El alto politiqués


Ya he explicado en alguna ocasión, que es eso, a lo que yo llamo el politiqués. Se trata de un idioma muy parecido al castellano, de hecho los menos avisados los confunden, que utilizan sólo los políticos y que les permite decir cosas que son percibidas por el ciudadano de una manera, cuando realmente lo que ha dicho, el político de turno, significa precisamente lo contrario de lo que hemos creído percibir.

Ayer hablaba de la mentira que se utiliza profusamente en la vida política, el politiqués no es formalmente una mentira, aunque forma parte de la familia de la mendacidad. Veamos un ejemplo, para que nos entendamos todos sin ningún género de dudas. Hará un par de días se firmó lo que se conoce comúnmente como “Pacto Social”; pero que realmente se llama -abróchense los cinturones, nos acercamos a unas turbulencias- se llama, digo: “Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones” que no me dirán ustedes que no es un título sugerente. Politiqués, pero alto politiqués, que hasta en esto de la mendacidad siempre ha habido clases.

Resulta que para crecer y garantizar las pensiones, lo primero que hacen es meternos un recorte de derechos, monumental. Ellos dicen que te garantizan la pensión, aunque, eso sí, te vas a retirar dos años más tarde, te calcularán el montante de la pensión teniendo en cuenta tus cotizaciones durante veinticinco años en vez de los quince de siempre y necesitarás haber cotizado, por ahora, 37,5 años en vez de 35 si quieres tener una pensión medianilla. Visto lo visto, me parece una coñita de mal gusto lo de llamar a este hachazo “Pacto Social”

Lo del Pacto Social es el paradigma del politiqués. No mienten, lo del recorte de las pensiones tiene que ver con los componentes de esta sociedad, pero dicho así tiene una connotación positiva, aún cuando lo que se produzca, represente un auténtico desastre para los derechos de los trabajadores. ¿Lo ven? politiqués en estado puro.

Y ¿quién ha firmado este pacto? Pues los agentes sociales, ¿mande?, los agentes sociales, ¿y esos quién son?, pues los representantes de los sindicatos, los empresarios y el gobierno. Otra manera de llamar en politiqués a unos sindicalistas, sólo de UGT y CC.OO., organizaciones que no representan a los trabajadores, que se ponen de acuerdo con unos empresarios que tampoco representan demasiado al empresariado nacional, aunque eso sí, ambas partes convenientemente “engrasadas” por las generosísimas subvenciones que concede Zapatero y pagamos nosotros y bajo la tierna mirada de ZP y su ministro de Trabajo, ex sindicalista de pro.

Dice uno de los firmantes de este flamante Pacto Social, concretamente el representante de la CEPYME, ojo el de la pequeña y mediana empresa, cuyos asociados representan más del 82% del total del PIB de este país, que el acuerdo no es suficiente como para ser útil. Bueno y si no es útil ¿a qué viene firmarlo? O es que en esto del Pacto Social pasa lo mismo que con la reunión con el sátrapa marroquí, en la que “lo más importante era la foto”, tal como le dijo el Presidente Zapatero al rey alauí, y que gracias a un micrófono abierto, pudimos escuchar todos.

Lo que se ha firmado no es nada, ni es un pacto –uno de los firmantes denosta el contenido del mismo- ni es social, tal y como entiende la mayoría de los ciudadanos la utilización del adjetivo, ni sirve para que crezca la economía, el empleo ni garantiza las pensiones. ¡Qué no, qué no las garantiza! Otro de los presentes, Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, ya advirtió que éste era el primer paso, pero que en poco tiempo habría que acometer otras reformas, que es como se dice recortes en politiqués.

Ayer fue la mentira, hoy el uso torticero del lenguaje, todo ello presidido por la más absoluta desvergüenza. El de CEPYME, que firma un documento al que tilda de inútil, el ministro de la cosa, que ya advierte que esto no ha hecho más que empezar, los sindicatos –UGT y CC.OO- ocupados en hacer caja y Zapatero intentando aprender a decir buenos días en alemán, que llegaba la Merkel, a pasar revista a los asuntos españoles y había que andarse con cuidado.

Así nos van las cosas, y luego nos quejamos…. Claro que lo hacemos en la barra del bar o si usted es fumador, en la puerta de la tasca y muchas gracias. Mientras, el uso del politiqués sigue creciendo de manera exponencial, con eso parece que nos tienen tranquilos. ¡¡Bendito sea Dios!!

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