada nuevo, la inmensa mayoría de los españoles tenemos conciencia de que las reformas estructurales “llevadas a cabo” por el gobierno Zapatero han tenido más de elemento cosmético, inspirado en la filosofía del “a ver si cuela” que nos está llevando de cabeza a la ruina; que con la eficacia y la necesidad de su aplicación.

Advertían los del FMI que existen riesgos considerables para la economía española, a la que entienden espera una larga y lenta recuperación, que necesitará de muchos años y de la adopción de gran número de difíciles decisiones políticas. Afirman que las medidas adoptadas son insuficientes y “los riesgos de ir a peor dominan” en las perspectivas de nuestro país. No merece la pena insistir con el FMI, que las expectativas financieras para España – el aumento del precio del dinero – colocan en una situación muy difícil a la financiación del Estado y a la del sistema bancario español.

Bueno dirá alguno, no han dicho cosa distinta de la que llevan diciendo hace mucho tiempo. Cierto, repiten una vez más un mensaje que desgraciadamente no llega al interlocutor que debiera recibirlo. Parece que ignoran que D. José Luis Rodríguez Zapatero, no sé yo si es que estas cuestiones ya le importan un bledo o es que se encuentra tan sobrepasado por la realidad de su enorme fracaso que anda en otros asuntos que considera más interesantes, tales como aquellos dirigidos a mantener su particular interés y el de su candidato.

Ayer pudimos ver, aquellos que tuvieran el interés suficiente para ello, las interminables maniobras dilatorias del PSOE, más propias del filibusterismo parlamentario de los USA que de nuestras costumbres parlamentarias; digo que asistimos a una ceremonia en la que la confusión, la falta de previsión y la incapacidad para llegar a un acuerdo útil para el interés general, obligó una vez más al grupo parlamentario socialista, es decir al gobierno de ZP, a ponerse de rodillas ante los de CiU y el PNV para suplicar una simple abstención.

Para conseguir la convalidación parlamentaria del Decreto Ley que regula la negociación colectiva, aplicaron la vieja filosofía zapateril resumida en aquella frase de nuestro Presidente que decía “me cueste lo que me cueste”, y una vez más los españoles pagaremos las consecuencias del mantenimiento a toda costa en el poder de un Presidente, inane ante los acontecimientos, e incapaz de llevar el timón de este país.

Ayer en el Congreso de los Diputados José Luis Rodríguez Zapatero pagó un precio altísimo, probablemente uno de los peajes más importantes a lo largo de su trayectoria en la Presidencia, con un único objetivo, ganar más tiempo para permanecer en la Moncloa, aunque visto lo que hay no entiendo qué finalidad persiga, más allá del mantenimiento de la vieja tradición hispana de “sostenella y no enmendalla”.

Zapatero, acorralado y sin margen de maniobra, terminó aceptando todas y cada una de las exigencias de lo más granado del nacionalismo especializado en sacar ventaja política de las desgracias de España. Incapaz y sin argumentos de autoridad, Zapatero acabó aceptando, entre otras, la exigencia de ambas formaciones nacionalistas, para que los convenios colectivos autonómicos prevalezcan sobre los estatales.

Fue tan dura la derrota, fue tal la sumisión a las exigencias nacionalistas, que los del PNV, que desde luego retrataron su miseria moral, se mofaron de ZP y su gobierno. "En mi trayectoria política y parlamentaria jamás he visto un caso semejante", llegó a afirmar con sarcasmo el portavoz del PNV al valorar la recompensa obtenida por una simple abstención. Creo que no hace falta insistir, pero si todavía albergaran dudas al respecto, otra gracieta producto del retorcido humor peneuvista puede ser que les convenza: Erkoreka tildó de "logro histórico" lo obtenido por su partido con su maniobra parlamentaria.

Así que la convalidación del Real Decreto se aprobó únicamente con los votos del PSOE, lo que da idea de la situación de ese partido y del gobierno que sustenta. Una debilidad que hace pensar con pavor en lo que pueda suceder cuando llegue la hora, si llega, de aprobar los Presupuestos Generales para el ejercicio 2012, si antes no se convocan elecciones anticipadas.

Pues ya saben, de lo poco que nos quede, Zapatero tendrá que pagar el obligado tributo a los nacionalistas para sacar adelante los Presupuestos, eso o el adelanto electoral a lo que se resiste con un entusiasmo digno de mejor causa. Un espectáculo denigrante el de esta almoneda de lo nacional, destinada a favorecer la presencia de ZP en el poder, mientras los nacionalistas se llevan lo poco que nos pueda quedar.

No crean que son cosas mías que cojeo de la derecha una cosa mala, basta leer el titular que hoy publica La Vanguardia, antes Española, ahora de Barcelona que dice así: “Zapatero, agónico y griego, evita que PNV y CiU le den la puntilla”

A Zapatero ya ni siquiera le queda dignidad pública; tras soportar la mofa de los del PNV sentado en su escaño con ademán impasible, declaró impertérrito que estas cosas constituyen “la grandeza de la democracia”

Que quieren que les diga, a mí me parecen más propias de una liquidación por derribo.



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