De visita, todos somos buenos y en las entrevistas dominicales, extraordinarios


No sé si lo percibo así debido a la dulce somnolencia que tras la comida dominical se apodera de la mayoría de los lectores o se debe a la particular manera de encarar las ediciones dominicales de nuestros periódicos, pero siempre me ha llamado la atención la gentileza con la que se producen entrevistados y entrevistadores. Nada de periodismo comprometido, nada de contra preguntas inquisitivas o comprometedoras. El entrevistador pregunta y el entrevistado contesta con la máxima libertad y amplitud; una doble página llena de tranquila y serena amabilidad.

En eso pensaba este domingo mientras que, después de comer, leía la entrevista a José Manuel Soria que publicaba La Provincia. No es que esperara nada espectacular, me parece que ha quedado clara cuál es mi opinión sobre las entrevistas publicadas en las ediciones dominicales, pero Soria es un personaje que siempre da juego y la esperanza es lo último que se pierde.

No sé si ustedes tuvieron la oportunidad de leerla, si así fue supongo que se quedarían tan estupefactos como un servidor ante el canto al consenso que entonó el Sr. Soria en las páginas de La Provincia. No me dirán que no tiene su a aquel leer o escuchar a Soria hablar de los aspectos positivos del consenso, un político que por si algo destaca no es precisamente por su amor por el diálogo o por la búsqueda de acuerdos. Me pareció tan falto de credibilidad como si el Capitán Trueno o el Jabato nos impartieran una conferencia a favor de la Alianza de Civilizaciones.

Lo que sí llamó mi atención es que durante la entrevista se hablara sólo de José Manuel Soria. El Partido Popular de Canarias, su papel en las elecciones, sus posibilidades, sus cabezas de lista, todo eso se obviaba o en todo caso se comentaba en la entrevista, pero en función del proyecto personal de su líder. Está muy claro que lo que más interesa en este mundo, a José Manuel Soria es su persona y su carrera política, todo lo que está a su alrededor trabaja en función de sus intereses y si alguno no estaba totalmente convencido de ello, le aconsejo que lea la entrevista y seguro que verá las cosas bastante más claras.

Sorprende la tranquilidad con la que algunos políticos hablan de asuntos que cualquiera pensaría que mejor sería olvidarlos y que sin embargo son utilizados como elementos positivos a pesar de la indiscutible carga negativa del suceso. En ese sentido resulta paradigmática la afirmación de Soria, que en la entrevista recuerda: “He sido ponente en dos ocasiones en los congresos nacionales de mi partido” y lo aduce para subrayar su importancia personal en la cúpula popular.

Honradamente creo que su actuación en la ponencia en Valencia es como para no recordarla. Todos los que tenemos memoria, tenemos presente la turbia conducta de José Manuel Soria, que fue el que a través de su actuación en la redacción de la ponencia, aportó el tajo y el hacha con los que se decapitó, políticamente hablando, a María San Gil. Una acción de la que no debiera sentirse muy orgulloso, con la que pagó su pasaporte para -tras abandonar al grupo de Esperanza Aguirre- ser aceptado entre los que apoyaban a Rajoy.

Se burla de la verdad cuando afirma en la entrevista que sus adversarios lo quieren en Madrid aunque sea de Ministro de Marina. No sé yo que pensaran los adversarios de Soria, pero seguro que ese viaje a Madrid lo desea fervorosamente el propio José Manuel que lleva, ni se sabe el tiempo, dedicado en cuerpo y alma a su campaña de promoción “peninsular”. Si su interés está puesto en Canarias lo disimula muy bien, de hecho se han podido oír voces en el Partido Popular que criticaban esa conducta y que exigían dedicara más tiempo al trabajo de promoción de su organización en Canarias y olvidara su obsesión por ser considerado ministrable.

El resto de la entrevista está dedicada a analizar las posibilidades de gobernar de José Manuel Soria y de los méritos de la política fiscal implementada por nuestro hombre y el empeño que puso José Manuel en que se adoptara una política de recorte en el gasto público. Todo lo bueno de la legislatura se lo debemos a Soria y lo malo a Rivero, un trabajo con una profunda carga hagiográfica, sin ningún género de duda.

Nada nuevo bajo el sol, aunque debo reiterar mi extrañeza ante la falta de atención durante la entrevista al PP. Del Partido Popular nada de nada, si se habla de encuestas positivas éstas advierten del éxito de José Manuel, un hombre cuya sombra por lo visto tapa a su partido, queda claro que el único mérito reseñable de los populares canarios reside en estar presididos por José Manuel Soria.

Hasta en Génova 13 se han dado cuenta que Soria sólo trabaja en su beneficio, quizás haya suerte y se lo lleven a Madrid y lo nombren ministro de Marina, ¿qué ese ministerio no existe?, pues oiga, mejor para todos ¿no?


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