Hospital de Fuerteventura, retocado y hundido

Al Hospital General de Fuerteventura últimamente le ha pasado casi de todo, desde acometer su remodelación sin hacer los estudios geológicos previos por lo que en la construcción de la primera fase se han tenido que “fumar” un sótano y parte de un ala a ignorar que la experiencia aconseja y la ley obliga a que cuando se presenta un proyecto de remodelación que supone la edificación de dos plantas sobre lo ya construido, hay que llevar a cabo un estudio que garantice que la estructura existente aguantará la carga prevista, estudio que debía estar guardado en la misma carpeta en la que se encontraban el estudio geológico y vaya a saber uno por qué se ha extraviado, toda vez que ahora resulta que no se puede edificar encima de la planta existente del viejo hospital modular que terminó su vida útil en el año 2010 y por tanto el proyecto tal y como se aprobó no se puede llevar a cabo.

Decía pues que al Hospital le ha pasado casi de todo y claro con él han sufrido diversas y variadas vicisitudes, todas o casi todas ellas negativas, los pacientes y el personal que trabaja en esa infraestructura, presuntamente sanitaria.

Pero faltaba lo que sucedió el martes, todos ustedes saben que sufrimos una borrasca importante, aunque en Fuerteventura las tormentas y los presupuestos llegan hasta aquí convenientemente ordeñados. Pero a pesar de que en Puerto Rosario, sede del Hospital, llovió bastante menos que en el sur de la Isla éste se quedó incomunicado por el agua que llevaba el Barranco de Negrín, cuyo cauce a la altura del hospital está ocupado por la rotonda que da acceso a esta infraestructura.

Qué hace una rotonda de una autovía en mitad de un barranco, forma parte del profundo amor por lo surrealista que nutre el acervo cultural de los responsables públicos de estas islas. Quién fue el genio capaz de proyectar una rotonda en la mitad del cauce de un barranco, unos metros por debajo del nivel del hospital y también por debajo del nivel de la A-2, la vía de comunicación más transitada de Fuerteventura y a cuya infraestructura pertenece la rotonda submarina, es una buena pregunta que como todas quedará sin respuesta. Lo decía ya Machado, un ingeniero que trabajó en su día en Obras públicas: La rotonda ha venido, nadie sabe como ha sido.

Pero lo que resulta para nota alta es que a nadie, salvo honrosísimas excepciones, se le haya ocurrido poner el grito en el cielo por semejante estupidez. En el hospital no debe existir nadie que se ocupe de la seguridad y la coordinación de emergencias. Ahora el nuevo Director del Área de Salud de Fuerteventura, el cuarto en cuatro años, ha anunciado que está prevista una reunión de trabajo (sic) entre el Cabildo Insular, el Ayuntamiento de Puerto del Rosario y una representación de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias.

Bien, nos tranquiliza bastante que la reunión anunciada sea de trabajo y no para darse masajes relajantes o comentar la última novela de Vargas Llosa o ver las repeticiones de los goles del partido Barça-Madrid, van a trabajar ¿en qué? eso nadie lo sabe salvo la Consejería de Infraestructuras del Cabildo desde la que se han propuesto dos soluciones.

La primera seguro que no se lleva a cabo, supone la construcción en altura de la rotonda de marras y eso cuesta una pasta y entre que los de Rivero hacen una derrama o una cena-bingo para reunir los fondos puede volver a llover y se lía. La segunda tiene toda la facha de ser una obra del tipo que gusta a las autoridades del Cabildo, una chapuza como la copa de un pino.

Se propone desde la Consejería de Infraestructuras “habilitar un acceso directo desde la autovía destinado exclusivamente para casos de emergencias”. Uno no puede menos que pensar qué diablos pinta el Cabildo y la Consejería de Infraestructuras, ausentes cabría añadir al sonoro título, en esta fiesta.

La autovía es responsabilidad del Gobierno de Canarias y del Hospital cabe decir lo mismo, por qué no está ya aquí el equipo de Obras Públicas estudiando el asunto y dando solución y fechas de comienzo y finalización de la obra, es algo que nos gustaría saber. Porque estamos en diciembre y quiera Dios que un mal día no jarree agua en Fuerteventura hasta decir basta y en esa misma jornada suceda alguna desgracia. Pero no nos pongamos trágicos, quizás esto tenga una solución relativamente sencilla. Vamos a ello.

Esto se arregla comprando un par de submarinos chiquititos, se les pinta la cruz roja correspondiente y se ponen en manos de la guanchancha las primeras ambulancias submarinas del mundo mundial, con lo que el obstáculo de la rotonda sumergida queda brillantemente solucionado, quede claro que desde aquí también colaboramos con el gobierno de Rivero.

Mientras, los majoreros seguiremos dejados a la mano de Dios que aquí nadie espera nada del gobierno nacionalista y sus cómplices de CC/AM.

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