Paulino y ZP ¿amores reñidos, amores queridos?


Parece por lo que podemos leer en los periódicos, que Zapatero y Paulino Rivero se profesan un amor difícil de superar, profundo y sincero, como el de la canción, aunque con problemillas. Han sucedido una serie de escenas en el Congreso de los Diputados, sorprendentes. Me imagino que los más sorprendidos, hayan sido los del PSC-PSOE, que con José Miguel Pérez a la cabeza, tuvieron que sufrir una intervención zapateril que les debe resultar difícil de aceptar.

Por aquello de los dos votos de CC en Madrid o motivado por ese amor personal que se profesan, José Luis Rodríguez Zapatero decidió poner una pica en Flandes o quizás sería mejor decir en El Sauzal y aplicar una buena dosis de vaselina a los de CC, que estaban muy molestos por alguna intervención socialista durante el Debate de la Nacionalidad en el Parlamento de Canarias.

Por si ustedes no lo saben el socialista Manuel Marcos Pérez calificó a Paulino de “antisocial e inmoral” o de “inmoral y antisocial” que el orden de los factores no altera al producto y le acusó de avivar la confrontación Estado, Canarias. Parece que el asunto no gustó nada a las fuerzas nacionalistas y allá que se fue Oramas a pedir explicaciones al presunto socio preferente de Coalición Canaria.

Zapatero, que es de los que piensan que París bien vale una misa o un desayuno de oración y que parece no sentir demasiado amor por sus correligionarios en el Archipiélago, se apresuró a afirmar que: “Rivero es una persona que dialoga, y si hace falta lo diré en Canarias”, sonrió, levantó las cejas, miró de soslayo al escaño de Perestelo, fuese y no hubo nada.

La afirmación de Zapatero deja con el culito al aire al portavoz socialista en el Parlamento de Canarias. La excusa, aunque no expresada explícitamente, la advertencia directa -si hace falta lo diré en Canarias- deja in puribus a los socialistas canarios que han tenido que decir, eso tan socorrido de que el portavoz “estaba respaldado por el grupo y el partido” que es cosa balsámica y de gran consuelo.
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Lo que agrava las cosas, pues la presunta defensa, pone de relieve que PSC-PSOE y Zapatero disienten en asuntos fundamentales que afectan directamente a los intereses electorales socialistas. Parece que José Miguel Pérez y sus chicos tienen que pelear en Canarias con una mano atada a la espalda. Y que si se pasan, como parece que así ha sucedido, desde Madrid se les corrige en público y aquí paz y más allá la gloria celestial.

Claro que también dijo ZP que estas cosas son propias de la oposición y que es natural que se digan cosas así, cuando uno no gobierna. Pero está claro que la afirmación de Zapatero, sobre el espíritu dialogante de Rivero y la de Manuel Marcos Pérez, que sostiene que Rivero ha avivado la confrontación entre el gobierno de ZP y el suyo, no pueden convivir en la realidad de las cosas, son exactamente antagónicas; por lo tanto merecería la pena que los socialistas de toda laya y condición se pusieran de acuerdo, antes de hablar.

Nuestra amiga, la señora Oramas, que parece ser tenía la misión de defender a la figura del líder del Sauzal, tuvo una intervención, en la que para ser claritos se pasó siete pueblos e incomprensiblemente aprovechó para lanzar tres o cuatro pedradas importantes al techo de cristal de su propia organización y al del pacto que sostienen CC y el PSOE.

Arremetió, contra las políticas sociales del gobierno, que conviene recordar, tuvieron el apoyo parlamentario y mediático de los de Coalición Canaria. A alguno quizás pueda extrañar, por contradictoria, la postura de la diputada nacionalista, pero estas cosas para Oramas, son un auténtico juego de niños.

Así que nos encontramos en una situación que define perfectamente la incapacidad, que tienen los del PSOE, los del PSC y finalmente los de CC, para hacer frente a los problemas desde la coherencia y el rigor.

Mal Marcos Pérez, acusando de avivar pleitos a quién tiene firmado un pacto con su partido y le ha sacado las castañas del fuego a Zapatero, Secretario General socialista. Los nacionalistas no pueden ser a la vez amigos y enemigos de los del PSOE.

Mal Zapatero, que desmiente al portavoz socialista canario y bien que indirectamente lo desautoriza, dejando a sus fieles en Canarias en una posición muy incómoda.

Mal Paulino Rivero, que reconoció los días del Debate de la Nacionalidad, que se había aprovechado de la debilidad de ZP, para conseguir lo que quería. ¿Pero esto del acuerdo en Madrid no se hacía por sentido de Estado?

Mal Oramas, que llevada por la defensa de la figura de Paulino, critica acerbamente las políticas que sólo se pudieron implementar gracias a su voto.

Del PP nada hay que decir, porque no pasaba por allí, que conste, que si no…. ¿Oiga, entonces es que aquí no se salva ni el apuntador? Usted lo ha dicho amigo mío, ni el apuntador.




































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