La cuadratura del círculo vicioso

Iba a comenzar esta “entrada”, afirmando que la economía nos está dando, a los españoles, muchos disgustos y que peor se iba a poner. La economía nos da malas noticias, desde luego. Aunque me parece que resultaría más sencillo considerar qué es, en lo público, lo que nos da buenas noticias.

Si hablamos de política exterior, nos damos de bruces con lo del Sáhara; pensemos en algo más cercano y consideremos como ha ido la implementación de la Ley de la Dependencia, buque insignia de la política social, del gobierno de la nación; ha sido un auténtico desastre. Paradigma de aquello que dice: “Mucho ruido para tan pocas nueces”.

Defensa, Industria, Comercio, Turismo, Educación, Transporte, Sanidad… para que seguir, resultaría extremadamente difícil decidir, cuál es el sector que peor funciona. No sabría decir cuál va a ser la locomotora que tire del PIB de este país para que con ese tirón, consigamos reducir, aunque sea en una mínima proporción el monstruoso fenómeno del paro.

Obligatoriamente las noticias de la financiación de la deuda tienen que llamar nuestra atención. La deuda y su financiación, nos dan la medida de la capacidad que vamos a tener o no, de salir de la presente situación. Las diferencias importantes - el rechazo durante esta semana a las compras masivas de deuda por parte del BCE, los eurobonos o la utilización del fondo de rescate para adquirir títulos soberanos- mantenidas entre Zapatero y Merkel, no nos han ayudado demasiado, ni tampoco las declaraciones conciliadoras de la alemana de hace unas horas.

Tenemos un problema nacional y constituimos un problema para la UE, no creo que seamos capaces de salir adelante, fiando sólo de nuestras fuerzas, y si recurrimos al salvavidas de la intervención, las condiciones van a ser, en el mejor de los casos, draconianas.

Las últimas cifras de las subastas de deuda pública dan miedo, la financiación de nuestra deuda se ha encarecido una media del 32% sólo en este año. En cifras absolutas esa subida supone, alrededor de 1.600 millones de euros. La financiación de la deuda, consume el sacrificio que están haciendo los pensionistas españoles con la congelación de sus pensiones, que in illo témpore, suponían 1.500 millones de ahorro.

Así que, si hoy por hoy la financiación de la deuda es superior al ahorro conseguido a través de la medidas que ha implementado nuestro gobierno, que no será lo que nos espera para el año que viene, año en el que tenemos que refinanciar sobre 180.000 millones que vencen, entre deuda pública y bancaria.

Por muchas manifestaciones tranquilizadoras que hagamos, no vamos a poder ocultar la enorme vía de agua, que para la economía española, supone la deuda de las comunidades autónomas, y tampoco el retraso en aplicar las medidas correctoras, prometidas por el gobierno de Zapatero.

Alguna de las empresas que controlan el riesgo financiero afirma que “Hay crecientes dudas del compromiso y la capacidad del Gobierno español para aplicar las reformas profundas estructurales que se necesitan.”

No es raro por tanto que el coste de financiación suba, los mercados no fían ni de nuestra capacidad, ni siquiera de la voluntad del gobierno para llevar a cabo las reformas. Si hablamos de pensiones, todos sabemos que no hay otro remedio que subir la edad de jubilación a los 67 años. Es una imposición de la UE, y por otra parte, la única medida que pueda salvar de la quiebra al sistema público de pensiones en España.

Zapatero, ha anunciado que el día 28 de enero será la fecha límite para aplicar la medida y que la va a imponer con consenso o sin él, pero, no lo ha podido evitar y ha añadido que se aplicará con “flexibilidad”. Los españoles ya sabemos lo que supone, se reserva un espacio para intentar una jugada de las suyas. Pero resulta que en Europa ya lo conocen, los de la UE, el BCE y, naturalmente, los distintos jefes de gobierno, por tanto malo.

Aunque la cuestión no deja mucho espacio para las elucubraciones, en enero de 2011 se retrasará la edad de jubilación hasta los 67 años, y además parece que el período de cálculo será de 25 años, en vez de los 15 actuales o los 20 que se proponían; lo que significa automáticamente una pérdida para la capacidad adquisitiva de la pensión. Más años cotizando para cobrar menos. Este va a ser el inevitable resultado.

Y aunque, por ahora, los controladores, los constitucionalistas, la candidatura socialista, el estado de alarma y otras zarandajas tienen entretenidos al personal. La verdad se abrirá paso y nos encontraremos frente a un panorama desolador. Una deuda prácticamente imposible de refinanciar y por tanto más sacrificios, mas paro, más impuestos y unas pensiones aún más debilitadas.

Estamos asistiendo a la imposible tarea de cuadrar el círculo vicioso, que ha creado la política suicida de endeudamiento de nuestros gobiernos; el central, seguro y los autonómicos, no nos olvidemos de ellos. Sólo un drástico cambio nos va a permitir salir de esta situación; si no nos aplicamos a ello, tendrán que venir a rescatarnos. Entonces, las condiciones las marcarán otros…



























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