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Buenas noticias… mosqueo

El paro disminuye

Vivimos en un país, rectifico, tenemos la suerte de vivir en un país que tiende irremediablemente hacia el surrealismo, lo que a veces resulta divertido y en ocasiones nos lleva a situaciones difíciles. Desde siempre los españoles hemos sido bastante raritos, ahí está la leyenda negra sobre España cuyos principales valedores hemos sido… los propios españolitos. Somos capaces de lo mejor y de lo peor y eso sin que medie fenómeno alguno que justifique ese cambio de actitud y aptitud. Pero el problema económico que sufrimos en la actualidad ha terminado de liarnos las ideas. No voy a calificar el fenómeno, basta que se fijen ustedes un poco y percibirán cómo de raro y difícil reaccionan muchísimos ciudadanos a las consecuencias de la crisis.

Es muy cierto que lo estamos pasando mal, hace mucho tiempo y lo que te rondaré morena, aunque a cuenta de la presente crisis la gente ha ido adoptando una actitud, rara, no me gusta mucho decir rara de cojones porque está feo, espero que sepan ustedes excusar la expresión, pero desde mi punto de vista es la que mejor define a esa actitud, al menos es la mejor de las que se me ocurren, que tampoco vayan a pensar ustedes que son demasiadas.

Cualquiera que no sea español, pensaría que unos ciudadanos que llevan tanto tiempo aguantando marea a base de bien, estarían esperando como a la celebérrima agua de mayo, alguna noticia que les pudiera abrir el ánimo a la esperanza, por débil que ésta fuera. Pues no es así, muchísimos españoles esperan todos los días las noticias, mejor que noticias habría que decir las desgracias que les sirven los medios de comunicación, que juegan al catastrofismo y sobre todo las redes sociales, que para dar malas noticias son algo fantástico.

Un ciudadano, le da hoy en día un repaso a Facebook  y si no está habituado, a la media hora sale con una depresión de caballo que le va a dar trabajo a su psiquiatra durante años. Este ejercicio en el que han colaborado tantos, ha conseguido crear un fenómeno absolutamente extraño, sólo son bien recibidas las malas noticias y se hace con más entusiasmo, cuanto peor sea la desgracia o el escándalo que se anuncie. Da igual si lo que se dice tiene pies y cabeza o no los tiene, nadie entra a juzgar su veracidad por muy disparatada que la noticia sea, es más, cuanto más disparatada sea la afirmación, más y mejor se acepta.

Sin embargo cuando algún suicida, que aunque a ustedes les cueste creerlo todavía quedan, se le ocurre “colgar” una noticia, un dato, una opinión que remotamente huela a positivo, se le echan encima los catastrofistas profesionales que junto a los sagrados guardianes de las esencias del cataclismo, el desastre y la desgracia, lo ponen como chupa de dómine. Ya para que les cuento la que se organiza si alguno de los ciudadanos que se atreven a anunciar buenas noticias, sale respondón - que alguno hay - de inmediato la horda catastrofista le salta a la yugular virtual y lo trituran.

Esto es así, entre la izquierda que no le ha perdonado todavía a Rajoy que se atreviera a ganar las elecciones, que digo yo que el cabreo lo tendrían que pagar con ZP y Rubalcaba que fueron los que se encargaron de cosechar la mayor derrota electoral que hayan contemplado los siglos y bastantes votantes de la derecha, que siguen empecinados en creer que existen las varitas mágicas y como son unos acomplejados de narices pretenden hacerse perdonar el haber votado al PP, como si haberlo hecho a ZP fuera para premio, se ha creado un ambiente en que sólo son bien recibidas las malas noticias, porque así pueden, los que viven de la desgracia, seguir ejerciendo esa terrible filosofía que practican alegremente tantos españoles que son capaces de quedarse tuertos, a condición que el adversario se quede ciego.

Este proemio viene a cuento de la noticia que ayer recibimos sobre el paro y que se encargaba de anunciar el Instituto Nacional de Estadística que publicaba la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre, cuyo contenido les ha amargado las vacaciones a unos cuantos que se han quedado transidos de  dolor, cuando se han dado cuenta que los datos de la EPA eran positivos, bueno para ser sincero diré la verdad, extremadamente positivos.

Tras aplicar la correspondiente desestacionalización se observa un descenso del desempleo del 3,12%, confirmándose la tendencia a la baja de los últimos cuatro trimestres. Para los que gustan de cifras absolutas, el paro bajó en 310.400 ciudadanos. Pero dónde no ha tenido piedad alguna el INE para con los amantes de la desgracia, ha sido en los datos de creación de empleo. Nos dice la EPA, esa estadística tan querida para los que siempre lo encuentran todo mal, que entre abril y junio de este año, se crearon 402.400 empleos, el mayor incremento de la ocupación desde el segundo trimestre de 2005. Respecto al último año, la ocupación ha aumentado también en 192.400 personas. Estamos creando empleo neto en términos interanuales a un ritmo del 1,1%. Lo que es una noticia magnífica.

Si ustedes son de los que se alegran de las buenas noticias, no se preocupen ya se encargarán los agoreros de amargarles la sentencia, que les explicarán todo lo malo que lleva aparejada la noticia. Aunque cueste trabajo no aceptarla como buena, habrá quién le saque la punta al lápiz para quitarle la importancia que tiene. Naturalmente que la noticia podría ser mejor, pero es la cifra más buena desde el año 2005, lo que ya es decir.

Una muy buena noticia, que va a ser muy mal aceptada por aquellos que siguen jugando a cuanto peor, mejor, aunque hipócritamente se lamenten por lo mal que lo pasan los españoles. Hoy hay gente de luto en algunas cúpulas políticas. Al PSOE le crecen los enanos, Podemos les ha llevado a votar en Europa una propuesta sobre los desahucios - a ellos, a los inventores del desahucio exprés, a los que presumían de la creación de juzgados dedicados exclusivamente a ese menester - con tal de imitar a Podemos los socialistas han votado con Podemos y contra ellos mismos y ahora, tras tragarse el sapo de los desahucios, resulta que comenzamos a crear empleo neto.


Insisto, es una buena noticia que naturalmente podría ser mejor. Pero eso  que el pesismista de turno se lo cuente a esos cientos de miles de  compatriotas que han comenzado a trabajar, todo eso lo de la temporalidad, la precariedad y lo que se les ocurra, que se lo digan a esas familias que por fin han visto a sus hijos salir del paro. Y con ello no le doy mi particular bendición apostólica al gobierno de Rajoy, pero seamos justos, ha podido por fin dar una buena noticia para todos y yo me alegro, no por él, pero sí lo hago por todos los españoles.

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